Esta novela reconstruye un gran amor empezando por su final, la historia de una pareja que, como tantas, se enamoró, vivió una ilusión, tuvo hijos y peleó contra todo ―contra ellos mismos y contra los elementos: la incertidumbre, la precariedad, los celos―, luchó para no rendirse, y cayó varias veces. Todo amor es un relato en disputa, y los protagonistas de éste cruzan sus voces, confrontan sus recuerdos, discrepan en las causas, intentan acercarse. Feliz final es una autopsia implacable de sus deseos, expectativas y errores, donde afloran rencores sedimentados, mentiras y desencuentros, pero también muchos momentos felices. Isaac Rosa aborda en esta novela un tema universal, el amor, desde los muchos condicionantes que hoy lo dificultan: la precariedad y la incertidumbre, la insatisfacción vital, las interferencias del deseo, el imaginario del amor en la ficción… Porque es posible que el amor, tal y como nos lo contaron, sea un lujo que no siempre podemos permitirnos.
Regla
número 1 para los enamorados: toda historia de amor contiene una posible
historia de desamor. Regla número 2: La pasión, la alegría y la entrega con las
que se ama son proporcionales al dolor, a la desesperación, a la decepción con
las que se soporta la ruptura. Regla número 3. Cuando alguien se atreve a amar,
se arriesga también a desamar y a sufrir una serie de contrariedades que sólo
afectan-lastiman a los enamorados: desenamorarse, ser infiel, ser cornudo, perder la
ilusión, abandonar o ser abandonado, mentir o ser engañado, traicionar o ser
traicionado. Sí, amar tiene una oscura (terrible, grotesca, sórdida, pedregosa)
cara B y es ésa la experiencia que retrata Isaac Rosa en su nueva novela,
curiosamente titulada Feliz final, de
la editorial Seix Barral, en la que (de)construye la historia de una pareja, desde
su ruptura a su enamoramiento, desde atrás hacia delante, desde que está todo
perdido hasta ese momento en el que se rompió todo, en el que la relación
comenzó a pudrirse, a descomponerse, a oxidarse. ¿Qué día se hizo evidente que
no había salvación? ¿Tras qué error la separación era irreversible?
Tiene Feliz final un aire a confesión, a cierto voyerismo: alternando las
voces de ella y él van enfrentándose, armando sus monólogos, con los reproches como única munición. Las
dos caras de la tragedia. Las dos versiones de una guerra. Los dos culpables de una despedida. Antonio y Ángela, una pareja normal a ojos de todos
los demás, decide separarse. O más bien, lo decide él y ella tiene que aceptar.
Y a partir de ahí, se construye la historia o, mejor dicho, se escarba la
historia, porque es un trabajo de arqueología, de ver qué salió mal, de entender en qué
momento quedó sepultado el amor bajo la rutina, la pereza y la desgana. La
novedad de Feliz final es, sobre todo, ese interés por entender las rupturas de una pareja que ha llegado a los cuarenta, en la que sus miembros se debaten entre lo que tienen y lo que podrían tener, entre lo malo conocido y lo bueno por conocer. Y tiene reflexiones
interesantísimas sobre el dinero y el amor, sobre las redes sociales y el amor –seducir,
llega a decir el protagonista, es la gran plaga del siglo XXI-, sobre el amor y
la guerra, sobre el amor y la desconfianza. Es una historia particular, en la que también aparecen el reparto de las hijas, de las cuentas y de los amigos, y en la que se
mete el dedo en la llaga con poca delicadeza, pero con mucha lucidez.
Isaac Rosa, que ya ha demostrado de
sobra su solvencia narrativa con algunas novelas brutales como La habitación
oscura o la brillante El país del miedo, las dos en Seix Barral, tiene un
especial don para el detalle y las pequeñeces, para mostrar lo global a través
de las menudencias. Y además, en una panorama literario que busca cada vez más la
acción y la intriga, el autor se embarca en el fluir de conciencia, en el
monólogo interior, en la confesión exhaustiva. Y engancha. Era éste un proyecto complicado:
hablar del dolor, de la ruptura y del desamor sin caer en los lugares comunes,
sin agarrarse al romanticismo exacerbado o a la pena infinita, sin aburrir al que escucha las desgracias ajenas, pero no hay de qué preocuparse. Isaac Rosa lo consigue: sale indemne, indiscutiblemente victorioso.
Feliz final
habla de lo que no queremos hablar: cuando una pareja, la nuestra, se rompe y
no terminamos de aceptarlo, y nos enredamos en reproches, en guerrear, en analizar qué
hubiera pasado si… si hubiera sido sincero, si hubiera dicho que me encontraba
mal, si no hubiera traicionado. Sí, el amor tiene una parte que no nos gusta
mirar, de la que no nos gusta que nos cuenten y eso es lo que nos encontramos aquí: dolor en grandes cantidades, la decepción del amor. La última novela de Isaac Rosa, que ya va por la segunda edición, habla de algo
más grande que el drama de unos enamorados: de la condición humana, de cómo nos
transformamos cuando estamos en pareja y cómo volvemos a mutar cuando nos desenamoramos.
Y aquí está siempre la pregunta constante, la que late bajo la novela y que planea sobre sus
letras: ¿cómo dos personas que han sido amantes pueden convertirse en enemigos? Aquí está el misterio. Bienvenidos a este paisaje: el de la absoluta devastación.
Pues he visto bastantes reseñas y la verdad es que me llama bastante la atención. Magnífica reseña por cierto"
ResponderEliminarUn saludo :D