martes, 28 de febrero de 2017

IV edición del concurso de relatos “Marbella Activa”

NUEVA INV.  4 CONCURSO

La Asociación Marbella Activa junto a Fundación Fuerte, DOLIVA y la editorial Edinexus convocan una nueva edición del IV Concurso de Relatos de Marbella Activa, una iniciativa para fomentar la cultura y la literatura y que en la edición anterior contó con una alta participación que va consolidando este concurso.

De nuevo se abre esta convocatoria para cualquier persona residente en la U.E., aunque los textos deban estar redactados en español. El plazo de admisión de las obras será a partir del día 15 de enero hasta el 15 de abril de 2017.

Una de las novedades destacadas de esta edición es la reformulación de la temática del concurso que pasa a ser “La Marbella de cada día”. El principal patrocinador es la Fundación Fuerte aportando el primer y tercer premio: un primer premio en metálico, que asciende a 1.000 euros, y un tercero, una estancia de dos noches para dos personas en fin de semana en cualquiera de los establecimientos de la cadena Fuerte Hoteles: HFC CL, HFG y HFER, con un valor de 130€. Para el segundo premio, valorado en 400 euros, repite como patrocinador la firma local, D.Oliva, que consolida su mecenazgo con Marbella Activa.

Gracias a nuestro colaborador Edinexus, editorial local radicada en Marbella, se editará un libro con una selección de los mejores relatos finalistas: en este caso “Los Relatos del 17″.

La composición del jurado está formada por profesionales de reconocido prestigio como la historiadora y escritora, Ana María Mata, Alejandro Pedregosa, poeta y novelista y Francisco Javier Moreno, Doctor en Historia del Arte. Serán los encargados de analizar la calidad literaria de los textos, la creatividad, el interés y sustentación de la historia narrada así como la alineación del relato con la temática del concurso que versará sobre la Marbella de cada día.

Tras el fallo del jurado, que se hará público en los medios de comunicación y en la página web de Marbella Activa, la entrega final de premios a los ganadores y finalistas está prevista que se realice el viernes 26 de mayo de 2.017, en el Hotel Fuerte Marbella.

Aquí os dejamos las bases de participación del lV concurso:


Los relatos del 16

lunes, 27 de febrero de 2017

Entrevista a Cristina Ruíz Gallardo

Hola a todos. El otro día os traía la reseña de Mi amor de invierno, de Cristina Ruíz Gallardo (AQUÍ)


Hoy os traigo una entrevista para que conozcamos un poco mejor a esta autora.

1— ¿Quién es Cristina Ruiz?
Nací en Barcelona y soy una apasionada de la literatura desde que tengo memoria. Mi madre me enseñó mis primeras letras con tres años y desde entonces no he dejado de leer con pasión todo aquello que ha caído en mis manos. Enseguida empecé a inventar mis propias historias y a escribir cuentos y poemas. Estudié Filología Hispánica en la Universidad de Barcelona y continué escribiendo. Desde hace algunos años voy compartiendo mis textos breves en mi blog:
En 2014 publiqué mi primera novela “A Contratiempo” (Editorial Verloc) y un relato breve titulado Tempus Fugit en la antología “20 Relatos para trayectos cortos” (MTM, ahora en maLuma, S.L.).
En noviembre de 2016 publiqué “Mi amor de invierno” (Editorial maLuma, S.L.), mi primer poemario.
Si queréis seguirme estas son mis redes:

Instagram: @samaragua
Facebook: Cristina Ruiz Gallardo
Twitter: @cristinaruizg

2— ¿De dónde surgen estos poemas?
Pues nacen de la reflexión sobre el amor y las diferentes tesituras a las que nos enfrenta a lo largo de la vida, a veces positivas y otras dolorosas, pero siempre muy intensas. A lo largo del libro hago un
recorrido por el enamoramiento, el amor imposible, el dolor del abandono, la traición o la pérdida.

3— Mientras leía no dejaba de sentir cierta melancolía de lo que hubo en un pasado, que de alguna manera hemos sentido cuando sufrimos un desamor, pero ¿echas de menos lo que hubo?
Por mi parte no, no echo de menos nada de lo que hubo, estoy muy contenta con mi presente, pero creo que todos tenemos alguna añoranza de lo que hubo y de lo que “pudo haber sido”, todos tenemos algún ¿y si…? guardado en el corazón. Realmente cuando pasa el tiempo es cuando podemos valorar de verdad lo que un amor ha supuesto en nuestras vidas. Me parece un tema muy atractivo para explorarlo en la poesía.

4— ¿Cómo definiríais tus poemas?
Como pequeñas composiciones que tratan de condensar emociones intensas en pocas palabras.

5— En poesía, ¿quiénes son tus referentes?
Como primera influencia, sin duda, tengo que mencionar a Gustavo Adolfo Bécquer y sus Rimas. Después llegaron otros como Pablo Neruda, Jose Ángel Buesa, Mario Benedetti y más recientemente he descubierto a Andrea Valbuena, Ane Santiago y Marwan.

6— ¿En qué proyectos estás metida ahora?
Ahora estoy terminando de corregir el manuscrito de mi nueva novela, que saldrá publicada a finales de junio, de nuevo con la Editorial maLuma. También estoy ultimando el guion de mi primera novela de fantasía, que está siendo todo un reto, la verdad.

7— ¿Alguna manía a la hora de escribir?
La verdad es que no, tengo mucha suerte en ese sentido, puedo escribir en cualquier sitio, a cualquier hora y me da igual en papel que a ordenador. Reconozco que es una gran ventaja a la hora de crear porque puedo escribir siempre que tengo un momento.

8— ¿Instagram te ha ayudado a publicar este poemario?
Sí, ha sido decisivo. Empecé a seguir a otros poetas que publicaban sus poemas breves a través de fotos en Instagram y me animé a publicar los míos. De pronto, la gente empezó a decirme que les gustaban mucho y que si tenía algún libro de poesía publicado. Fue ahí dónde hice una recopilación de los mejores poemas que tenía y me decidí a presentarlo a la Editorial maLuma. Así nació Mi amor de invierno.

9— Qué motivos darías a los lectores para que lean Mi amor de invierno.
Pues les animaría a leerlo porque van a encontrar pequeñas historias de amor y desamor escritas en verso, pinceladas intensas, cargadas de emoción y sentimiento. Animaría incluso a aquellos que no sean lectores de poesía porque son poemas muy breves y cercanos que estoy segura de que les van a gustar.

Desde aquí te doy las gracias por responder a mis preguntas. Te deseo mucha suerte con tus próximos proyectos.

domingo, 26 de febrero de 2017

Novedades que han llegado a casa

Hola a todos y feliz domingo. Todas estas novelas han llegado para quedarse en casa. "Como fuego en el hielo", de Luz Gabás, "La cripta del ángel", de Regina Roman, "El nombre propio de la felicidad", de María Jeunet, "Amor en cadena", de Lorraine Cocó, "MundoSueño", de Pilar Pascual, III Antología RA, donde encontraréis un relato mío.


