Si él hubiera hecho algo horrible, ella lo sabría. ¿O no? Todos sabemos quién es él: el hombre que vimos en la portada de todos los periódicos acusado de un crimen terrible. Pero, ¿qué sabemos realmente de ella, de quien le sujeta el brazo en la escalera del juzgado, de la esposa que está a su lado?El marido de Jean Taylor fue acusado y absuelto de un crimen terrible hace años. Cuando él fallece de forma repentina, Jean, la esposa perfecta que siempre le ha apoyado y creído en su inocencia, se convierte en la única persona que conoce la verdad. Pero ¿qué implicaciones tendría aceptar esa verdad? ¿Hasta dónde está dispuesta a llegar para que su vida siga teniendo sentido? Ahora que Jean puede ser ella misma, hay una decisión que tomar: ¿callar, mentir o actuar?
Aunque
viene precedida del mega-éxito editorial del año pasado –que todavía hoy colea
y que no es otro que La chica del tren–,
La viuda, la fortísima apuesta de
Planeta para esta temporada, no necesita
referentes ni madrinas, ni tampoco aprovecharse de triunfos ajenos, porque
tiene méritos propios para convertirse en el boom de este 2016. Sí, así de
claro lo tengo. Fiona Barton, la autora, ha dado en el clavo con esta desconcertante
historia sobre la confianza que depositamos en los demás, sobre la fe que tenemos en las personas que amamos, algo que podría
resumirse en "No hay más ciego que el que no quiere ver". Las similitudes con La
chica del tren –y será la última vez que la nombre en esta reseña- son varias,
pero sobre todo comparten el perfil de sus protagonistas, dos mujeres a medio
camino entre la tristeza y la locura, frágiles e impulsivas, con más sombras
que luces y en medio de unas circunstancias adversas y/o rocambolescas. Si en
el siglo de Oro se popularizó eso de la "literatura del loco", con un ejemplo
incontestable como El Quijote, ahora le
ha llegado la hora a la literatura de las paranoicas, sí, porque las dos se han
creado un mundo propio, tan extraño, pero tan contundente, que confunden al
lector. Su turbación es tal –vamos, que están como una cabra- que el lector
va leyendo con pies de plomo, intentando no creerse nada, no empatizar, no
fiarse de nada ni de nadie, intentando, al fin y al cabo, sospechar de todo.
La
viuda, como habéis leído en la sinopsis, arranca con una muerte, la del
marido de la protagonista –de ahí el título–, y esto sirve de excusa para
conocer un hecho aún peor: la grave acusación que pesaba sobre él. La novela
trabaja, por lo tanto, en dos escenarios temporales: por un lado, en el
presente, donde la viuda se enfrenta a la soledad, a la presión mediática, al
rechazo popular y quizás al alivio, y también en el pasado, cuando desaparece
una niña de dos años en el vecindario y todos los dedos señalan al marido y, de
paso a ella. El matrimonio se convierte
en la pareja más odiada del país. Ella decide apoyarlo, porque son un
equipo, porque su marido no puede ser un monstruo. Es una historia desconcertante
porque la situación parece tan rocambolesca que da miedo. Fiona Barton ha
conseguido combinar de forma magistral unos ingredientes: el misterio, la
ambientación, los personajes y, por supuesto, la paranoia. ¿Y cuál es el
resultado? Que el lector se espera cualquiera
cosa. Y teme incluso perder un poco la cabeza.
Ya me habréis leído hablar en otras
reseñas de la moda del domestic noir,
esos thrillers que se desarrollan en el ámbito cercano y familiar, donde
cualquiera puede ser el culpable. La
viuda se enclava en este nuevo género que tantas alegrías le está dando al
mercado editorial. La prosa es correcta y pulcra –se nota que está escrita por
una periodista- y el lector va componiendo el puzle gracias a las declaraciones
de la viuda paranoica y misteriosa, de una periodista que sólo quiere tener una
exclusiva y de un inspector de policía que parece abocado al fracaso. Y las
cosas cuadran. ¿Y saben lo mejor? Que no se queda en una dosificación de la
intriga vacía y banal sino que detrás de cada acto, sobre todo de la
protagonista, hay una motivación, un razonamiento psicológico claro y creíble.
Se habla de la maternidad, del fracaso, y también de la pedofilia. Se abordan los límites de internet, las nuevas vías del sexo y, sobre todo, plantea la pregunta de ¿Llegamos a conocer a la gente a la que tenemos
alrededor? O, paraos un momento y decidme, ¿puede ser el amor tan fuerte que no deje ver
nada más?
La
viuda nos mira a los ojos y nos obliga a posicionarnos: ¿qué harías si intuyeras
que la persona que más amas ha hecho algo terrible? Sí, esa cara es la que se
nos ha quedado a todos. Estoy convencido de que sumará lectores (y fanes) por
miles porque la historia es adictiva y tremendamente estimulante, y además, está tratada con mucho tino. Fiona Barton, la autora, ha sabido conectar con el público: sabía lo que estaba escribiendo. Los
personajes tienen cuerpo, son creíbles, y la sucesión de acciones nos va metiendo en
ese ambiente opresor, nos deja sin aire. La viuda nos lleva hasta los laberintos emocionales más oscuros y
nos deja ahí, perdidos. Para esto sirve la literatura, para hacernos las
preguntas más difíciles, para hacernos temblar. Háganme caso, no pierdan de vista esta novela.