La revolución secreta, Claudio Cerdán

SINOPSIS: En la guerra no existen buenos y malos; en los conflictos bélicos, la condición humana se diluye por completo y aflora nuestra naturaleza más primitiva y salvaje. En la Rusia caótica de 1919, la batalla se libra entre hermanos, vecinos y amigos, una guerra civil en la que el frío se cobra casi más víctimas que las balas del enemigo. Un Ejército Blanco ya muy mermado y que se resiste a la ineludible caída del zarismo, combate sin esperanza al poderoso ejército revolucionario... Y en medio de este caos emerge un monstruo, un asesino que no discrimina entre bandos ni civiles, y que siembra de cadáveres desmembrados el nevado paraje. El joven capitán Aleksandr Strahov recibe el encargo de investigar esos crímenes y atrapar al asesino que amenaza con aniquilar a toda la población de Kladbitshe, la pequeña aldea que le ha tocado defender inútilmente. Ayudado por un misterioso cazador de monstruos que se hace llamar El Maestro, Strahov intentará dar caza al asesino mientras el Ejército Rojo asedia sin tregua a sus tropas y los fantasmas de su propio pasado regresan para quedarse.

Tengo cada vez más claro que leer a Claudio Cerdán es apostar al caballo ganador, ya que con cada novela se supera, y en su caso es difícil porque pone el listón muy alto. Con La revolución secreta, el autor ha creado una trama muy difícil de olvidar, a la par que compleja. Por una parte sitúa la acción en unos hechos históricos de la revolución rusa, concretamente en 1919, cuando el ejército blanco, afín al régimen zarista, está a punto de ser vencido. Por otra, el autor crea una trama de misterio, donde Stranov, el protagonista, tiene que descubrir quién está detrás de los extraños crímenes de la población de Kladbitshe. Pero no contento con esto, a toda esta intriga le añade unos elementos fantásticos que hacen que la novela sea especial, y al mismo tiempo inclasificable.

La novela empieza en el otoño del año 1919, y un invierno en Rusia puede llegar a ser un enemigo tan cruel como la guerra que lleva asolando al país desde hace mucho tiempo.  Además, ni siquiera la revolución ha podido cambiar el hecho de que la población siga pasando hambre, porque luchar contra la miseria es una batalla casi perdida de antemano. En este punto, el autor ha sabido reflejar muy bien el infierno que suponía vivir en aquella época.

Otra batalla perdida de antemano es la nieve, un personaje más de la novela, un enemigo con el que muchos ejércitos no han sobrevivido. Ni Napoleón, ni Hitler ni otros tantos ejércitos han podido salir victoriosos. La nieve se revela en esta novela como una adversaria implacable. Es opresiva, cruel y no hace distinciones. Es una cárcel de la que no puedes escapar.

Stranov se enfrenta a varias cuestiones. En primer lugar tiene que descubrir qué se esconde tras ese hombre lobo que ataca a la población de Kladbitshe, un punto clave tanto para el ejército rojo como para el blanco. Aleksandr Stranov, como hombre de buena familia, metódico, analista y a que ha estudiado en una buena academia militar, no cree en esta versión fantástica del hombre lobo a pesar de las evidencias en los cadáveres que va sembrando.

En segundo lugar, Stranov tiene que lidiar con El Maestro, un sacerdote que se cree poseedor de la verdad y que no dudará en matar a aquellos que no comulguen con sus ideas, y su ayudante, un niño de edad indeterminada, pero de una crueldad que asombra desde que aparece en la historia.

Por si esto fuera poco, además hay varios frentes con los que tiene luchar; una población descontenta y que pasa hambre, un pueblo que cree en seres fantásticos, un clima que no da tregua y una batalla contra el ejército rojo que es inminente.

El estilo de Claudio sigue siendo claro, preciso, de una expresividad que deja huella. Sus diálogos son como mazazos, impactan y van directos al estómago. También debo decir que el autor no es nada complaciente con el lector. En muchos momentos da muestras de una brutalidad que asombra. Creo que no es una novela para todos los estómagos, pero por mi parte solo puedo quitarme el sombrero por esta maravillosa novela.

Hay un detalle que me ha gustado especialmente de esta historia, que no tiene relevancia en la trama, pero yo sí que me he imaginado que es un guiño para los amantes de Bulgákov, el Maestro y las cartas que alguien le escribía a Margerite. Yo adoro a este autor, y pienso que El Maestro y Margarita es una de las grandes obras de este siglo.

Y si la novela me ha parecido espléndida, el final es el que tiene que ser. Es el último mazazo. Es pura conmoción.