En estos momentos estoy leyendo Como fuego en el hielo, de Luz Gabás y MundoSueño, de Pilar Pascual. De momento mis impresiones son buenas. ¿Habéis leído alguna de estas novelas?


sábado, 25 de febrero de 2017

Dónde vas a encontrar un padre como el mío


Este libro es la historia de Rossana. Y la de Renato. De la niña y la mujer que tuvo que lidiar con las múltiples figuras, a menudo contradictorias, que su padre encarnó a lo largo de su libre y vertiginosa existencia: el individuo vital e irremediablemente optimista, pero también el pendenciero dominado por una rabia incontenible; el maestro que la animaba a rechazar toda forma de hipocresía, y el irresponsable que muchas veces parecía no preocuparse por nada ni por nadie; el charlatán prodigioso, el que no reconocía autoridad alguna... Una persona entrañable y complicada, un hombre que fue, a la vez, lo mejor y lo peor que pudo ocurrirle a su hija.

¿Qué es lo primero que se te viene a la cabeza al escuchar ‘Dónde vais a encontrar un padre como el mío’? En efecto: en el vuestro, en si seríais lo suficientemente valientes para gritar esa frase y defenderla ante los desconocidos. Recorréis, en sólo unos segundos, algunos de los momentos con él más emotivos, más intensos, para convenceros de eso, para saber que tenéis toda la razón: dónde vais a encontrar un padre como el mío. Pues éste es el sugerente título de la última novela –al menos en castellano- de Rossana Campo y que publica Siruela en su colección Nuevos Tiempos: y sí, es un ejercicio literario autobiográfico en el que la autora-narradora rememora la relación con su padre, borracho, maltratador, vago, malhablado, altivo y despegado, pero al fin y al cabo, su padre.
Sí, ésta es la gran contradicción sobre la que se levanta esta novela: la certeza de que tu padre es una persona reproblable (violento, machista y perezoso) y, sin embargo, la sensación de que, en algunos momentos, ha ejercido de padre proporcionándote cariño, protección y consejo, y eso es una realidad que no puede obviar. Su padre es su padre por muy imperfecto que sea. Qué gran grandeza la de la aceptación de la propia realidad. Esta novela, de no más de 150 páginas, surge a raíz de la muerte de su progenitor y se convierte en un proceso de enfrentamiento a su propia vida, un camino doloroso para entender que uno no puede cambiar de dónde viene. Lean este párrafo: “Menudo lío, maldita sea, sentir que te pareces y quieres a alguien que ha sido también tu torturador. Qué dolor sentir que has heredado parte de su genes…”. Son especialmente conmovedoras las escenas de la infancia, donde el padre le enseña a decir palabrotas, a mandar todo el mundo a la mierda, a llamar gilipollas a cualquiera que le lleve la contraria: “Me ha dicho mi papá que te vayas a tomar por culo”.
            Tiene esta novela un fuerte componente metaliterario. Es decir, la autora va hablando de escribir este libro mientras lo escribe y sabe que esta recopilación de pensamientos se las debe a su padre y que, sin su influencia, posiblemente no se hubiera convertido en escritora. Aparece el arte como terapia, como catarsis para superar los traumas; el arte como camino para la comprensión. Y si queda algo claro después de leer esta novela, narrada con una sensibilidad indiscutible y desde un respeto admirable, es que la infancia es determinante para la evolución de las personas. Al final, la autora-narradora entiende que la violencia, las borracheras y las palizas de su padre a su madre tienen su origen en una vida infeliz, en un sentimiento de tristeza crónico. Así de fuerte es. Y ojo, no lo justifica: sólo lo respeta.
            Dónde vais a encontrar un padre como el mío da pudor porque Rossana Campo nos habla sin tapujos de la relación con un padre maltratador, alcohólico, al que echan de todos los trabajos, que se lleva a su hija a la taberna y la quiere emborrachar. La literatura, o la autoficción, parece ser el único camino de enfrentarse a esos recuerdos y de entender qué parte de culpa tiene su padre en sus debilidades actuales. Y escribe con amor, con rencor, con rabia, con tristeza, porque todo cabe en la experiencia que han vivido juntos. En este historia está lo más hermoso y también lo más terrible. Y a pesar de los dolores, Rossana grita: dónde vais a encontrar un padre como el mío. 

viernes, 24 de febrero de 2017

Mi amor de invierno, Cristina Ruiz Gallardo


Azul amor de invierno, alma callada y fría, adormecida pero latente, que vive esperando la caricia tibia de un sol de primavera.

Hoy os traigo una obra de Cristina Ruíz Gallardo, una autora que me sorprende siempre en Instagram con sus poemas. Reconozco que no soy muy lectora de poesía, pero este es un libro lleno de sentimientos, cada poema está escrito con una sensibilidad que traspasa la piel. Tampoco me considero una experta. Solo puedo decir si me remueven por dentro algo o no. Son 80 poemas cortos que se leen en un abrir y cerrar de ojos.

Hay quien tiene un don especial para decir en pocas palabras lo que la autora hace en cada poema. Son como suspiros que te hacen reflexionar, te hacen anhelar la ausencia de esa persona que ya no está.

La autora traslada al papel con ternura sus sentimientos y sus emociones. Cada poema es un regalo, un placer para nuestros cinco sentidos, porque uno de los aciertos de la poesía de Cristina es jugar con esos elementos: el gusto, el tacto, el olor, la vista, y aunque parezca imposible, también lo hace con el oído.

Con la poesía de Cristina podemos escuchar el susurro de una caricia, el sabor de un beso, la amargura de no ser correspondida, el olor de un cuerpo amado o el tacto de una mirada. ¿Qué me queda por decir? A mí nada, desde luego. Sus poemas enmudecen mis palabras.

Tengo que decir también que la edición es muy bonita y las ilustraciones corren a cargo de Carlos Ruiz Gallardo.

Es difícil elegir un poema, aunque me gusta mucho este:

54
Sabes que soy todas y cada una de las puertas
Que no te atreviste a abrir,
Cada uno de los caminos
Que no te atreviste a recorrer,
Cada uno de los besos
Que no te atreviste a robar…
Siento ser el recuerdo de tu cobardía.

jueves, 23 de febrero de 2017

La carne


Una noche de ópera, Soledad contrata a un gigoló para que la acompañe a la función y así poder dar celos a un ex amante. Pero un suceso violento e imprevisto lo complica todo y marca el inicio de una relación inquietante, volcánica y tal vez peligrosa. Ella tiene sesenta años; el gigoló, treinta y dos. Desde el humor, pero también desde la rabia y la desesperación de quien se rebela contra los estragos del tiempo, el relato de la vida de Soledad se entreteje con las historias de los escritores malditos de la exposición que está organizando para la Biblioteca Nacional. La carne es una novela audaz y sorprendente, la más libre y personal de las que ha escrito Rosa Montero.


