En este debut, Curtis Dawkins, condenado a cadena perpetua por el asesinato de un hombre, retrata la vida de la prisión y sus habitantes. A través de diferentes relatos y narradores, Dawkins revela las idiosincrasias, el tedio y la desesperación de sus compañeros de celda y la lucha de éstos por mantener vivas sus almas a pesar de su situación. También se describen los entresijos de la cárcel: cómo funciona el sistema de trueque, basado en los tatuajes; los juegos de cartas o el tráfico de cigarrillos.
Él es la última sensación en la literatura
norteamericana. Los críticos se han rendido de forma casi unánime a su trabajo,
sus lectores se cuentan ya por miles y su primer libro de relatos va camino de
convertirse en un auténtico fenómeno editorial que traspasa fronteras. ¿Quién
es él? Curtis Dawkins cumple condena en una cárcel de Estados Unidos por matar
a un hombre durante un atraco, posiblemente mientras estaba bajo los efectos de
las drogas. No saldrá nunca de ahí porque la pena que le impuso el juez fue cadena
perpetua. Encerrado toda la vida. Sin posibilidad de reducción de condena. Tiene
50 años y lleva preso casi quince. Él dice arrepentirse, confiesa que no pasa
ni un solo día sin lamentarse por lo que ocurrió. Está casado, tiene tres hijos
y cuenta que su única ilusión es escribir, que siente que ha recuperado algo
desde que habla de lo que le rodea. Y de esto vamos a hablar precisamente
ahora, de su primer libro, Hotel Graybar,
que trae a España la editorial Seix Barral y que no es más que una colección de
catorce cuentos, todos con el mismo escenario, el carcelario, donde ofrece,
desde una mirada lúcida y original, pequeños retazos de la vida entre rejas. La
muerte, el deseo, la amistad. La desazón, la oscuridad y la esperanza. ¿Qué
pasa en la cárcel, cómo son los días, a qué se agarra un preso? Dawkins nos lo
cuenta.
Hotel Graybar es el nombre con el que se
refieren a la prisión los que se avergüenzan de haber estado allí para hacerle
creer a su entorno que están de viaje, que andan fuera de la ciudad durante una
temporada. Y como ocurre en un hotel, la cárcel es también un micro universo
donde confluye gente de distinto pelaje, donde pasan cosas que no suelen pasar
fuera, donde uno entra sabiendo que la vida real es lo que pasa a las afueras,
que eso es sólo un paréntesis. Y no hay lugar a dudas de que el gran logro de
este libro de relatos es el escenario en el que se desarrollan sus historias.
Os lo digo en serio, Dawkins tiene la enorme habilidad de saber crear esos
espacios claustrofóbicos, esa atmósfera densa y pestilente, esa poca luz que ilumina
las celdas, esa sensación de poca intimidad. Y en este contexto se producen las
relaciones entre los presos, se establece la ley del más fuerte. Contados por
un narrador que bien podría ser el mismo, nos habla desde dentro de los
intentos de suicidios, de las mentiras y las largas charlas en la oscuridad, de
los afectos espontáneos, de las llamadas al exterior, de las cenas en el
comedor. Tiene cierto espíritu intimista, cierto gusto reflexivo por entender
qué les importa a los que acaban entre rejas.
Tiene
Curtis Dawkins, sin duda, una voz peculiar. Me refiero no sólo a que sabe
contar sin morbo y sin caer en los tópicos sobre las cárceles, sino que exhibe
una manera novedosa de narrar. Su mundo es diferente y la forma en la que une
las palabras, también. El narrador se para en detalles en los que cualquiera
pasaría de largo, reproduce escenas en apariencia banales, da los datos justos,
los precisos para levantar imágenes. Aun así, es un guía perfecto: caminamos
por él por los pasillos y las celdas, y somos capaces de entender su mundo, su
necesidad de observarlo todo para sobrevivir, su negativa a sacrificar el
humor. Tiene en su forma de contar un toque de ironía, de seguir sintiéndose un
pez fuera del agua.
En esta época en la que el relato está tan denostado, Hotel Graybar nos trae un soplo de aire
fresco, irónicamente desde dentro de la cárcel. Sus relatos son duros y tiernos,
contundentes y esperanzados, lúcidos y aterradores. Sus escenas, basadas en
hechos y personajes reales, según él, aglutinan la esencia humana, pone sobre
la mesa los debates antiguos del ser humano. Y bueno, encima con este libro
colea el debate moral de si las obras deben ser juzgadas por los actos de sus
creadores. ¿Se puede decir que son buenos los relatos de un asesino? Pues
posiblemente, sí. Bienvenidos todos al Hotel Graybar. Disfruten de la estancia.
La verdad es que ya la sinopsis me llama bastante, así que no lo descarto como compra para mi madre. Gracias por la propuesta, chicos. Un abrazo.
ResponderEliminarOtro libro que no conocía. Me gusta leer relatos pero de esta temática creo que no he leído nada. Tomo buena nota, que me ha llamado la atención.
ResponderEliminarBesotes!!!