La madrugada de un veinticinco de diciembre, cuando regresaba a casa tras cenar con sus amigos más íntimos, Édouard se encontró casualmente con un desconocido y lo invitó a su apartamento. Unas horas más tarde, en un acto de una brutalidad inusitada, el hombre lo violó e intentó estrangularlo. Basándose en esta experiencia traumática, el autor ha realizado un audaz ejercicio de catarsis literaria no sólo para analizar y comprender los impulsos más viles y ultrajantes de los que es capaz el ser humano, sino también para explorar las múltiples facetas de la violencia.
Después
de dejar a medio mundo boquiabierto con su debut
literario, Para acabar con Eddy
Bellegueule, las truculentas vivencias de un niño homosexual en un pueblo
perdido de Francia, el jovencísimo autor galo Édouard Louis vuelve a la carga
con Historia de la violencia, también
de manos de la exquisita editorial Salamandra, donde se relata el caso real,
verídico y documentado de un abuso por parte del narrador-escritor a manos de
un joven al que conoció la noche de Navidad. Esta novela es la historia de su violación. Así, sin pelos en la
lengua, sin pudor. De nuevo, su vida, sus experiencias le sirven de base a Louis
para su creación literaria. Los libros parecen sus diarios, esos que todos
teníamos de pequeño con un candado. Y sus lectores tenemos la llave para
abrirlos.
Sí,
el autor, en un depurado ejercicio autoficcional, narra su violación, como si
necesitara poner orden al caos que desencadena, verbalizando sus sensaciones y dándoles voz a todos los que lo
acompañaron en sus visitas al hospital y a la comisaría. Uno, en principio,
puede pensar que es una de esas historias que hemos oído otras veces. No: un joven coquetea
de camino a casa con otro joven. Los dos suben al apartamento. Los dos se
besan, pasan la noche abrazados, hablan de sus familias y de sus deseos. En un
momento dado, uno de los dos, el extraño, sufre un arrebato de ira y lo viola,
intenta estrangularlo. Éste podría ser el resumen telegráfico y éste podría ser
el argumento de una novela simplona, pero no esperamos eso de Edouard Louis: él
es capaz de ir más allá, de hablar de la violación desde terrenos pocas veces
explorados. Están la culpabilidad (incluso al denunciarlo), la necesidad de
hablar de eso a todas horas (como si fuera parte de su identidad), su propia
sorpresa ante el posible brote de racismo (el agresor era inmigrante), la burla
soterrada de los demás y ese rechazo a la alegría, a la propia y a la ajena. Y
así, con calma, teje una curiosa reflexión sobre las víctimas de violación, que
tiene el matiz nuevo de ser él, un joven abiertamente homosexual, el que denuncia
este abuso.
Es
evidente que Edouard tiene un estilo propio, una prosa a medio camino entre la
dureza y la rabia, como un camino de piedras. Frases cortas, palabras hirientes, ciertos
claroscuros. Es una novela lenta, pausada, con grandes travesías de reflexión, con una acción casi
reducida a lo mínimo. El autor sabe qué quiere hacer con esta historia y no es
sucumbir al amarillismo sino analizar esa violencia que late dentro de los seres humanos y esa compasión que sale incluso en los momentos más
inverosímiles. Y hablo aquí de lo que podría ser uno de los pilares de este
libro: la relación de cariño o dependencia que se establece desde el agredido
hacia el agresor. Como si intentara disculparlo.
Cuando pensábamos que este autor había agotado su
capacidad de asombrarnos después de su arrebatadora primera novela (léanla,
léanla), vuelve con Historia de la violencia, más dura, más descarnada sobre el abuso de
poder y el sexo, sobre la sumisión y la culpa, sobre la necesidad de perdonar
al otro y sobre la violencia. Y siéntanse a pensar en la violencia que nos
rodea, en la que nos ha salido a todos en algún momento, en la que ya aceptamos
y hemos normalizado. Y piensen largo rato en esto dejándose guiar por este autor, y asientan
o rebátanle sus opiniones, porque de eso se trata: de debatir, de mirarnos a
nosotros y a los demás. Y no esperen más (ni menos) de este nuevo libro del
prodigioso Édouard Louis, porque ésta sí es una verdadera historia de la
violencia.Daniel Blanco
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