No hay sensación comparable a la de sentirse deseado. Nada nos hace sentir tan invencibles, tan perfectos como ese momento en el que despertamos en el otro un incendio invisible. Una mirada, un roce, un acercamiento. Los deseos, todos, son arbitrarios e incontrolables, algo que nos hace perder la razón y nos acerca peligrosamente a la locura. ¿Y sabéis lo mejor? Que son universales, que nos democratizan a todos, que nadie está a salvo de esta enfermedad, la de sentirse irremediablemente atraído por alguien. Sobre esto, y de una forma lúcida y directa, habla La carne, la última novela de la conocidísima Rosa Montero –autora, por ejemplo, del imprescindible La ridícula idea de no volver a verte-, que publica Alfaguara y que nos lleva hasta una mujer que, con la única meta de darle celos a su pareja, contrata a un gigoló, con el que vivirá una historia no de amor, pero sí de pasión, de dependencia, de extraña libertad, donde sólo manda la carne. La mujer protagonista, Soledad, tiene sesenta años, y ese dato no tendría importancia si no fuera porque sirve para hablar de la vejez, de la soledad, de lo que importa con el paso de los años. El gigoló ha cumplido treinta y dos, es ruso y trae ya heridas de vida.
            Tiene Rosa Montero esa voz propia, tan personal que nos permite reconocerla incluso con los ojos cerrados. Como escuchar a un familiar al que apreciamos sinceramente. Su forma de narrar es suave, nos hace sentir cercanos y cómplices, se cimenta en la empatía. Es una voz única que acompaña a esa mirada tan certera, a esa convicción de que la sencillez es el mejor camino para contar, para conmover. La carne sigue esta tónica, esa capacidad de anclarse en lo cotidiano para abordar los conflictos universales. Como avanzábamos antes, la protagonista, de sesenta años y con esa rabia por vengarse de su marido, que la ha dejado por una más joven, es una mujer fuerte en lo intelectual, indiscutible en su valor profesional, pero débil, blandengue y derrotada en lo emocional. Y fíjense qué acierto, porque la protagonista es licenciada en Historia del Arte y está organizando una exposición sobre escritores malditos, donde reúne las historias de muchas mujeres, todas ellas talentosas que no supieron sobreponerse a la presencia masculina: por ejemplo, María Lejárraga, que escribía obras de teatro que firmaba su marido (ah, mientras tanto, él se liaba con la actriz principal de la compañía), Marga Gil Roesset, una genial escultora apadrinada por Juan Ramón Jiménez que terminó suicidándose por amor al Nobel (por cierto, sus escritos al poeta y a su mujer, Zenobia, que publicó la Fundación Lara son escalofriantes)… Y como ellas, muchas, incluida la protagonista
            Parece como si más allá del sexo, todo fuera un desierto. El sexo, como consecuencia lógica del deseo, es la confirmación de estar vivo, de seguir participando del juego que es la vida. Si hay algo que me asombra siempre –siempre- de Rosa Montero es su habilidad para contar, para enseñar, para descubrirnos una visión del mundo hipnótica. Sus reflexiones –las que pone en boca de la narradora- son pequeños zarandeos, cortocircuitos inesperados. Lean estas perlas: "La locura es una forma de suicidio", "Es difícil amarse cuando nadie de tu entorno lo hace…" A esta novela no le hacen falta grandes artificios porque está cimentada en algo muy natural, en el encuentro de Soledad y el gigoló, en la necesidad que tiene ella de salvarlo, porque quizás así también se está salvando ella. La carne podría considerarse una novela de suspense o una novela sobre el deseo, pero se transforma algo mucho más terrible: en apariencia dulce, es como una novela de terror, el que siente la protagonista al intuir que no va a ser amada nunca más.
            La carne vive. La carne palpita y está caliente. La carne es valiente. La carne manda, esclaviza y libera, la carne duele, la carne somos nosotros. Y todo esto es obra de la genial Rosa Montero, que arma una robusta historia sobre el deseo, sobre personas calcinadas por el deseo, sobre mujeres que sólo quieren sentir, sentirse deseadas. Al precio que sea, por duras que sean las consecuencias. Y con el deseo pasa lo mismo que con la literatura verdadera, con la pura, con la que no engaña, que es imposible resistirse. Háganme caso, no se resistan a nuestra querida Montero 

Los xunguis en la Edad Media


El profesor Xunguison, incansable estudioso de nuestra historia, decide indagar con un grupo de amigos en una de nuestras épocas más fascinantes: la Edad Media. Para ello, nada mejor que trasladarse personalmente, gracias a los viajes en el tiempo que con tanta soltura dominan los xunguis. Antes de adentrarse en fechas más antiguas, realiza una corta visita a los años cincuenta del siglo XV. Allí conoce a Leo, un jovencito de espíritu curioso como el suyo que también se muestra interesado en conocer datos y hechos anteriores a él. Xunguison no tiene inconveniente en que el joven Leo le acompañe. Juntos descubrirán cómo la humanidad afrontó esta pintoresca y agitada era, de la Caída del Imperio Romano a los inicios del Renacimiento.


Cualquiera que me conozca mínimamente sabe de mi infinito interés por la Edad Media y por todo lo que implica: los castillos y los escribas, los caballeros, los trovadores y los herejes, el sistema feudal, los descubrimientos. Por eso, no es de extrañar que me lo haya pasado como un niño –nunca mejor dicho- con Los xunguis en la Edad Media (Ediciones B), una nueva aventura de estos seres que hacen un repaso divertidísimo y acertadísimo por una de las épocas más fascinantes (y más oscuras) de la Historia. Antes de nada y después de ver vuestras caras de desconcierto, es necesario aclarar quiénes son los xunguis; allá voy: son unos extraterretres bajitos y traviesos creados hace 25 años por Juan Carlos Ramis y Joaquín Cera, a los que les gusta viajar en el tiempo y meterse en líos. Ellos son los encargados de llevar de la mano a los más pequeños por los lugares, los personajes y las costumbres más curiosas de la Edad Media.
            El primer gran acierto de esta nueva entrega de los xunguis es, sin duda, su capacidad didáctica. Evidentemente, después de leer esta historia no tienes un conocimiento exhaustivo de ese periodo que va del siglo V al XV, pero sí te quedan claros varios conceptos y varios elementos importantes de la época. Es decir, puedes imaginarla sin demasiado problema y ése es el objetivo. Y en segundo lugar está esa enorme virtud de conseguir crear un diálogo con el lector, en este caso con el niño. ¿Cómo lo consigue? A través de los divertidos retos que les va proponiendo: cada capítulo es una prueba, un juego. Este libro traduce los datos históricos a pasatiempos para hacer una enseñanza activa y entretenida.
            Es casi imposible leer los xunguis y no acordarse del célebre y desesperante ¿Dónde está Wally? Sí, recuerdan esas escenas abarrotadas de gente en las que había que encontrara al jovencito del gorro y la camiseta de rayas, ¿verdad? Algo parecido pasa en este libro, donde hay que encontrar personajes u objetos y que dan para pasar varias horas. Y así, aprendemos (o aprenden) las profesiones más comunes, los inventos de la época (el bisturí, la cámara oscura o la pastilla de jabón), los juegos que entretenían a sus habitantes (las justas, los torneos), los monumentos más reconocibles y hasta las partes de un castillo. Y no se crean que se queda en la superficie, hablan también de las guerras y hasta de las Cruzadas (esas campañas militares contra los musulmanes, que habían conquistado Tierra Santa). Y todo esto lo hacen con mucho humor, con unos dibujos disparatados y apiñados, como si en una misma página cupieran mil historias. Al final de la entrega, en pasta dura, hay una especie de examen que se llama Verdad o Trola para comprobar que el niño ha hecho los juegos con la suficiente atención.
            Los xunguis en la Edad Media acerca la lectura a eso tan beneficioso que es el juego, y además, propone un viaje en el tiempo para conocer diez siglos de nuestro pasado. Es acertada, divertida y, sobre todo, entretenidísima. Yo, lo confieso, he disfrutado muchísimo de esta lectura. Y sí, he hecho todos los retos que proponían los autores. Espero (esperamos) de corazón seguir teniendo noticias de los xunguis, estos traviesos y adorables extraterrestres. 

martes, 21 de febrero de 2017

Filmish


Este libro es un viaje apasionante por la historia del cine en siete capítulos temáticos. Un original ensayo gráfico que sirve para iluminar las ideas que se esconden detrás de nuestras películas favoritas. El alter ego dibujado del autor, Edward Ross, nos presenta en cada capítulo un tema particular -como el cuerpo, la arquitectura, el lenguaje- y examina para ello una muestra ecléctica de hitos cinematográficos, de Ciudadano Kane a La jungla de cristal, del Viaje a la luna a Inception, y más allá. Ningún aspecto escapa a su lúcido análisis: la censura, el diseño de decorados, la raza y la hegemonía, la propaganda, la sexualidad, etc.

