viernes, 12 de diciembre de 2014

Anhelos del corazón


A Gemma Ranford le fascina la Historia, y por eso está encantada de catalogar los documentos de los Frazier, una de las familias más antiguas del pueblecito de Edilean. La sorpresa es mayúscula cuando se encuentra con numerosas referencias a la Piedra de los Deseos, un talismán con poderes mágicos del que se dice que concede deseos a cualquiera que ostente el apellido Frazier. Algo tan poderoso pondría en peligro a toda la familia si cayese las en manos equivocadas, pero, al igual que la mayoría, Gemma desecha la información como una mera leyenda. Pero a medida que pasa el tiempo, se da cuenta de que los deseos más íntimos de cada uno de sus miembros se hacen realidad… y mientras tanto, ella se está enamorando locamente del primogénito, Colin.
 Reivindico el derecho a ser cursi (de vez en cuando, con mesura). Todos podemos tener un día tonto y recitar poemas de amor, dibujar corazones en cualquier cuaderno y leer novelas muy rosas. Yo sabía a lo que venía cuando empecé a leerme Anhelos del corazón, la empalagosa novela que publica Ediciones B dentro de su colección Vergara y que está escrita por la superventas Jude Deveraux, con más de cuarenta best-sellers a sus espaldas. A grandes rasgos, narra la historia de una universitaria treintañera que se muda a un pueblecito de ensueño para investigar los antepasados de los Frazier, pero una vez allí, sus planes se desbaratan y, primero, se enamora del sheriff, que además es el primogénito, y después, descubre la existencia de una Piedra de los Deseos que, como su nombre indica, hace realidad los deseos de los miembros de la familia. Así dicho, suena un poco extraño –y lo es-, pero esta mezcla a medio camino entre la novela romántica y el cuento de hadas me llamó la atención. ¿Cómo conseguiría Jude Deveraux combinar todos los elementos y salir airosa? Difícil tarea.
            Anhelos del corazón es prometedora. Sí, el comienzo, aunque típico, engancha. Se lee con curiosidad porque se presenta como una historia amable, resultona y con un potencial notable. La ambientación en ese pueblo de grandes casas señoriales, jardines florecidos y habitantes sonrientes consigue atrapar casi al instante y hace que el lector se sienta cómodo y estimulado, casi como una visita a Disneyland. Los problemas aparecen después... y qué problemas. Asistimos al proceso de cortejo de los dos protagonistas, a las primeras referencias a una piedra que parpadea cada vez que le pides algo, a una historia de amor más propia de dos adolescentes desquiciados que de dos adultos, y poco más. Es aquí donde el argumento titubea, donde la trama pierde fuelle y la investigación pasa a un segundo plano.  
            Insisto en que es una historia agradable y cercana, sin grandes pretensiones, pero con algunos elementos en contra que le van restando brillo. Una pena. Lo primero es una prosa descuidada, muchas veces pueril, donde da igual repetir una palabra hasta cuatro veces en un mismo párrafo, y unos diálogos artificiales. Uno de los protagonistas, en una conversación cualquiera, suelta: Es el sempiterno deseo… No soy capaz de imaginarme ninguna situación en la que alguien diga algo parecido. Son personajes peculiares, sobre todo ella, la protagonista, que está obsesionada con el gimnasio y que tiene charlas con otros sobre los suplementos alimenticios que toman. De su boca salen cosas como: No quiero liarme con él porque no quiero que me llamen robanovios. Le falta un: Jo, tía. Lo peor es la sensación de que la historia va dando bandazos, no tiene un rumbo fijo y que la trama de la Piedra de los Deseos se hace tan previsible y tan ñoña que deja de tener gracia.
            En fin, Anhelos del corazón es una novela rosa –muy rosa-, sencillita y lineal con una ambientación evocadora y una trama mágica que no termina de encajar con la historia de amor. La Piedra de los Deseos, que podría haber aportado mucho, se queda en algo anecdótico en plan: había deseado liarme con Colin y lo he conseguido, ¡qué fuerte! Es un libro que se lee sin apenas esfuerzo y del que seguro disfrutará un público muy concreto. No puedo evitar pensar que la historia está desaprovechada, que con esos elementos Jude Deveraux podría haber hecho algo mucho más potente y más original. Ah, tiene ciertos toques eróticos, por si eso es un plus para algunos.

PS: El narrador tiene varios patinazos, como cuando, ante la posibilidad de que una mujer sea madre soltera, dice: Ningún niño se merece eso.
PS: Sempiterno significa que durará siempre. 

14 comentarios:

  1. Hola! No lo conocía pero me ha picado la curiosidad, me lo apunto ;) Buen fin de semana, un beso!

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  2. Conozco a la autora pero no he leído nada de ella precisamente por ese ramalazo cursi antiguo que tiene.. soy de novela romántica, pero la que no te da un coma por diabetes x)
    me da que no lo voy a leer, gracias por la reseña
    un beeesito

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    Respuestas
    1. No, en coma no, por favor, que te queremos sana. Jajajaja. Un beso fuerte.

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  3. Esta vez no me tientas, cosa que también agradezco...
    Besotes!!!

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  4. No soy muy de novela rosa y como no he leído nada de la autora, de momento no me animaré con este título. Creo que tengo otra novela suya en el kindle así que probaré a empezar por esa
    Besos

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  5. Hola!
    No conocía el libro y la verdad es que tiene buena pinta, me lo apunto a pesar de los patinazos que tiene.
    Un besito, nos leemos^^

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  6. Me he partido de risa con tu reseña. No soporto ese tipo de novelas y menos si tiene todo los rasgos que has comentado y carece de argumento, trama y personajes sólidos. Mi rechazo a estas novelas parece ser "sempiterno" que le voy a hacer ;)

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  7. Por ahora lo voy a dejar pasar que no me termina de convencer.

    Saludos

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