domingo, 8 de julio de 2018

Historia de la violencia


La madrugada de un veinticinco de diciembre, cuando regresaba a casa tras cenar con sus amigos más íntimos, Édouard se encontró casualmente con un desconocido y lo invitó a su apartamento. Unas horas más tarde, en un acto de una brutalidad inusitada, el hombre lo violó e intentó estrangularlo. Basándose en esta experiencia traumática, el autor ha realizado un audaz ejercicio de catarsis literaria no sólo para analizar y comprender los impulsos más viles y ultrajantes de los que es capaz el ser humano, sino también para explorar las múltiples facetas de la violencia.


Después de dejar a medio mundo boquiabierto con su debut literario, Para acabar con Eddy Bellegueule, las truculentas vivencias de un niño homosexual en un pueblo perdido de Francia, el jovencísimo autor galo Édouard Louis vuelve a la carga con Historia de la violencia, también de manos de la exquisita editorial Salamandra, donde se relata el caso real, verídico y documentado de un abuso por parte del narrador-escritor a manos de un joven al que conoció la noche de Navidad. Esta novela es la historia de su violación. Así, sin pelos en la lengua, sin pudor. De nuevo, su vida, sus experiencias le sirven de base a Louis para su creación literaria. Los libros parecen sus diarios, esos que todos teníamos de pequeño con un candado. Y sus lectores tenemos la llave para abrirlos. 
              Sí, el autor, en un depurado ejercicio autoficcional, narra su violación, como si necesitara poner orden al caos que desencadena, verbalizando sus sensaciones y dándoles voz a todos los que lo acompañaron en sus visitas al hospital y a la comisaría. Uno, en principio, puede pensar que es una de esas historias que hemos oído otras veces. No: un joven coquetea de camino a casa con otro joven. Los dos suben al apartamento. Los dos se besan, pasan la noche abrazados, hablan de sus familias y de sus deseos. En un momento dado, uno de los dos, el extraño, sufre un arrebato de ira y lo viola, intenta estrangularlo. Éste podría ser el resumen telegráfico y éste podría ser el argumento de una novela simplona, pero no esperamos eso de Edouard Louis: él es capaz de ir más allá, de hablar de la violación desde terrenos pocas veces explorados. Están la culpabilidad (incluso al denunciarlo), la necesidad de hablar de eso a todas horas (como si fuera parte de su identidad), su propia sorpresa ante el posible brote de racismo (el agresor era inmigrante), la burla soterrada de los demás y ese rechazo a la alegría, a la propia y a la ajena. Y así, con calma, teje una curiosa reflexión sobre las víctimas de violación, que tiene el matiz nuevo de ser él, un joven abiertamente homosexual, el que denuncia este abuso.
              Es evidente que Edouard tiene un estilo propio, una prosa a medio camino entre la dureza y la rabia, como un camino de piedras. Frases cortas, palabras hirientes, ciertos claroscuros. Es una novela lenta, pausada, con grandes travesías de reflexión, con una acción casi reducida a lo mínimo. El autor sabe qué quiere hacer con esta historia y no es sucumbir al amarillismo sino analizar esa violencia que late dentro de los seres humanos y esa compasión que sale incluso en los momentos más inverosímiles. Y hablo aquí de lo que podría ser uno de los pilares de este libro: la relación de cariño o dependencia que se establece desde el agredido hacia el agresor. Como si intentara disculparlo.
            Cuando pensábamos que este autor había agotado su capacidad de asombrarnos después de su arrebatadora primera novela (léanla, léanla), vuelve con Historia de la violencia, más dura, más descarnada sobre el abuso de poder y el sexo, sobre la sumisión y la culpa, sobre la necesidad de perdonar al otro y sobre la violencia. Y siéntanse a pensar en la violencia que nos rodea, en la que nos ha salido a todos en algún momento, en la que ya aceptamos y hemos normalizado. Y piensen largo rato en esto dejándose guiar por este autor, y asientan o rebátanle sus opiniones, porque de eso se trata: de debatir, de mirarnos a nosotros y a los demás. Y no esperen más (ni menos) de este nuevo libro del prodigioso Édouard Louis, porque ésta sí es una verdadera historia de la violencia.

                                                                                                             Daniel Blanco 

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