¿Sabíais que, casi hasta mediados de siglo, los papeles de negro en el cine lo hacían blancos maquillados? ¿Sabíais que, en los años 80 y 90, las mujeres independientes y ambiciosas de las películas estaban todas locas, como un binomio inseparable? ¿Sabíais que después de las bombas de Hiroshima y Nagasaki se hicieron multitud de películas con monstruos gigantescos que ponían en peligro la continuidad de la Humanidad? Sí, el cine no sólo documenta la realidad, también crea mundos y consolida los patrones que los gobiernos nos quieren imponer. Éste podría ser el eje que vertebra la novela gráfica de Edward Ross y que, bajo el título de Filmish (Reservoir Books), hace un repaso por el más de un siglo de cine, pero no para marcarnos los hitos –que también- sino para decir de qué forma las películas son también un medio para garantizar el orden moral, ideológico y político de nuestra sociedad. Así como lo oyen. Éste, señores, es el poder del séptimo arte.
            No encuentro forma más adecuada de hablar de cine que a través de imágenes, de fotogramas, como hacen en Filmish. El autor crea un narrador que podría ser él mismo para mostrarnos los otros rincones del cine, ésos que no se basan en las cifras de recaudación o de espectadores, ésos que nadie nos enseña nunca. Hablemos de la política, de la moral, del papel de las minorías o hasta de la relación del cine con la tecnología. No estamos, pues, ante un libro más de la Historia del Cine, sino ante una interpretación de la Historia del Cine, una guía para entender si las películas se nutren de la realidad o es la realidad la que se afianza a través de las películas. Y eso se agradece porque el señor Ross nos da herramientas para entender, para valorar y para juzgar lo que estamos viendo. Yo sigo con las curiosidades que me han dejado con la boca abierta: ¿Sabíais que las cintas del oeste estaban destinadas a que los americanos entendieran su historia: los buenos contra los malos, los vaqueros contra los indios? ¿Sabíais que el Pentágono da una cantidad de dinero a las películas que dejen en buen lugar al ejército o que después del estreno de Top Gun, la cinta protagonizada por Tom Cruise, los alistamientos se incrementaron un 500%? ¿Sabíais que en El libro de la Selva de 1964, el personaje del mono estaba doblado con acento afroamericano y que provocó manifestaciones por todo el país, sobre todo después de cantar Quiero ser un hombre?
            Desde luego, Edwar Ross tiene la habilidad de ser un buen profesor y un excelente comunicador porque es capaz de mostrarnos una visión filosófica y sociológica del cine: fíjense, durante mucho tiempo, el cine ha perpetuado una visión masculina, blanca y heterosexual. Ése era el canon. Todo lo que se saliera de ahí quedaba marginado. Las mujeres tenido que luchar por convertirse en algo más que la recompensa de los protagonistas. Igual les ha pasado a otras minorías, como negros u homosexuales, a los que el cine, durante mucho tiempo, sólo les daba papeles sin importancia y peligrosos. Los árabes han sido, durante décadas, los malos en casi todas las historias. Sin lugar a dudas, es este tema, el de las minorías, uno de los más interesantes de este libro, que recopila más de 500 fotogramas de las películas más famosas del último siglo.
            Dejen de ver el cine como espectadores pasivos y disfrútenlo, sí, pero sabiendo qué ven o qué le quieren contar. Filmish es un recorrido apasionante por la Historia del Cine haciendo otras paradas, hablando de otras cosas y con el objetivo de dejarnos claro que nada en las películas en casual o inocente y que nosotros tenemos la responsabilidad de ser consumidores inteligentes, críticos e independientes; el cine no es un ojo invisible y objetivo que capta la realidad sino que está lleno de ideología y de valores. Esta novela gráfica es valiente por su planteamiento y por su ejecución, y sobre todo, está llena de curiosidades. Además, nos deja una lista larguísima de películas para ver tranquilamente y entender por qué el mundo, nuestro mundo, es como es.   

viernes, 17 de febrero de 2017

ENTREVISTA, Helena Nieto

1— ¿Quién es Helena Nieto?
Helena Nieto,  nació en Gijón (Asturias). Desde muy pequeña  sintió fascinación por la lectura y  los libros.
Asegura que siempre ha tenido mucha imaginación. De niña solía inventarse historias con personaje y diálogos, que pocas veces pasaba al papel, pero que tenía en la cabeza. A los catorce años escribió su primera novela que trataba sobre adolescentes y que nunca llegó a tener título.
Otra de sus  grandes pasiones es la música.  Trabajó durante años como profesora de guitarra. Le  gusta mucho el cine, cantar, nadar, viajar y  estar con la familia y los amigos. Le  gusta escribir  historias de sentimientos y relaciones humanas, porque cree que el amor, la amistad y las emociones son los ejes que mueven el mundo. Es una  persona muy familiar aunque de vez en cuando necesita  su espacio y sus  momentos de soledad. Piensa que si se  cree en los sueños, se pueden llegar a conseguir.


 2— Desde luego, el título me pareció un acierto. ¿De dónde surgió el tema de esta historia en la que tan importante es la música?
Hacía tiempo que rondaba en mi cabeza la idea de escribir algo relacionado con la música. Alejandro Fernández es mi cantante favorito y en uno de sus conciertos en directo, aquí en Asturias, mis amigas empezaron a decirme que tenía que escribir una novela basándome en el físico de Alejandro. Aunque no lo hice en ese momento, no descarté la idea.   Y ¿qué mejor que sus canciones para inspirar la historia de Alex y Edith? Así surgió “Entre Acordes”.

3— ¿Crees que es importante narrar en la romántica novelas problemas tan actuales como la custodia de los hijos?
Para mí es esencial. No me gusta las novelas chico conoce chica y nada más. Siempre busco una temática detrás de la historia de amor.  Además mis novelas son muy realistas, con personajes cercanos con los que uno se puede identificar y situaciones que nos pueden pasar a todos.
En mis otras novelas también tengo un tema de fondo aparte de la historia de amor de la pareja protagonista. 



 4— La música es importante dentro de la novela, ¿también lo es para ti? Esta es la música que has escuchado mientras escribías esta historia
Para mí la música es una pasión más. No podría vivir sin música. Estas canciones las he escuchado miles de veces, te puedo decir que las sé de memoria. Al escribir la novela cuando insertaba una canción, si solía escucharla antes, sobre todo para ver si me encajaba bien y reflejaba lo que quería decir.

