Hola a todos. Hoy os traigo una entrada que llevo tiempo pensando, pero por una u otra razón no me he decidido a hacerla.
Desde hace un tiempo a esta parte he leído varios libros autopublicados. En la mayoría de ellas me he encontrado con buenas historias y con buenos personajes, aunque han sido rechazados una y otra vez por las editoriales. Una vez que me he puesto a analizar un poco más en profundidad la historia, no es que sea mala, es que le hace falta un buen pulido. Está claro que dos pares de ojos ven más que un par, y más sabiendo que no somos nada objetivos con aquello que escribimos.
Y no me estoy refiriendo solo a las faltas que se nos escapaba a más de uno, o a los errores gramaticales, sino también a las frases mal construidas o sin sentido. Como lectora me gusta que el autor maneje adecuadamente el lenguaje, me gusta que la trama fluya, como también me agrada que me sorprendan con frases maravillosas:
“Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo”.
“Aunque su padre había imaginado para él un brillante porvenir en el ejército, Hervé Joncour había acabado ganándose la vida con una insólita ocupación, tan amable que, por singular ironía, traslucía un vago aire femenino”.
“La idea de ser electrocutada me pone mala, y eso era lo único que se podía leer en los periódicos, titulares que como ojos saltones me miraban fijamente en cada esquina y en cada entrada al Metro, mohosas e invadidas por el olor de los cacahuetes”.
Sin embargo, en nuestro afán de innovar y hacer que nuestra obra tenga belleza, solemos coger un mal camino y hacer frases enrevesadas y que obligan al lector a leérsela varias veces. En este caso prefiero a autores con frases cortas y concisas, que a aquellos con frases subordinadas que cuando terminan no sabes qué ha querido decir.
“El jardín delantero se asemejaba a una feria de multimillonarios con tanto coche lujoso aparcado, pensaba yo entretanto Anthony caminaba”.
“Quedando callada y atónita, aspiré a no llorar de modo exagerado deteniendo así el esclarecimiento”.
“Seguramente fuera mi alocada mente conjeturando nuevamente con tonterías, ya que exclusivamente se tratarían de breves rememoraciones e imágenes”.
“El elfo lo acompañó mostrando los dos la dentadura reflejando el enfado mutuo”.
“Hacía frío y aquello provocaba aquel paisaje que no se imaginaban ni lo más mínimo”.
También me he encontrado verbos, adjetivos o adverbios mal utilizados o inventados. O frases sin sentido que parecen que son estupendas, cuando no quieren decir nada.
“Pelo revoltoso”.
―”Hum, me apetecía mucho ir de compras por la Quinta Avenida contigo ―abucheó entendiendo mi postura”.
“El desgarro del sonido de las espadas causó estragos en el eco del viento”.
―”Así que a España, hija. ¿Y qué será lo siguiente?... ¿Recorrer Europa con una mochila? ―aupó el tono nuevamente.
“Un rugido frívolo se hizo notar acechando de repente”.
“Quería gritar, quería hurlar…”
―”Gracias ―murmulló”.
Está muy bien que el autor intente explorar con la gramática y con las palabras, pero no a costa del lector, de exigirle continuamente que interprete qué ha querido decir. Con esto no quiero que no haya una buena historia, que las hay. De hecho me he encontrado con tramas muy buenas en novelas autopublicadas a las que les falta que alguien le dé ese último pulido para que la novela brille verdaderamente.
Tras hacer este pequeño análisis de las lecturas de este año cada vez tengo más claro que las palabras adecuadas son tan importantes como el tener una historia buena. La decisión de un editor a la hora de contratar tu obra depende, en gran medida, de estas “pequeñas” cuestiones que dejamos pasar.
Así pues, como lectora me gusta encontrar en una historia que el autor estimule mi imaginación y que me satisfaga con las palabras adecuadas.
Maravillosa cita de Cien años de soledad. Yo personalmente lo paso muy mal cuando leo un libro con faltas o errores sintácticos, y la verdad es que esos errores lo he encontrado en muchas novelas autopublicadas o no.
