martes, 17 de marzo de 2020

Dime que no es un sueño


    Es curioso... Despierto de un letargo demasiado largo para que alguien me diga que lo que he vivido no es un sueño. Es algo muy real. Nunca imaginé volver aquí de nuevo. Mis manos están oxidadas, se me acelera el pulso de pensar si quiera en ponerme delante de este borrador en blanco. Pero tenía que volver, al menos por un tiempo, quizás para hacer como Biel e Isabel; darle una oportunidad a esa historia, a través de los sueños. A través de mi mundo, algo que conocías bien Mr.Sandman. Al menos por ahora, al menos por un tiempo.

   Despierta temporalmente querido amigo . Y de la mejor manera posible. Contradiciendo todos tus principios. Porque esto no es un sueño, porque esto es muy real. Veamos de qué eres capaz de nuevo.

    Es duro eso de  desperezarse, pero la verdad que cuando te encuentras con una historia de este calibre es como si una alarma te diera de lleno en todo el cogote. Debo reconocer que en todo este tiempo he estado muy alejado de la literatura romántica y de la literatura juvenil, incluso de conocidos literarios como es el caso de Anabel Botella. El dormir tanto tiempo hace que cuando despiertas irremediablemente las cosas cambien, y eso es lo que he encontrado en estilo de esta autora. El cambio ha sido abismal, empezando por una técnica donde la autora maneja  con gran acierto el tiempo presente y pasado. A modo de capítulos nos va contando dos historias paralelas. Una historia de época  ambientada en la Mallorca de época, y una historia actual cuyo argumento se centra en Valencia.

    Tenemos a a dos Isabel, dos Biel y algún que otro personaje que conformará las piezas de este interesante rompecabezas. La labor de documentación en esta historia  ha sido minuciosa. En cada momento el lector puede imaginar a la perfección desde las calles por donde  tiene la acción la historia, como algo tan común como la manera de vestirse de sus personajes. Que bueno, si hablamos de la actualidad quizás nos pueda parecer fácil, pero cuando hablamos de historia de época...  la cosa se torna algo más complicada de describir, sobre todo si no has vivido en esa época, que los que estaréis leyendo esto lo dudo bastante.

    En cuanto a los personajes debo decir que la autora los dota de un carisma que hace que estemos en un constante pulso en decidir cuál nos gusta más desde Carmen, la persona que se encarga de cuidar a nuestra  Isabel de época, hasta Bernat el noble que se desposa con la joven y noble protagonista. Biel es el protagonista masculino que va entrando en la historia de manera paulatina y que se hace con el control de la historia de manera progresiva. Ya os digo, no hay nada improvisado, la autora lo tiene bastante claro.

   A parte de la documentación histórica que ya de por si es gorda, toda historia romántica e histórica tiene que tener si queremos manejar ese tiempo presente-pasado algo que no podamos explicar, y es ese nacimiento que no debía producirse, y esa luna que marca el destino de la historia y de sus personajes para siempre. Una maldición, unos sueños recurrentes y magia, mucha magia.

    No voy a negarlo es un libro dentro de un libro. Bueno, mejor dicho un libro dentro de miles de libros y de referencias literarias. Porque nuestras dos protagonistas tocayas, y digo esto porque no quiero desvelar mucho, son mujeres fuertes. Con fuertes referentes como puedan ser autoras mujeres de la época, o aristócratas con peso, en un mundo dominado aparentemente por hombres.

     Tenemos me atrevería a decir una historia coral con muchos personajes que tienen que unirse de alguna manera u otra y la autora lo consigue, simplemente lo consigue, y no es tarea fácil adecuar  el texto según la época de la que hablamos, y ya no sólo eso, sino que dotando a la narración del ritmo oportuno en el tiempo oportuno. Para que os hagáis una idea, no explota toda la trama hasta que no sabemos que relación tienen el Biel del pasado y nuestra Isabel hasta que no estamos casi a mitad del libro. ¡¡ME PARECE SOBERBIOOOO!! Efusividad  a un lado, en el tiempo que llevo leyendo a esta autora siempre le he podido sacar algún pero, aunque fuera ínfimo en este caso... no puedo. Todo está técnicamente pensado y argumentado, quizás si se puede ver como un pero, es que no desarrolle más la historia personal de Bernat o ese periodo dulce entre el Biel e Isabel de antaño.

       Por si fuera poco la autora trata temas que aunque parecen de la actualidad no son mas que reflejos del pasado. Como hacer lo  que se espera de uno, el ocultar tu naturaleza, o ser fiel a tus principios tengas el sexo que tengas. Pasando por tus creencias, y sí. La religión es un pilar argumental maestro en al argumento de esta historia.

    Parece que me esté centrando en el pasado, pero es que es necesario para explicar el presente. Un presente donde nuestra prota, es casi lo antagónico a su tocaya, y descubriréis por qué.

     Desgranar más esta historia por mi parte implicaría haceros un spoiler tras otro. Esta no es una historia cualquiera a muchos niveles, esto es algo cuidado con mucho mimo, con una técnica muy bien pensada, con unos personajes difíciles de olvidar, con un rigor histórico más que demostrado (crédme e indagado) y con alma. Cuando en el pasado os hablaba de que los libros tienen la magia que sus autores quisieran darle, estoy en lo cierto. O si no os invito a disfrutar a modo de diario esas páginas finales que nos regala Anabel y donde por fin se cierran todas las historias.

HA SIDO UN LARGO SUEÑO, QUIZÁS DEMASIADO. PERO QUÉ MANERA MÁS DULCE DE DESPERTAR QUE CON ESTA HISTORIA.

¿DIME QUE NO ES UN SUEÑO?

NO. DESDE LUEGO NO LO ES.