5— ¿Cómo definiríais a tus personajes?
Son personajes muy actuales, humanos, con defectos y virtudes, Ni maravillosos ni malvados, ni superguapos, ni héroes  ni damiselas.

6— ¿Qué destacarías de Edith?
Edith es muy dulce, pero con carácter y personalidad. Es una chica de treinta años muy segura de lo que quiere, sensible y encantadora.

7— ¿Qué destacarías en Álex?Alex intenta ir de duro pero en el fondo es tierno, apasionado y todo un padrazo. Un personaje encantador.





8— Aunque son personajes secundarios, creo que tienen peso en la novela, ¿qué destacarías de Yoli, de Diego y de Samuel?

Yoli sería la “mala” de la historia. Creo que es egoísta, engreída y piensa que todo el mundo gira entorno a ella. Es la típica de “No quiero la pera, ni que otro la coma”. No soporta no ser el centro de atención. No es que no quiera a su hijo, es que primero es ella, y luego ella, y después ella…
Diego es un niño de siete años que tiene una relación de amor incondicional con su padre, al que adora, que se hace querer y ha gustado mucho a los lectores.
Samuel es el ex novio de Edith. Sigue enamorado de ella y resulta un personaje bastante pesado que no quiere aceptar la ruptura con Edith e intenta volver con ella como sea, por más desplantes que ella le haga.

 9— ¿Habrá segunda parte con la historia de Alba?
No. No me gusta hacer novelas con personajes de otras ya escritas. No me interesa sacar personajes de novelas y hacer una historia nueva. Para mí “Entre Acordes” tiene principio y final y no habrá secuelas con ningún personaje más.

10— ¿En qué proyectos estás metida ahora?
Con una novela en mente pero de la que apenas he escrito nada por motivos personales que me lo han impedido, pero quiero retomarla próximamente. Es una novela diferente a lo que he escrito hasta ahora.

11— ¿Alguna manía a la hora de escribir?
Solo necesito silencio y estar sola en la habitación que utilizo para escribir.

12— Qué motivos darías a los lectores para que lean Entre acordes.
Creo que es una novela muy amena, fácil de leer y que encierra una historia de amor, de pasión con sensibilidad y personajes encantadores. Con un tema muy actual como es la custodia de los hijos. Y si te gusta la música con más razón. Y si en especial te gusta “Alejandro Fernández”, ya no hay excusa para no leerla.




Muchas gracias a ti.

miércoles, 15 de febrero de 2017

Chicos y chicas


En este libro de relatos –el séptimo–, la voz narrativa de Soledad Puértolas se expresa en tercera persona y cobra el tono de las narraciones clásicas, cuando el narrador, por encima de todo, perseguía la magia, la seducción inherente a la narración, independientemente de lo que se contara. Ha alcanzado un matiz nuevo. Quizá de mayor serenidad, de mayor hondura. Sin que falte el humor, que recorre todos los relatos, y que en algunos de ellos hace que se acentúe nuestra sonrisa. Son relatos que tratan de encuentros, de desencuentros, de reencuentros. De chicos y chicas. De parejas que se separan, de traiciones, envidias e ilusiones, de mitos de adolescencia, de ideales de juventud, de las perplejidades de la madurez, del extrañamiento de la vida. Hay hijas que veneran a sus madres, madres que desconfían de sus hijas o de sus yernos, hay perros que se encaraman a las novias de sus dueños, hay horas arrancadas a la vida oficial, de todos conocida, horas secretas. Y horas que, aun estando a la vista de todos, nadie ve. Sólo la voz que narra, que escoge ese momento y lo detiene.


Los escritores grandes lo saben. No hace falta recurrir a un terremoto, a una muerte o a uno de esos amores monumentales para tener una trama con peso. La mayoría de las veces, la vida se cuela en las grietas, se define en los hechos cotidianos, se nutre de los detalles, de los guiños y de las cosas que nunca ocurren. Algo así nos enseña la académica Soledad Puértolas en su reciente colección de relatos, Chicos y chicas (Anagrama), que con este genérico título nos presenta un catálogo de gente corriente, a la que no le pasa nada peculiar, pero que representan toda una concepción del mundo. La escritora zaragozana se mancha las manos y nos muestra las grandezas (y las miserias) del ser humano a través de hechos en apariencia banales, de pequeñas historias en las que dinamita, como en mucha de la narrativa moderna, esa estructura de presentación-nudo-desenlace, y apuesta por escenas, flashes, finales abiertos.
            Algo parece unificar, como un esqueleto, todos los relatos de este libro: lo ideal frente a lo cotidiano, lo bonito frente a lo imperfecto. Y es en esta lucha eterna en la que se sitúan los personajes: atrapados en una vida que parece elegir por ellos, pero que sueñan con Dios sabe qué. Son ciudadanos en la cuneta, a las afueras de su felicidad. Quédense, por ejemplo, con esa mujer que, durante unos días de descanso en una cabaña, vuelve al hogar sin decirle nada al marido, con ese catedrático que se vuelca con una jovencita doctoranda, en esa chica fea que se casa con un joven guapo y que se lo consiente todo. Soledad Puértolas se confirma aquí como una experta en los abismos cotidianos, en mostrar ese momento en el que la vida está a punto de ser maravillosa, justo ante los ojos, pero inalcanzable. No pasen por alto el relato -quizás el mejor- en el que un profesor les pide a sus alumnos analizar un cuadro de El Greco y uno hace una redacción titulada: lo que no se ve. Aquí está la llave que abre todo el valor de esta obra como conjunto.
            Soledad Puértolas no tiene que demostrar nada con Chicos y chicas. Se desenvuelve con soltura en ese estilo sobrio tan suyo que tiende a la elipsis y a los silencios, en el que todo fluye con una nostálgica calma. Condensa el tiempo con una precisión de sastre y, en contra de lo que ha decidido en otras ocasiones, apuesta por un narrador en tercera persona para subrayar la distancia, para multiplicar la frialdad. Además, le pone voz a eso que los humanos queremos olvidar, a esas infelicidades que nos acompañan como sombras o como jaquecas, a esa sensación de que la vida siempre va por su cuenta, por mucho que nos empeñemos en cabrearnos o en cantarle las cuarenta. Y parece inagotable su interés en las relaciones, en las largas o las esporádicas, en las sanas o las tóxicas, en cualquiera que retrate cómo nos conectamos los seres humanos, cómo somos crueles los unos con los otros. Soledad Puértolas tiene el don de la inquietud, de contagiarnos esa zozobra que a veces no es más que un zumbido interior.
            Chicos y chicas sois vosotros y soy yo, somos todos, somos la gente que hace cola para subir al autobús, que se desespera bajo un paraguas en un día de lluvia o que se decepcionan de un amigo, de una madre o de un hijo. Soledad Puértolas homenajea a los que creemos que la vida por venir será mucho más maravillosa de lo que es ahora, y nos mira con compasión, con ternura y, sobre todo, con esa visión de las personas inteligentes que saben contar qué pasa cuando no pasa nada. Y ahí, en los silencios, en esa gente que calla, está la grandeza, el impacto de esta colección de relatos. 