ResponderEliminarBesotes
Coincido con Olga, me molesta encontrar faltas de ortografía o frases que no están bien construidas porque me despista de la lectura, todos estos detalles son muy importantes y los autores nuevos deberían cuidarlos.
ResponderEliminarBesos
Precisamente por eso, los mejores escritores, críticos y profesores, recomiendan dejar pasar un tiempo después de haber acabado un libro u historia para poderla leer con distancia, objetividad y sin tener en la memoria frase por frase. Eso ayuda a ver los errores, incluso cuando falta una palabra y nuestra mente la lee como si estuviera allí. Son cosas que sólo alcanzamos a ver tiempo después de habernos "despegado" la historia de la mente.
ResponderEliminarPor eso somos tan buenos encontrando errores en los escritos ajenos, jaja. A mí me pasa continuamente, releeo escritos de tiempo atrás y hasta vergüenza ajena siento...
Besos!!
Estoy de acuerdo contigo, no hay cosa peor que leer un libro con errores o frases enredadas que cuesta entender!
ResponderEliminarUn beso:)
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEstoy completamente de acuerdo. Pero no sucede únicamente en los libros autopublicados. Muchas traducciones tienen también ese defecto, y algunas obras publicadas por editoriales. Yo creo que la velocidad a la que se mueve el mercado editorial impide ese trabajo tranquilo de pulido de la historia.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho tu cita, y he identificado alguno de los párrafos expuestos. Tienes razón, en ocasiones por intentar rebuscar demasiado, nos encontramos ante incongruencias. Ha sido una manera clara y sencilla de expresar de manera clara , sencilla y objetiva las erratas que encontramos en los libros. También he de decir que has sido muy valiente al mojarte con algunos extractos. Pero hay que decir que has sido muy contractiva. Enhorabuena Anabel, nuevamente te luces con tus entradas
ResponderEliminarEstoy totalmente de acuerdo contigo, Anabel. La elección de las palabras es muy importante. El uso correcto de la gramática, etc puede ser lo que haga que una obra llame la atención de un lector editorial.Con la de manuscritos que tienen que leer, si encima no se entiende lo que pone...
ResponderEliminarMe ha encantado la entrada, Anabel. La verdad es que tienes razón y hay muchas buenas historias que no cuentan con una editorial tras ellas y a las que únicamente les hace falta un pequeño pulido para brillar. Solamente hay que atender a los pequeños detalles para evitar fallos.
ResponderEliminarBesotes ^^
El buen escritor es el que domina la palabra y no al revés. Eso solo se consigue con mucha práctica y mucha lectura.
ResponderEliminarMuy interesante tu pensamiento Anabel. Es verdad que a veces se "peca" por querer innovar, pero ese es el riesgo al fin y al cabo. Viendo las cifras en los últimos años y la manera cómo aumentan el número de publicaciones de las editoriales que "auto-publican", la literatura pronto pasará a llenarse de ese tipo de libros y sobrepasarán rapidamente la cantidad de libros publicados por las editoriales "convencionales".
ResponderEliminarHay algo que has mencionado que tal vez (a nuestro juicio) se pueda ver como un atentado al arte literario: "les falta que alguien le dé ese último pulido para que la novela brille verdaderamente", intuyendo a que te refieres a que alguien modifique la obra directamente y no sea el mismo autor que decida hacerlo siguiendo consejos. Eso querría decir que al fin y al cabo la obra no será completamente suya y no mostrará sus propias limitaciones lingüísticas porque viene alguien detrás "limpiándolas", cumpliendo las mimas funciones de un cirujano plastico.
¿Cómo se sentiría un pintor famoso si alguien viniera a "pulir" los trazos que se salen de las figuras o sus imperfecciones en las formas?
En todo caso estamos de acuerdo en tu punto de vista como lectora acostumbrada a cierto tipo de literatura. ¿Has leído "Finnegans Wake" o alguno de Umberto Eco, en versión original o incluso en su traducción castellana?
Un saludo! Te seguimos leyendo. Tus entradas siempre son muy interesantes.
