FAITH TIENE 12 AÑOS Y VIVE EN ASIA, EL PRIMER MUNDO.Su objetivo es averiguar por que su madre y las demás mujeres del vecindario se inquietan tanto cuando alguien las visita. FAITH TIENE 14 AÑOS Y MALVIVE EN EUROPA, EL TERCER MUNDO.Su objetivo es superar la academia de gladiadores a la que la han vendido por un crimen imperdonable. FAITH TIENE 16 AÑOS Y SOBREVIVE... DE MOMENTO.Ahora cuenta con un único objetivo: venganza.
Vuelven los gladiadores. Vuelve la
esclavitud. Vuelven los combates a muerte. Sí, el universo
futurista que imagina la jovencísima escritora Gema Bonnín y en el que ambienta
su última novela, Arena roja
(publicada por la editorial Nocturna), no se parece en nada al que conocemos. Salgamos,
pues, de nuestra zona de confort y viajemos hasta finales del siglo XXII para
encontrarnos con un orden político totalmente diferente: Asia es ahora la primera potencia mundial, y Europa, la vieja Europa,
sobrevive como puede a la pobreza, a las mafias, al pillaje; se consiente además la compra-venta de personas y se hace cualquier cosa por el entretenimiento, incluso
obligar a dos luchadores a enfrentarse hasta que sólo quede uno con vida. Otras
cosas continúan igual: las grandes empresas y las farmacéuticas siguen
controlando a la población, siguen decidiendo el destino de los pobres. Es en este desconcertante escenario donde conocemos
a Faith, nuestra protagonista, una preadolescente que se cría en un barrio
exclusivo pero que terminará, como dice la sinopsis –no estoy haciendo ningún
spoiler-, vendida como esclava y convertida en una rabiosa gladiadora. Ya queda
esbozado el argumento: una joven que sólo quiere sobrevivir para que otros
paguen por lo que han hecho. La venganza. La sangre. Los tormentos.
Arena
roja
entra dentro de eso tan de moda que llamamos distopía, un mundo torcido y
corrupto en el que lo más difícil parece ser libre (o ser feliz). Una distopía
muy bien hecha, arriesgada, valiente. ¿Por qué? Porque aborda temas actuales y desde una asombrosa madurez: se habla de la
prostitución de jovencitas al servicio de grandes empresarios, de la trata de blancas,
del poco valor de la vida, de la venta de la dignidad para salir de la miseria. Sí, vamos, lo que está ocurriendo ahora en
países del tercer mundo, sólo que con una diferencia: en esta historia, las víctimas son los europeos. En esta novela hay violencia, hay sangre, hay crueldad –y todo en grandes cantidades- en un intento por mostrar un mundo grotesco, por zarandear
nuestras conciencias mientras nos entretenemos. Y hablemos aquí de Gema Bonnín,
de esa escritora que ya nos llamó la atención con La dama y el dragón y que a
sus veintipoquísimos años nos regala una historia bien escrita, muy bien
documentada y contada con pulso. Todos estos logros se valoran más cuando uno
vuelve a comprobar la edad de la autora. Hay talentos que se manifiestan desde la primera juventud.
Piensen, queridos lectores, en los
ingredientes básicos de una novela juvenil. Sí, esos. Arena roja también los tiene. Encontramos acción, misterio, amistad…
y bueno, algún que otro tonteo. No tiene prisas la autora por contar las cosas:
el ritmo, a veces, se vuelve pausado para dar tiempo a asimilar
toda la información nueva. La novela funciona; su estructura es consistente. Y la historia de Faith no se queda aquí porque este libro es la primera entrega de una bilogía en la que la protagonista deberá reconciliarse con su pasado. Y cómo no, encontramos referentes culturales de nuestra generación: la películas 300 o Moulin rouge, o un curioso recorrido por las obras de arte más famosas de Roma. No se pierdan tampoco los guiños al mundo romano, al feminismo (o al machismo) y a las
tribulaciones de un adolescente. Se nota el enorme trabajo de documentación que cimenta esta novela.
Arena
roja es una distopía patria con mucha enjundia, con un poder de
atracción innegable: el mundo futuro que ha creado Gema Bonnín. Aquí hay entretenimiento,
pero también conciencia. Hay acción, pero también una invitación a reflexionar.
Hay literatura, pero también una parte de la vida: lo más vergonzante de nuestra sociedad. Es
una historia valiente y comprometida que se zafa de los prejuicios y les da a
los jóvenes una razón para que abran los ojos: ¿Cómo se lucha contra las
injusticias? ¿Hay un héroe en cada uno de nosotros? ¿Cuáles son las batallas
que libramos para curar el mundo? Más allá de los logros de esta novela –que los
tiene, como han podido leer en la reseña-, valoro el inmenso talento de Gema
Bonnín. No me cabe duda de que seguiremos leyéndote. Felicidades a Nocturna Ediciones por la apuesta y, cómo no, por la portada.PS: Los lectores más delicaditos tendrán que saltarse algunas escenas.
Pues no le hubiera hecho caso a este libro y ahora me has picado la curiosidad.
ResponderEliminarBesotes!!!
¡Buenas!
ResponderEliminarPues, pese al hype que hay por el libro, había leído un par de reseñas bastante duras con él. Confieso que no el tema distópico no me atrae, está muy gastado y dudo bastante de cómo lo aborda la autora. Francamente, creo que no es para mí.
Besinos ^^