Entre acordes, Helena Nieto


SINOPSIS: Álex Bécquer es un hombre separado, joven, atractivo y padre de un niño de siete años a su cargo. Además es propietario del conocido pub Adagio, donde la música es parte esencial para sus clientes y para él mismo, por lo que tiene que repartir su tiempo entre el trabajo y el cuidado de su hijo. Su vida dará un giro total con la llegada de Edith Anaya, su nueva camarera, que alterará su mundo de una forma que no creía que fuera posible. Mientras Álex tiene pendientes los papeles del divorcio y la custodia del pequeño Diego. Edith, que siempre ha tenido los pies en el suelo, se plantea uno de los tabúes de nuestra sociedad: ¿Te liarías con un hombre que todavía está casado y que tiene buena relación con su mujer? Entre acordes nos habla de música, canciones que lo dicen todo, amores difíciles y relaciones que nos quitan el aliento.

Esta es la primera obra que leo de esta autora y creo que no será la última. Me ha gustado la sencillez con la que narra. Si por algo destaca esta novela, es porque cuenta una historia muy real y actual, una novela que habla de una situación que puede pasarle a cualquiera. Quizá este sea el punto fuerte de esta trama, que aun siendo sencilla, engancha desde el inicio.

Por una parte tenemos a Edith, una mujer dulce, resuelta, con carácter, una mujer que decide dar un cambio a su vida. Está buscando trabajo y no desea regresar a casa de sus padres con las orejas gachas. Atrás ha dejado a Samuel, un novio por el que no sentía nada, aunque sus padres no acepten tal decisión. Edith tiene una amiga, Alba, que le encontrará el trabajo que cree perfecto para ella. En el Adagio están buscando una camarera y Edith da el perfil.

Por otra parte tenemos a Álex, un hombre con apariencia de chulo, pero con un corazón muy tierno que te va conquistando poco a poco a lo largo de la historia. Además, tiene un pub que funciona muy bien con un socio con el que hay buena sintonía. Aunque está separado de su mujer, aún mantiene una buena relación con ella. Tanto es así que no cree conveniente firmar los papeles del divorcio y siempre que ella va a Asturias se queda en la casa de él. Álex tiene a su cargo a Diego, su hijo de siete años. Diego le dará a esta historia una parte de ternura y de realidad que me ha robado el corazón. Padre e hijo se compenetran muy bien. Un gran acierto por parte de la autora es mostrarnos a un padre que se desvive por su hijo.

Entre los personajes principales surge esa magia nada más conocerse, aunque el encuentro entre ellos sea de lo más desafortunado. Pasan algunos días antes de que empiecen a entenderse. La música, sin embargo, los va a ir uniendo. Una de las pasiones de Álex es la música y gracias a ella podrá mostrar sus sentimientos, cosa que a veces no sabe hacerlo cuando surge algún conflicto con Edith. La música no es solo es el título de la novela, también es importante en ciertos momentos.

Los personajes secundarios también están bien perfilados, sobre todo me ha gustado ver esa relación que hay entre Alba y Edith, esas dos amigas que están a las duras y a las maduras. La una se apoyará en la otra cuando lo necesitarán.

Si hay un personaje secundario que me ha gustado especialmente es Yoli. En muchos momentos demuestra que es una arpía y que solo se quiere a sí misma. Poco le importa lo que es importante para su hijo. Por desgracia hay muchas así. Es de esas mujeres que les gusta mirarse el ombligo. El otro gran secundario que me ha sacado de quicio es Samuel, el ex de Edith, un hombre pesado donde los haya.

Aunque no es una historia con grandes giros, sí que es cierto que la autora sabe mantener la atención sobre el lector. Tengo que decir también que algunos momentos suceden muy deprisa y no da tiempo a paladear ciertas situaciones.

Como punto negativo tengo que decir que hay frases mal puntuadas, un detalle que a veces me sacaba de la lectura para entender qué quería decir. Por lo demás, Entre acordes, es una novela tierna que te deja una buena sensación de boca. Una historia para leer con una taza de chocolate. Seguro que te enamorará.

martes, 14 de febrero de 2017

Patria


El día en que ETA anuncia el abandono de las armas, Bittori se dirige al cementerio para contarle a la tumba de su marido el Txato, asesinado por los terroristas, que ha decidido volver a la casa donde vivieron. ¿Podrá convivir con quienes la acosaron antes y después del atentado que trastocó su vida y la de su familia? ¿Podrá saber quién fue el encapuchado que un día lluvioso mató a su marido, cuando volvía de su empresa de transportes? Por más que llegue a escondidas, la presencia de Bittori alterará la falsa tranquilidad del pueblo, sobre todo de su vecina Miren, amiga íntima en otro tiempo, y madre de Joxe Mari, un terrorista encarcelado y sospechoso de los peores temores de Bittori. ¿Qué pasó entre esas dos mujeres? ¿Qué ha envenenado la vida de sus hijos y sus maridos tan unidos en el pasado? Con sus desgarros disimulados y sus convicciones inquebrantables, con sus heridas y sus valentías, la historia incandescente de sus vidas antes y después del cráter que fue la muerte del Txato, nos habla de la imposibilidad de olvidar y de la necesidad de perdón en una comunidad rota por el fanatismo político.