El problema de esto es que el trabajo del corrector está infravalorado y muchas veces se prescinde de él. No se trata únicamente de erratas o faltas de ortografía, sino de construcciones "extrañas" e incluso palabras inventadas, como bien dices. No hay nada malo en el hecho de que un corrector pula un texto, sino todo lo contrario: los humanos nos equivocamos y hay cosas que uno mismo (por muy bueno que sea) es incapaz de ver.
ResponderEliminarCon respecto a los autores autoeditados, espero que nadie se ofenda, pero en mi opinión algunos deberían revisar más sus escritos. Al no pasar por las manos de un editor, no están acostumbrados a que les corrijan o les hagan sugerencias y sin esas críticas no se aprende. En lugar de publicar un libro al año o cada varios meses, deberían contratar a algún corrector freelance para que les ayude.
Una entrada muy interesante.
Besos.
Me parece una entrada muy acertada, y los ejemplos quedan bastante claros. Cualquiera diría que las editoriales deberían saber escarbar y donde vieran una buena historia, apostar por ella, aunque requiriera un trabajo de corrección y edición importantes. Pero no podemos olvidar que reciben miles de manuscritos, y a lo mejor no dan a la historia la oportunidad que merece por culpa de errores como los que comentas. Por eso, pienso que para enviar un manuscrito a una editorial, antes debemos cerciorarnos de que está lo mejor posible (pese a que errores los seguirá habiendo), si hace falta, enviándolo a un corrector profesional incluso.
ResponderEliminarDe todas formas, la autopublicación no me parece una mala idea, es más, creo que quienes apuestan por ella son muy valientes. Yo no la eligiría, sin embargo, nunca estaría segura de que un escrito mío valiera la pena sin el aval de una editorial. Pero como no soy escritora, no tengo que plantearme la cuestión :p
Me encantan estas entradas, aunque hoy no tenga la cabeza para mucha reflexión! Un abrazo!
Muy interesante la entrada. Es cierto que muchas veces, intentado hacer las cosas de forma distinta nos complicamos mucho la vida.
ResponderEliminarPara solucionar eso la única forma es con mucha lectura y mucha práctica, nadie empieza haciendo las cosas perfectas.
Saluditos!!!
Es precisamente a eso a lo que nos referimos con atentado al ARTE Rusta: "los humanos nos equivocamos y hay cosas que uno mismo (por muy bueno que sea) es incapaz de ver".
ResponderEliminarEl arte no debe expresar sólo algo estético sino llevar también implícito el estado de ánimo (defectos, limitaciones, frustraciones) del autor y de la sociedad en la que vive. El corregirlo simplemente esconde la verdadera expresión artística y nos perdemos esa parte de la belleza del ARTE LITERARIO.
Es por eso que hemos comparado los correctores con los cirujanos plásticos. Se encargan de corregir lo que todos pueden ver, pero el código genético de la persona a la que "corrigen" sigue intacto.
No por ello afirmamos que no deben existir los correctores, simplemente decimos que ellos deben trabajar con los libros de texto o en general "no literarios".
Un saludo!
Veo que tienes una imagen algo idealizada de las editoriales. Yo he publicado con tres editoriales (no autoedición, sino de las de verdad) y en ninguna de ellas me han hecho ese trabajo de edición que mencionas. Como mucho en Via Magna tenía una correctora que corrigió algunas cosas (pocas), generalmente frases que quedaban poco claras, etc, pero prácticamente las tres novelas iban tal cual. No hubo sugerencias de ningún tipo sobre acortar, pulir, contar de forma diferente cierta escena (salvo en un caso y al final no se puso así). Yo creo que la verdadera diferencia entre un profesional y un principiante no está en poner más o menos frases mal construidas sino en la estructura de la obra en sí. Yo solo con leer la primera página de una novela, o incluso el primer párrafo, ya sé si es principiante o profesional, porque se nota a muchos más niveles que la ortosintaxis... Es una cuestión de elecciones. No se puede poner todo lo que le apetece al autor, hay ciertas normas de composición, de creación de escenas y personajes, etc, etc... y los autoeditados que conozco, la gran mayoría, desconocen estas reglas del oficio.
