Un féretro en el tocador de señoras

Hola a todos. Hoy os traigo una novela fresca y divertida que me envió la autora, Regina Román. Desde aquí también quiero agradecerle su envío a Editorial Círculo Rojo, la editorial que ha apostado por esta historia. Un féretro en el tocador de señoras es un chick lit. Editorial Círculo Rojo, aunque se dedica mayormente a la autopublicación, esta novela, en concreto, es una edición tradicional, o sea, pagada por la propia editorial.

¿Qué hacer cuando te peleas con tu rica familia y te vas de casa?
Sencillo, irte a vivir con tu novio.
¿Qué hacer cuando la vida junto a tu novio pijo se hace insoportable?
Sencillo, pillarte tu propio apartamento.
¿Qué hacer cuando un fantasma revoltoso se instala en tu piso y te encarga una misión suicida?
La cosa se complica… bastante.

Olivia es una chica bastante pija que acaba de terminar derecho y quiere dar un paso más en su carrera: preparar unas oposiciones a Notario. Hasta ahora ha tratado de ser una niña modelo para su familia, pero sobre todo para su padre. Está decidida a ir a una academia, aunque en el último momento se lo piensa, se lía la manta a la cabeza y cambia de opinión. Va a dar un giro inesperado a su vida y va a hacer realidad su sueño: estudiar Dirección cinematográfica.

El mundo de Olivia es muy diferente al día a día de cualquier persona de barrio. Tiene dinero para gastar en lo que le dé la gana, cosa que le puede abrir puertas, pero no le ha dado la felicidad. Tiene un novio ultra-mega pijo, Gonzalo (o Gonza para los más íntimos), que vive un poco de puertas para afuera, o sea, vende la imagen de hombre seguro y triunfador. Como digo, es pura fachada, pues lo que esconde es mucha soledad, miedo a no quedarse solo y no ser valorado. Es soso y mide muy bien cualquier paso que da en la vida.

Desde el mismo momento en que Olivia decide cambiar de vida se encontrará con la oposición de su familia. Su padre bloquea las tarjetas de crédito, su madre decide mantener un perpetúo dolor de cabeza y su hermano pasa de dar su opinión. La única persona que realmente siente su marcha es la cocinera.

Afortunadamente Olivia tiene un dinero de su abuela para empezar. Tras probar una convivencia con su novio, que no funciona, y comprobar que necesita su propio espacio, Olivia decide alquilar un ático. Lo amuebla con muebles prácticos de Ikea, para disgusto de su novio. A partir de aquí vemos la evolución de la protagonista. Y para terminar de complicar un poco la historia aparece un fantasma en su casa. Gilda está dispuesta a enseñarle cómo desenvolverse en ciertas situaciones.

Esta historia se podría considerar como un chick lit, y como tal tiene ese aroma fresco y divertido. Olivia es un personaje que cambia una vida de lujos por una vida un poco más sencilla. Tampoco es que se marche a vivir debajo de un puente, pero para quien está acostumbrada a mantener un ritmo de vida, puede ser un poco complicado cambiar el chip y vivir en un ático que casi es tan grande como el comedor de la casa de sus padres.

Vemos el mundo en el que se ha movido Olivia toda su vida, lleno de niños pijos, un ambiente de vacío, y a veces resulta hasta miserable. Gonza está pendiente de las necesidades de sus amigos, pero se olvida de llenar su vida de lo que realmente importa: amor. O Amparo, la que dice ser su amiga, está decidida a quitarle a Gonzalo o cualquier novio que se le presente.

Uno de los aciertos de esta novela es el estilo desenfado que la autora le ha dado a la historia. Es posible que en algún momento sea un poco previsible, pero las situaciones que se crean son divertidas. Otro de los aciertos es meter un fantasma en este género y que sea ocurrente.

Esta es una novela ágil, entretenida y que se deja leer muy bien. Quizás desluce, y es en algunos momentos muy puntuales, algunos errores tipográficos, que se escapan ya al control de la autora. Por lo demás, es una lectura recomendable, una historia que está bien escrita y una portada que muy cuidada.

Próxima reseña: Bruja mala nunca muere