Ando aún convaleciente. ¿De qué? De esta lectura, de su recuerdo. No me la quito de la cabeza. Hacía tiempo que no me pasaba algo así. No me andaré por las ramas: Patria es una obra maestra. Sí, señores, una novela redonda y monumental, una historia de peso –que no pesada- sobre lo que somos (o fuimos) como sociedad, un mural absolutamente conmovedor del País Vasco en sus últimos treinta años. Fernando Aramburu, el autor –sobran las presentaciones-, ha conseguido plasmar a través de nueve personajes la historia, los miedos y los desvelos de un pueblo. No se dejen cansar por la sinopsis, háganme caso. Esta novela va de ETA, pero va de algo mucho más grande: el amor, o los amores. El de alguien por su patria, el de otro por su hijo, el de alguien por la paz, el de uno por su amigo. Pues sí, hablemos de amores y de pasión.
            Para lo que hemos vivido fuera del País Vasco, la lucha armada de ETA eran unos titulares en un Telediario, un puñado de imágenes sangrientas –ambulancias, cristales rotos, cuerpos en la calle tapados por mantas- y los minutos de silencio en el instituto o en el puesto de trabajo. Sí, yo no he vivido ese horror, tampoco lo he sentido; lo he conocido de lejos (si a eso se le puede llamar conocerlo). Patria me ha abierto los ojos, se me ha metido en las tripas. La cosa no era tan sencilla, ni tan simple. La historia es la siguiente: dos familias, dos matriarcados quedan, de repente, separadas porque el padre de uno de ellos, un empresario medianamente exitoso, es amenazado por ETA, que cada vez le pide más dinero y termina matándolo. De repente, la amistad se rompe de manera fulminante. Unos intentan defenderse de la coacción; otros luchan para liberar Euskadi. Y así la amistad se convierte en un pulso, y los amores se transforman en rabia, en llanto.
            Algo nos queda claro después de leer Patria: que la violencia tiene muchos disfraces, pero que la muerte se presenta siempre con la misma cara. Y tenemos un puñado de historias que se desarrollan -la gente ama, se casa, se ríe- sobre ese telón de fondo que es la sangre, el miedo a señalarse, la necesidad de no cabrear a los que mandan. Nada es fácil, nada es blanco o negro. Y nos acercamos al asesino, a la madre del asesino, a las víctimas del asesino, a los que lo aplauden y a los que lo repudian. Y todo, todo junto es una bomba literaria, algo cegador, un ensayo sobre la violencia, sobre la lucha de un pueblo, sobre las conquistas o las rendiciones interiores. Y como decía antes, sólo hay algo más grande que el asesinato y es el perdón. No se pierdan el retrato de los personajes ni esa polifonía narrativa con la que con tanto acierto se deleita Aramburu. Su estilo se cuela en el oído, está escrito pero parece hablado. No se asusten por las 600 páginas. Sí, es un tocho, pero sólo en apariencia, porque podría haber tenido 1200.
            Por si se les ha olvidado: Patria es una obra maestra. Y no lo digo porque aparezca en todos las listas como uno de los mejores libros de 2016 –merecidísimo, por cierto- ni porque vaya a ser adaptada a la gran pantalla sino porque pocas veces en una novela se aglutinan tantos factores: un estilo, unos diálogos, una historia, la virtud de hacer de lo particular algo global, la inteligencia de no caer en lo tópico ni en lo obvio, el poder de los detalles, la capacidad de levantar imágenes y de hacer entender las motivaciones de los personajes. Aramburu lo ha conseguido. Y así da gusto empezar el año. Leyendo Patria encontramos a los que luchan, el silencio de las víctimas, la dispersión de los presos, las torturas en los interrogatorios, la mentalidad de pueblo elegido, el papel de la iglesia. El conflicto se cuela hasta en los detalles, empaña el amor y la amistad, las relaciones sociales, y lo va haciendo todo tenso y artificial. La historia está concebida con 100 capítulos breves que funcionan como una novela. El narrador les da voz a los personajes a través de frases en primera persona. Y es más, en la novela se mezcla la ficción y la verdad, tiene anclajes en la realidad. De hecho, y por poner sólo un ejemplo: aparece él mismo como escritor.
            Patria es una novela epifánica, leerla es una revelación. Y ésta es, quizás, la magia de la literatura: la de hacer la realidad más contundente, más entendible. Fernando Aramburu se hace imprescindible con esta novela que está llamada a convertirse en un clásico, en algo necesario para conocer la historia de un pueblo. Y aquí, todavía temblando, sólo puedo darle las gracias al autor. Ésta es la grandeza de la literatura. Cuando es capaz de contar y de hacer entender la realidad

lunes, 13 de febrero de 2017

Crónica del Encuentro VII RA

Hola a todos. Este fin de semana (10 y 11 de febrero) se ha celebrado el séptimo encuentro de Romántica adulta (RA) en Madrid, un evento que muchos autores y lectores esperamos con ansias. En esta cita estábamos acreditadas unas 150 autoras, de entre unas 500 personas. Tengo que decir, como parte activa del club de lectura de romántica y erótica de Valencia, fuimos una gran representación del mismo. Allí nos encontramos María Gardey, Carmen Martínez, Estela Lady Mosaico, Sheyla Corcoles, Julia Melero, Adriana Rubens, Marisa Lillo, Olivia Ardey, Virginia Jiménez, María Andrés Esteban, Ana López, Carmen Calatrava García, Amparo Soriano, Natalia Girón, María Pilar Guillén (la de la maleta pequeña), Celesta Serra y una servidora. Creo que no me dejo a nadie, pero puede que se me haya escapado alguna. Si es así, pido disculpas.



Nada más llegar me encontré con Inés Díaz Arriero, una autora con la que siempre me siento muy a gusto. Nos sentamos juntas. Dio la casualidad de que al otro lado tenía a Patricia Sutherland, una mujer con las ideas muy claras, honesta y sobre todo buena autor. La apertura del acto lo abrió Elisabet Benavent, autora que ganó el premio AURA el año pasado. Personalmente me encanta esta autora y la sigo desde que sacó su saga Valeria. Por motivos personales no pudo asistir al evento, pero dejó un vídeo dando las gracias.


La primera mesa de la mañana: «¿Comunicamos?». En ella participaban Fabián Vázquez (escritor y editor de Khabox Editorial), Regina Roman (autora) y Raquel García Struch (autora). Fue moderada por Patricia Lauder, administradora del blog LecturAdictiva. En esta mesa se habló de la comunicación en redes sociales, de cómo nos mostramos en ellas. A mí me quedó claro que, como autora, es fundamental tener un blog o una web donde se te pueda localizar y el lector pueda encontrar fácilmente tus obras. Se trataron temas como la originalidad a la hora de promocionarse. Si algo le funciona a un autor se le copia una y otra vez hasta la saciedad. Hay que buscar nuestra propia marca personal. Regina Román comentó que no todo el mundo quiere o desea estar en redes sociales, y que esta decisión es también muy respetable. Se recalcó que el autor spam resulta aburrido y a veces el lector pierde su interés en él. ¡Ah! Y los malos rollos en redes sociales están minando este género que tanto queremos.



La segunda mesa de la mañana «Estilismos en la Novela romántica» estuvo formada por Silvia C. Carpallo (autora), Cristina Rodríguez (estilista, actriz y presentadora de TV) y Sara Brun (autora. Si no habéis leído su novela De Sofía al cielo os la recomiendo. La reseña la tenéis AQUÍ). Esta mesa me pareció muy original. Cristina es una gran comunicadora y comentó la importancia del estilismo tanto en el cine como en la novela. Es importante saber cómo queremos mostrarnos al mundo. La primera impresión es lo que cuenta. Por ejemplo, al igual que en una novela de época es importante tener claro cómo se hablaba, también es importante recrear el ambiente. Cómo vestían o qué mostraban para seducir. Evidentemente los autores falseamos ciertas cosas, sobre todo en lo que se refiere a las escenas eróticas. Si el autor se detiene a explicar la cantidad de ropa que llevaban encima las mujeres de otros siglos, es muy probable que el lector se aburra. Si me gustó esta mesa fue porque las tres ponentes dejaron bien claro que las mujeres de hoy en día pueden elegir cómo desean vestirse.

La última mesa de la mañana fue «La voz de las lectoras». En ella participaron Carmen Martínez (lectora y miembro del club de lectura de la Casa del libro), Estela Lady Mosaico (lectora, bloguera y miembro del club de lectura de la Casa del libro), Soraya Marín (lectora), Patricia Rozalén (lectora, administradora del blog Las hermanastras de Cenicienta y colaboradora de la Revista online Comentamos) y Patricia Marín (autora y lectora). La moderación corrió a mi cargo. 

Debatimos sobre qué nos gusta encontrar a las lectoras de novela romántica. Me quedó claro que quieren encontrar historias que les haga evadirse, pero sobre todo que haya pasión, que la chispa salte cuando los protagonistas se conocen. Se habló también de que no todo vale en la romántica, que hay que buscar de nuevo la calidad en este género. Me gustó que se hablara de ciertos comportamientos tóxicos por parte de algunos protagonistas masculinos. Comenté que la primera premisa en una novela romántica es que tuviera final feliz, aunque hubo quien dijo que no era necesario. En este caso, tuve que aclarar que si una novela romántica no tiene final feliz está dentro de un subgénero: sentimental, que no es mejor ni peor, pero no es romántica propiamente dicho. En este género entrarían novelas como: Yo antes de ti o las novelas de Nicholas Sparks. Por último, hay quien tacha a estas novelas de previsibles, sin embargo, lo que nos gusta es ver todo el proceso que hay para que los protagonistas acaben juntos. 


