Es una novela de gran madurez que afronta, con una dulzura melancólica pero no carente de ferocidad, temas graves y universales. Es la historia de un abandono y, al mismo tiempo, de una iniciación, de una pérdida de las ilusiones y de una educación sentimental. Cuenta las vicisitudes de un personaje, pero también las de dos países, Italia y Rumanía, donde los empresarios italianos han trasladado sus fábricas por conveniencia. Nos habla pues de la extraña Europa de hoy, que se presenta como el faro de Occidente aunque en ella la iniquidad campe por doquier.
ACTIVIDAD DEL DÍA: coja lápiz y papel, enciérrese en un lugar tranquilo,
alejado del alboroto y de las interrupciones, desconecte el móvil y dibuje su
mapa de las ausencias. Tómese su tiempo, sé que no es fácil. Usted piensa, rememora,
se va muy atrás en el tiempo y empieza a apuntar todos sus huecos, los vacíos
que algunas personas queridas fueron dejando. Pasan los años y aumentan los ausentes.
Procura que no se le quede ninguno atrás, que nadie quede en el olvido. No
sería justo, todos merecemos que nos recuerden. Llega hasta el día de hoy,
hasta ahora mismo, y mira el resultado: un mapa de las ausencias lleno de despedidas:
el ejército de los invisibles. Quizás llora, quizás decida que ha sido una mala
idea esto de ponerle nombre a los que echa de menos, pero tiene una cosa clara:
que igual de importantes son los que están que los que se fueron. Guarde el
mapa en algún lugar secreto, sólo suyo. Y el que ha hecho este ejercicio de
poner en orden sus recuerdos de una forma pública ha sido Andrea Bajani, el escritor
italiano que publica en la colección Nuevos Tiempos de la editorial Siruela Mapa de una ausencia, una historia
concebida como un homenaje a una madre, a la del propio narrador protagonista,
que se lleva toda su vida viendo cómo lo deja solo. Olvidado. Abandonado.
Empieza
esta historia con el viaje del protagonista a Rumanía desde Italia para asistir
al entierro de su madre, a la que hacía años que no veía. Es este hecho –con todo
el ritual que implica: el funeral, el pésame, el entierro, la recogida de sus
efectos personales- la excusa perfecta para recordar, para hacer justicia con
su vida y para darse cuenta que su madre llevaba ausente mucho antes de su
muerte. Es más, que ella, la mujer que lo parió, lleva huyendo de su hijo casi
desde que él tiene uso de memoria. Y es entonces cuando el protagonista le pone
palabras a su dolor: los viajes larguísimos e imprevisibles de su madre, las
llamadas telefónicas que se iban espaciando cada vez más, las promesas que
nunca se cumplían, los silencios, los aviones y los desplantes, la esperanza de
que algún día volvería, una cosa en la que ella nunca estaba. Y comprende que
su mapa de las ausencias está poblado por un gran y único país, que es su
madre, que no puede dejar de visitar. Todos los recuerdos llevan a ella. Todos
los viajes terminan en ella.
Como
habrán podido intuir es un libro íntimo y tierno, centrado en la relación de
una madre con su hijo –o mejor dicho, en la falta de relación de una madre con
su hijo-, que está estructurado en capítulos cortos y en los que se mezcla
presente y pasado. Sobrevuela sus 170 páginas un concepto omnipresente: el
asombro de un niño (después será un hombre) ante una madre que huye. El estilo,
cuidadísimo, pulido hasta el extremo, apunta a lo poético, se preocupa por la
palabra exacta, por el ritmo corto, casi azoriniano. Y encima, está escrito con
una gran sensibilidad, con el corazón al descubierto. El argumento se plantea
como un viaje a Rumanía, pero no es más que un viaje hasta el perdón, que un
ejercicio de reconciliación con la que vida que le ha tocado vivir. No hay
grandes escenas dramáticas, no encontramos giros argumentales imprevisibles. De
hecho, casi no hay acción, es sólo el funeral y todo lo que precede a su
muerte. Es el vacío antes incluso de su desaparición física.
Mapa de una
ausencia es un libro recogido y doloroso sobre un hijo que echa de menos a
su madre y sobre una madre que decide que su vida está lejos de su hijo. Es
también un libro sobre dos países, Rumanía e Italia, en dos puntos muy
diferentes de su desarrollo. Y esta historia, parecida a un puente invisible y
enclenque que une de los dos universos, está lleno de dolor y de incomprensión,
de esa sensación de estar siempre buscando algo. Y es lo que tienen las
ausencias, que nunca se llenan, que uno sólo puede acomodarlas en su vida, como
sea. Tienen aquí un libro tremendamente emotivo, bellamente escrito, sobre un
grito de auxilio de un hijo, sobre un hombre sin madre. Ah, autores como Vila-Matas o Tabucchi ya han hecho públicas sus alabanzas hacia este libro.
Este libro no es para mi, lo dejo pasar.
ResponderEliminarSaludos