ResponderEliminarPues no sé por qué te has pensado tanto el hacer esta estrada, es fantastica, y creo que puede ayudar a mucha gente que esté escribiendo, o intentando publicar ya. Aunque desde luego no me parece que estas cuestiones sean "pequeñas", a mí me sangran los ojos cada vez que veo algo así. Incluso he tenido que dejar de leer un rato por no lanzar el libro a la otra punta de la habitación, de la rabia que me ha dado, y es que es triste que buenas historias hagan sangrar los ojos.
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ResponderEliminarPues yo pienso que si debe haber correccion :P pero en el caso de no modificar nada de la historia, a gabriel garcia le hicieron la correcion y eso fue vital para la historia. Muy deacuerdo :P
ResponderEliminar@Book Como se nota que a ti no te han sangrado los ojos, chato/a, me pregunto si de verdad habrás leído la entrada y si habrás visto esa "belleza literaria" en las citas que ha puesto Anabel con todas esas lindezas que, según tú, no deberían corregirse. Lo que has dicho me parece una soberana tontería, por que algo esté corregido no pierde ni su belleza ni su esencia, por algo un corrector (supongo yo, que tampoco conozco el oficio de cerca) consulta con el escritor y le guía para que corrija sus errores, en lugar de escribirle la novela.
ResponderEliminarBook, cuando me refiero a que alguien le dé un pulido es que alguien revise estas cuestiones como son las faltas, las frases mal construidas o frases sin sentido. No sólo he visto estos errores en novelas autopublicadas, sino en traducciones mal hechas o escritores a los que se les ha pasado una mal frase. ¿Esto es pervertir el arte? No lo considero como tal, considero que una ayuda no viene mal porque nosotros, como autores, no vemos lo que se ve desde fuera. A mí me parece un poco una osadía publicar algo sin que nadie le haya un vistazo a tu obra. Ahora, no lo juzgo. A Umberto Eco lo he leído traducido, como también me han dicho que algunos premios nobel se les revisa su trabajo antes de publicar. Qué hubiera sido de Saramago, y ojo, me encanta, sin alguien que revisara su ortografía. Si con tu segundo comentario pretendes decir que los autores publiquen sin una revisión, al menos yo no comparto esa idea, pero estás en tu derecho de pensar lo que quieras.
ResponderEliminarCova, me alegro que tus novelas apenas tuvieran que corregirse, pero no es el caso de muchas tracciones que llegan a las estanterías. No es idealizar, pero alguien que revise un texto no está de más. Conozco gente que piensa que es autor prfesional y luego no hay quien lea sus novelas. Entonces eso de la "profesionalidad" que tú llamas, tampoco es una garantía de ser buena obra. Porque, ¿qué es una buena obra para ti? Aquí estamos entrando en otro debate.
Muchas gracias a todos por comentar.
Creo que estoy muy deacuerdo. Siempre y cuando la correccion se haga con el autor y tambien no se cambien cosas de la obra!
ResponderEliminarHola Anabel, tienes mucha razón, cuantas historias se nos escapan...y las hay muy buenas =)
ResponderEliminarPara mí lo realmente importante son las palabras adecuadas, por encima de la historia. De hecho he leído, supongo que tú también, libros maravillosos con apenas historias, solo un fluir de pensamientos y reflexiones. Y me encantan. La palabra adecuada es la clave.
ResponderEliminarBesos,
Lo ideal seria encontrar un equilibrio entre ambas cosas: las palabras adecuadas y la historia. En mi caso tengo dos novelas escritas y en manos de mi agente. Sé que tienen fallos, esas faltas ortográficas que no terminas de ver por mas que relees el manuscrito, comas mal puestas, acentos que se escapan y sobre mis palabras, creo que son las adecuadas, sencillas y directas, nada enrevesadas, aunque puede que esté equivocada y que al final sea infumable. Pero es que soy incapaz de pulirlas más, me las se de memoria y no consigo leerlas de forma objetiva. Por eso creo que, llegado este momento, quien debe asegurarse de que la novela de un escritor se publique sin esos fallos, es la editorial, sus correctores, filólogos...
