Hola a todos. Hoy os traigo una reseña de la novela La fuga de Logan, de George Clayton Johnson y William F. Nolan y publicada por Hidra.
En el futuro, la superpoblación del planeta exige por ley
que la vida acabe a los 21 años.
Quienes tratan de huir son eliminados por los Vigilantes.
Pero, ¿y si un Vigilante decidiera escapar?
Supuso para mí una auténtica sorpresa conocer la publicación
de esta novela por parte de Hidra. Es
una novela de 1967, que gozó de cierta popularidad en su momento, hasta el
punto de contar con una famosa adaptación cinematográfica en 1976. Debido
al éxito de la película se produjo una serie para TV al año siguiente, aunque
esta ya no gozó del favor del público y fue cancelada.
Pues esta serie fue una de mis favoritas cuando fue emitida
por TVE a principios de los años 80 (la película la conocí y vi años después, pero
ya no impactó tanto en mí). Algunas de
sus escenas, principalmente la ceremonia del carrusel al principio del capítulo
piloto, aún hoy conservan su capacidad de fascinación, a pesar de lo tosco
de sus efectos especiales vistos hoy.
Por lo tanto comprenderéis la emoción que me produjo tener
esta novela entre mis manos. Ya en la
sinopsis me encontré con la primera diferencia respecto a mis recuerdos: la edad máxima permitida por la sociedad, 21 en la novela y
30 en la serie. No suponía mayor problema, es un cambio comprensible por
necesidades de producción. Pero es que las
diferencias son muchas, muchísimas más. Casi podría decir que la novela y la película (o la serie, mucho
más similares entre sí) sólo tienen en
común las premisas argumentales expuestas en la sinopsis.
Pero voy a centrarme en la novela, que es lo que motiva que
me asome a esta ventana. En esta
historia se nos plantea una distopía en la cual un superavanzado ordenador
ejerce un control totalitario y global sobre la población del planeta, la cual
está condenada a vivir sólo hasta los 21 años, tras los cuales son eliminados.
Los intentos de transgredir esta norma son impedidos
por un cuerpo de policía, los Vigilantes, dedicados casi exclusivamente
a esta tarea. El ordenador proporciona a
la gente cuanto necesita, que vive ociosa y anestesiada por las drogas, también
proporcionadas por la computadora. Pero
entre la población circula el rumor de que existe un lugar llamado El
Santuario, donde se permite envejecer, lo cual provoca que siempre haya gente que al alcanzar la edad límite
intente huir en busca de ese mítico lugar.
A mi juicio son varios los problemas que lastran la novela. El estilo narrativo elegido no facilita
precisamente la lectura. No sabría decir exactamente de qué manera, pero resulta impersonal, distante y en cierto
modo me alejaba de los personajes y sus circunstancias. Estos, además, no están bien definidos, ni lo están sus motivaciones y
emociones, las cuales parecen no existir en muchos momentos. A pesar de
que la mayoría de personajes son niños y adolescentes, cuesta verlos de ese
modo. Desde luego no tuve en ningún momento la impresión de estar leyendo una
novela juvenil. Tampoco me resultó
verosímil la manera en la que muestra el gobierno global del ordenador. La
acción se desplaza no solo entre diversas ciudades y enclaves de los Estados
Unidos, sino que incluso alcanza las profundidades submarinas y el Polo Norte.
Puedo entender que la obra causara
impacto en el momento de su aparición, cuando el control de la natalidad era un
debate candente en la sociedad y además estaban apareciendo los primeros
superordenadores.
Pero sinceramente creo que el tiempo no le ha sentado bien.
De todas formas quisiera destacar y agradecer el esfuerzo de la editorial Hidra por recuperar y acercar al
público joven de hoy clásicos de género. Espero ansioso conocer qué nuevos
títulos formarán parte de esta lista. Seguro que se esconde alguna joya digna
de ser redescubierta.
Con la colaboración de Hidra
Reseña hecha por Juanjo Grau