¿Hasta qué punto nuestras reseñas son sinceras?

Hola a todos. ¿Qué tal la entrada del año? Yo hubiera querido estar mucho más por aquí, pero he tenido mucho trabajo, un final de año un poco accidentado y un mal comienzo de año. Lo importante es que ya estoy aquí de nuevo y que la vida sigue.

El motivo de esta entrada es porque nuevamente se me cuestiona a mí y a muchos reseñadores de estar comprados por los autores para hacer una buena crítica de un libro. Todo esto viene a raíz de una entrada que se hizo en un blog. En algunos párrafos puedo estar de acuerdo con lo que expresa el autor en esta entrada, ahora, con lo que no estoy de acuerdo es que en algún comentario se me tachaba de amiguismo y que le hacían fruncir el ceño a la hora de si mi reseña era justa e imparcial. Tampoco estoy de acuerdo con que la fantasía española apesta. A mí no me lo parece.

La novela en cuestión era Heredero de la alquimia (que por cierto, a mí me gustó muchísimo y decidí darle una oportunidad cuando escuché la opinión de Anika Lillo sobre la misma en la presentación del libro), donde se le reprochaba de numerosos fallos estilísticos y documentales. Lo de fallos estilísticos son algunos, pero eso es algo que venimos denunciando muchos blogs. Esto no significa que la novela sea mala, sólo que tiene algunos fallos. Muchos sabemos que faltan buenos correctores. De las 107 novelas que leí el año pasado, puedo contar con los dedos de una mano las que no tienen fallos de ninguna clase, la última de ellas fue El mundo de las sombras, de Ana Ripoll y publicada por Siruela.

Ahora, lo que no entiendo es que a una novela de fantasía se la tache de falta de documentación. Entonces es cuando vuelvo a flipar porque parece ser que a muchos se les olvida que una novela de fantasía no es una novela histórica. En este caso el autor, como otros muchos, utiliza unos hechos y luego se toma ciertas licencias para crear una historia. Es como si a Tolkien se le tachara de falta de documentación y de falta de rigor histórico por hacernos creer que los elfos existen.

Ante todo debo decir que yo no me gano la vida reseñando, que este blog lo tengo por puro placer y que no me compro por leer una novela. Quien desee leer mis reseñas será bienvenido a este blog. Intento ser justa e imparcial. Eso no quita que conozca a los autores de las novelas que leo. En cierta manera es hasta comprensible, pues son muchos los autores que se ponen en contacto con nosotros para que reseñemos sus obras. A los que tenemos blogs literarios nos gusta, ante todo leer, pero no sólo eso, también nos gusta compartir con el autor en cuestión la opinión sobre la novela que ha escrito. Y en ocasiones esto es posible gracias a las presentaciones que se hacen de los libros. Posiblemente no me hubiera leído ni comprado la novela si no hubiera ido a la presentación de Heredero de la alquimia.

Esto mismo me pasó con Javier Ruecas. Ni conocía a Javier cuando reseñé Cuentos de Bereth I ni apenas conocía a David cuando reseñé Heredero de la alquimia. Parece ser que a muchos les mosquea, por no decir que envidian, que no se les da más estopa a los autores españoles. ¿Pues qué queréis que os diga? No voy a sacar mi látigo ni voy a afilar cuchillos con obras que me merecen un respeto. Y esto no es amiguismo. Yo me alegro que se les dé la oportunidad de publicar. Yo no pretendo sentar cátedra ni tampoco pienso que tengo la verdad absoluta. Es mi modesta opinión, ni más ni menos.

Muchas veces también he comentado que los autores de fuera juegan con ventaja con respecto a los autores españoles. No creo ni mucho menos que sean mejores que nosotros, pero en la mayoría de las veces estos autores tienen detrás a un agente literario que ha pulido mucho una historia antes de enviarla a un editor, y este editor la repasa junto a varios componentes de su equipo. Por lo tanto me parece de lo más lógico que cuando la novela llega al mercado está lo más correcta posible. Nosotros, en cambio, nos fiamos de las opiniones de nuestros allegados antes de enviarla a un editor. Esto tiene muchos riesgos: faltas, algún error en la trama que se te había pasado por alto, erratas y demás. Me consta que muchas novelas han sido publicadas tal cual se las pasó el autor. Vuelvo a preguntarme: ¿Significa eso que un libro sea malo? No, eso significa que hay editoriales que no tienen correctores ortográficos.

También se nos tacha, a veces, de que los blogs donde mayormente se reseñan obras juveniles y románticas estamos faltos de originalidad, y que muchas reseñas están cortadas por el mismo patrón y que no hacemos más que dorar la píldora a los autores. Yo no quiero estar continuamente disculpándome por leer lo que leo. Vuelvo a repetir, quién quiera que me lea. Yo no obligo a nadie a comprar una novela. Se me nota bastante cuando una obra me ha entrado por el ojo y me gusta y cuando no es así.

En fin, no sé si a vosotros os ha pasado algo parecido, pero yo estoy un poco cansada de que se nos cuestione a los blogs de literatura juvenil de si nuestras reseñas son justas.