Soy consciente de que un evento privado de estas características hay un gran trabajo detrás, mucho esfuerzo y sobre todo, ilusión por ofrecer a los lectores la oportunidad de conocer a sus autores favoritos.

Esta era la tercera vez que iba a este encuentro y siempre saco algo bueno de ello. En este caso, me llevo la sensación de que la romántica sigue estando muy viva, que la romántica sigue apasionando y que las lectoras de este género son muy fieles. Desde aquí, gracias por apoyar la literatura, gracias por confiar en nuestras historias.

Yo solo pude quedarme unas horas, ya que después de comer me fui con mi chico de escapada romántica por Madrid, pero me consta, por los comentarios que he leído, que las mesas que hubo por la tarde fueron también muy amenas. Sé que no saludé a mucha gente, pero en estos eventos tan grandes me siento un poco cohibida y me da vergüenza parar a mis autoras favoritas. Espero con ganas al próximo RA. 

domingo, 12 de febrero de 2017

Qué leo

Barcelona, 19 de julio de 1936. Amparándose en el caos reinante, Emilio Anglesola saca a un grupo de niñas del Hogar de Nuestra Señora de la Consolación y lo traslada hasta el Palacio Desvall. Nadie sospecha que a medianoche, algo oscuro y siniestro aguarda en el umbral de dos mundos separados por la Luna Negra.
Hoy, Dafne, estudiante de Bellas Artes, lucha contra un carcinoma degenerativo que trae consigo terribles pesadillas. La joven trata de recomponer su vida cuando llega un encargo inesperado de la misteriosa Fundación Exégesis: recuperar la ninfa Egéria, una de las piezas más valiosas de la colección del Laberinto de Horta.
A varios kilómetros de allí, el doctor Abel Barros emprende una búsqueda contrarreloj para dar con el paradero de Eli, una niña secuestrada hace años por un peligroso psicópata conocido como el Ogro de Lupiñén.

Las vidas de nuestros protagonistas se entrecruzarán en un thriller sorprendente en el que los pecados del pasado están condenados a repetirse como un eco maligno, generación tras generación.

El linaje de la Luna Negra, de David Mateo, es la lectura en la que estoy embarcada. Hasta ahora he leído todo lo que ha caído en mis manos del autor. Creo que es de los mejores escritores de género que hay en España. Sus ambientaciones son increíbles.

sábado, 11 de febrero de 2017

De Sofía al cielo, Sara Brun


SINOPSIS: Sofía trabaja como guionista en la serie de TV que ella misma ideó; pero tras la tercera temporada, deja de reconocer su historia en el bodrio que se emite en prime time. Así que decide plantarse y su jefe, que no está dispuesto a ceder, le pone un cheque a un palmo de la cara y la invita a abandonar su puesto. Con más dinero del que ha tenido nunca, se toma un año sabático en la India, para explorarla y encontrarle sentido a su nueva vida. En Vrindavan, la ciudad de las viudas, en el estado de Uttar Pradesh, conocerá la crueldad a la que se ven sometidas las mujeres sin marido y descubrirá que luchar por otros le da vida. Cuando más plena se siente, conoce a Álex, un actor de éxito y comienzan una relación tan placentera como asfixiante. Juntos tendrán que aprender a amar sin miedo.
Hace ya un tiempo que me leí De Sofía al cielo y aún me sigue durando ese regusto de cuando una novela te toca muy adentro. Es de esas historias que deseas que mucha gente lea, que mucha gente se emocione con algunas de las vivencias que la autora comparte. Siendo honesta, no es la mejor novela que leí el año pasado, pero sí que está entre mis favoritas por los temas que toca, además de la elegancia con la que está escrita. Aunque sea la primera novela de la autora, se nota el oficio que hay detrás. Al igual que la protagonista de esta novela, Sara se ha pasado muchos años trabajando como guionista.

Una vez que Sofía deja su trabajo como guionista de una serie de éxito, decide irse a la India. Allí descubre otra realidad muy distinta a la que vivimos aquí, pero sobre se encuentra con una situación muy cruda para muchas niñas y para muchas mujeres ancianas. A pesar de que Sofía quiere cambiar la situación tal y como la haríamos en occidente, se topa nuevamente con el muro de la incomprensión. No entiende por qué se deja de lado a las viudas, por qué son las intocables y por qué pierden sus derechos. Sin embargo, no todo está perdido con estas mujeres, ya que en este viaje que hace para reencontrarse consigo misma, aparece el padre Ángel, un hombre que está al cargo de una ONG que da cobijo y una vida más dignas a estas desamparadas de la vida. Después de un tiempo trabajando con el padre Ángel descubre que es feliz ayudando a los más desfavorecidos. Por una serie de circunstancias, Sofía tiene que viajar al sur de la India con dos chicas jóvenes y el bebé de una de ellas. En este viaje conoce a Álex, un hombre con el que pasa unos días que no olvidará en la vida.

Cuando regresa a España, necesita encontrar un trabajo para ayudar a las dos chicas que ha tomado a su cargo. Quiere para ellas un futuro mejor del que a priori les esperaba. Por casualidad, entra en la misma serie del actor de moda, que es justamente Álex, el chico que conoció en India. El primer encuentro entre ellos no es como había pensado Sofía y no entiende por qué Álex parece haber cambiado tanto desde la última vez que lo vio. Y ya no es solo que se muestre esquivo con ella, es que parece huir de todo lo que huela a amor. Pero lo que es indudable es que no pueden evitar sentirse atraídos el uno hacia el otro. Lo que ocurrió en India fue algo tan intenso, que es difícil pasar página sin más. Sin embargo, Sofía siente que si se enamora de Álex puede salir muy mal parada de una relación. Poco a poco las barreras van cayendo y se van descubriendo el uno al otro.

Si bien es cierto que es una novela romántica, hay mucho más detrás de ella. Se habla de la problemática de las mujeres viudas en la India, de las pocas oportunidades que tienen para sobrevivir. También hay otro tema delicado que se habla en esta obra, un tema que afecta a Álex y tiene que ver con la carta que le dejó su madre antes de suicidarse.

Ambos personajes son cercanos, pero sobre todo son reales. A Sofía la he sentido como una amiga, esa a la que le podrías contar tus problemas. He podido sentir su generosidad cuando se implica con las niñas de la India. Es una mujer que sabe lo que quiere, una mujer madura que actúa en consecuencia cuando surgen los problemas.

Álex en cambio, es mucho más reservado y se ha colocado una coraza para no sufrir. Mantiene una relación difícil con su padre, un actor de éxito, pero sobre todo mantiene una lucha consigo mismo para descubrir quién es realmente.

Un detalle que me ha gustado es conocer un pedacito del ashram de Amma en Amritapuri, una mujer que admiro desde hace años.

Me consta que mucha gente no le ha dado una oportunidad por una frase de Jorge Javier Vázquez. Que esto no os impida ver lo que hay detrás de esta historia.