Luna de Tor

Hola a todos. Hoy os traigo la reseña de Luna de Tor, una novela de Mariam Agudo y publicada por Zeta Romántica.

Aurea decide regresar al pueblo de sus abuelos huyendo de un fracaso sentimental. Sólo desea un refugio donde poder reflexionar y qué desea hacer con su vida. Sin embargo no espera que sus recuerdos afloren una vez que se ha instalado en Tor. Siendo niña conoció en el bosque a un niño, y Aurea todavía no lo ha podido olvidar, pues aquel encuentro estuvo rodeado de un halo mágico.

El destino quiere que nada más llegar a Tor conozca a Isaac, un hombre que guarda un secreto y sobre el que pesa una terrible maldición. Años atrás la familia de Isaac murió en un incendio, aunque a cambio de salvar la vida, sus noches quedaron encadenadas a la luna de Tor. Desde entonces Isaac vive una vida llena de misterio.

Nos encontramos con una mujer decidida, segura de sí misma, que sabe que no quiere darle una segunda oportunidad a un hombre que la he engañado con su mejor amiga. Aurea también sabe que con Jaime, su ex novio, nunca ha sentido lo que es la pasión arrolladora por un beso, ni esas mariposas que sentimos cuando nos enamoramos perdidamente de alguien. Prefiere estar sola a estar con un impresentable que no la valora lo suficiente.

Por otra parte está a Isaac, que se encargará de arreglar la casa de Aurea, y partir de aquí surgirá entre ellos algo más que la amistad. Por el aspecto de este personaje nos lo imaginamos leal, fuerte, todo lo contrario a lo que Aurea ha conocido en Jaime. Sin embargo también vemos que tras esa apariencia poderosa se esconde un hombre tierno, capaz de hacer vibrar a Aurea con tan sola mirarla. A mí me pierden este tipo de hombres, e Isaac es así.

En esta historia hay un tercer personaje que tratará de separar a Isaac y a Aurea, un ser que esconde otro secreto y con unas cualidades muy parecidas a las de Isaac. Gabriel se muestra en un principio como la antítesis del ángel que lleva su nombre. Poco a poco vamos conociendo sus motivaciones, y qué le mueve a ser como es. Es un personaje que tiene muchas contradicciones, y eso lo hace muy humano.

Por último, el paisaje podría considerarse otro personaje más de esta novela. La autora describe con precisión este pueblo del pirineo catalán. Podemos sentir la brisa de Tor, contemplar la luna que brilla u oler la tierra mojada. En este sentido me ha gustado poder sumergirme en un lugar desconocido y experimentarlo como lo sentía Aurea.

Otra de las cosas que me ha gustado encontrarme en esta novela son esos personajes secundarios. Es un placer sumergirte en una novela donde cada pieza es parte del engranaje y no está para rellenar páginas. He podido reconocer a todos esos individuos que están en todos los pueblos (está la chismosa, también está la mujer que está dispuesta a ayudarte en todo o el que te trata con distancia).

Como buena novela romántica adulta las escenas íntimas están bien desarrolladas, incluso hay una escena en el bañera donde las sensaciones son más importantes que el contacto. No recuerdo haber leído algo así con tanta carga erótica sin apenas contacto.

Aunque me ha parecido una buena historia romántica paranormal, con muy buenos personajes, hay ciertos aspectos técnicos que no me han terminado de convencer del todo. La autora, sobre todo al principio, suele adjetivar demasiado ciertas escenas y ralentiza algunos momentos. Esto es una cuestión personal, pues para nada deja de ser una buena historia, pero pienso que no es necesario recargar la narración. También he encontrado que algunos pasajes, como por ejemplo percibir un amanecer, se repetían en algún capítulo posterior.

En fin, salvo estas dos particularidades, me parece que esta novela es fresca, he disfrutado, he reído y me he emocionado con la historia de Isaac y Aurea. Desde luego no me importaría tener un Isaac a mi lado.

Con la colaboración de Ediciones B.

Próxima reseña: Sin pedigrí