LAS SENDAS PÚRPURAS

LAS SENDAS PÚRPURAS

Ángel Torres Quesada

SINOPSIS (de la propia editorial):

Tras haber pasado su infancia en Wuffan, uno de los planetas condenados al aislamiento por El Purpurado –la oligarquía que rige los destinos del Ámbito desde su inexpugnable recinto de La Cúpula- Giselle es rescatada por su padre, Yolden Abasi, y llevada a un nuevo mundo donde disfruta una década de la vida pletórica que el Ámbito concede a sus ciudadanos.

Pero, tras la misteriosa desaparición de su padre, comienza a sospechar que éste en realidad formaba parte de una conspiración contra El Purpurado que no llegó a culminar; decidida a investigarla hasta las últimas consecuencias, contará con la ayuda de un espíritu de La Fuente, Hesperis, filósofo fallecido más de mil años atrás, y de Lothar, un joven fugitivo venido más allá del Ámbito; pero también con la oposición de Saldrach, una de las purpuradas destinadas a regir las riendas del Ámbito.

Tras ser sorprendida en sus sueños con visiones que para ella carecen de sentido, episodios supuestamente históricos ocurridos en el legendario planeta conocido como La Tierra, Giselle, instruida por su padre en el arte de la guerra, emprende la primera y gran aventura de su vida, que la llevará a conocer los horrores de la guerra y a recorrer las sendas púrpuras en pos de una respuesta.

COMENTARIO:

Mi primer contacto con la ciencia ficción nacional me ha provocado reacciones encontradas y sin terminar de saber muy bien con cuál de ellas quedarme.

Lo primero que pensé es lo difícil que es establecer los límites de un género. Cada autor, cada aficionado, cada editor crea sus propios límites. Hay quién considera Frankenstein o 1984 como claros exponentes de ciencia ficción. Yo soy de los que acoto más las fronteras. Me encanta la definición del género que hizo Isaac Asimov, breve y precisa:
"La ciencia ficción es la rama de la literatura que trata sobre las respuestas humanas a los cambios en el nivel de la ciencia y la tecnología." Isaac Asimov (1920 - 1992)

Para una discusión más extensa y documentada al respecto os recomiendo este artículo.

Pero volvamos a la novela de Ángel Torres Quesada. Según las convenciones genéricas más o menos consensuadas, esta novela se adscribiría más bien al subgénero de la Space Opera (aunque para mí este subgénero pertenece más a la fantasía o las aventuras que a la ciencia ficción, ya que su componente científico es prácticamente nulo, pero como ya dije antes, esto es algo muy personal).

La novela está bien escrita; la trama es interesante y está bien urdida, manteniéndote interesado durante su lectura; los personajes son suficientemente atractivos y coherentes (algunos más que otros, todo hay que decirlo), como para mantenerte pendiente de ellos hasta el final. Aunque respecto a los personajes decir que para mi gusto la protagonista provoca en algunos momentos cierto rechazo, resulta un tanto antipática; aunque tal vez esta sea una elección consciente del autor para mantener la coherencia del personaje con su historia personal. En cualquier caso es un tanto arriesgado, ya que a mí me ha dificultado el poder empatizar con ella y con sus aventuras. En muchos momentos me resultaba mucho más simpática Saldrach, la purpurada, teóricamente la antagonista de Giselle.

Aunque en ciertos momentos hay batallas espaciales, escenas de acción, combate y huidas desesperadas, con viajes intergalácticos a distancias imposibles, la sensación final es la de una novela un tanto intimista de muy pocos personajes, casi como una pieza de cámara.

Lo que menos me ha gustado es el tema de las Sendas Púrpuras (una especie de entramado mágico-místico-cuántico controlado por los purpurados que comunican de una manera casi instantánea todos los mundos del ámbito) y de la Fuente (que aún no tengo muy claro qué es, pero que es muy importante). Este recurso a lo mágico sin ningún tipo de respaldo científico (aunque este sea totalmente especulativo, como en la mayor parte de la ciencia ficción dura) es lo que para mí la aleja de la ciencia ficción y la adscribe a la fantasía.

El trasfondo socio-político de la novela (que al fin y al cabo es lo que mueve y enfrenta a los personajes) tampoco está demasiado desarrollado. No termina de entenderse por qué los purpurados son tan malvados (más allá de que detentan un poder omnímodo y total sobre el Ámbito) ni de cuáles son los objetivos y pretensiones de los Rebeldes de más allá del Borde. Aunque esto, otra vez, se deba a una decisión deliberada del autor para respetar el punto de vista de su protagonista y centrarse en su peripecia personal. De todas formas me queda la sensación de que me falta información.

En fin, por ir acabando, una novela atractiva que te permitirá disfrutar de unos gratos momentos de lectura, pero que, al menos en mi caso, no deja una huella demasiado profunda. Agradecer de todas formas que haya autores que sigan apostando por este género y editoriales que se arriesguen con ellos.

(Reseña de Juanjo Grau)

Próxima reseña: Skeleton Creek

Con la colaboración de Grupo Ajec.