ResponderEliminarEs mi humilde opinión.
Anabel, lo que quise decir no es que mis novelas no necesitaran corrección (que necesitaban como todas, yo soy firme creyente en la tarea del corrector), sino que en las editoriales que yo conocí NO HABÍA CASI CORRECCION, y en muchas otras de las que he oído hablar ídem. Es por ahorrar, naturalmente, pero me parece un error muy gordo. Los autores por mucho que revisemos NUNCA vemos todos los fallos, en primer lugar por el apego al texto. Se trata de un factor psicológico, por eso es indispensable que una persona ajena lo lea y revise.
ResponderEliminarMientras leo, a mí me gusta darle un poco a la cabeza e ir aprendiendo también. La lectura es una experiencia que los escritores deben aprovechar al máximo.
ResponderEliminarMuy buen post.
tienes mucha razón, yo me he encontrado con cosas parecidas. Como escritora, nunca jamás escribo nada sin la RAE como apoyo, y desde luego no se me ocurre publicarlo o mandarlo a una editorial sin que otras personas más objetivas me hayan dado el visto bueno, pero supongo que a algunos les puede la impaciencia...
ResponderEliminarGracias por este post.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo contigo, a veces intentamos ser originales, y formamos algunas frases rocambolescas, y la entrada de hoy, es una forma de aprender, que el lector quiere imaginarse cosas pero no dormirse imaginando.
A mi como persona a la que le gusta escribir, te doy las gracias por esta entrada.
Todas las obras deberían ser corregidas, y miradas por expertos. Sean de quien sean. Es la única manera de que el lector disfrute al 100% de una grandiosa obra, y al escritor de estar orgulloso al infinito % de esa obra y su calidad (no de trama), sino de belleza lingüística.
Así que gracias!!
El primer párrafo es de Cien años de soledad ;-)
Un saludo,
Rebeca.
Anxana, te entiendo perfectamente. Necesitas de alguien del exterior que revise lo que tú llevas haciendo desde que la empezaste. Lo malo es que muchas editoriales no hacen ese trabajo. Te deseo mucha suerte en la búsqueda editorial.
ResponderEliminarCova, siento si mis palabras te han sonado duras, no era mi inteción. No entiendo lo de no poner a un corrector que revise tu obra. He hablado de traducciones mal hechas, aunque también hay novelas de autores de aquí a quienes no se les revisa nada. Lo peor es que muchas veces es el mismo autor quien ha de hacerse cargo de esta cuestión y costearse que alguien lo corrija. Nosotros no vemos esos fallos. Yo soy de las que agradece que le corrijan estas cosas. Conozco a una correctora que ha publicado varias novelas que tiene problemas con el laísmo y alguna que otra falta. Aquí nadie se libra.
Déborah, yo escribo con tres diccionarios. Tengo encima de la mesa uno de sinónimos y antónimos, el de la RAE y a veces miro en internet, y aun así se me pasan.
Rebeca, cien alos de soledad es una novela maravillosa. Es que últimamente estoy viendo que faltan correcciones y es una pena porque los autores confían en que sus manuscritos llegan en buenas condiciones al mercado.
Hace poco leí un libro totalmente ilegible (y lo terminé!). Era una historia bonita, autopublicada, pero lástima de las faltas y el lenguaje usado, costaba mucho de leer...no entendía nada. ^^
ResponderEliminarZerlina, es una pena que algunos autores autopubliquen sus obras sin pasarlas por lo menos por algún corrector. Creo que a la larga esto te cierra puertas.
ResponderEliminar@Tempe: Es muy fácil argumentar escondidos detrás del gran escudo de la ignorancia y afirmar "tampoco conozco el oficio de cerca". No se debe confundir el oficio de un corrector con el de un EDITOR.
ResponderEliminar@Anabel: No es que nosotros lo pretendamos decir. Simplemente apuntamos algo que es un hecho. Es por eso que hemos mencionado que las cifras de las editoriales que "auto-publican" van en aumento exponencial. Estamos en la era en la que el ser humano se comunica más que nunca con palabras escritas, un buen ejemplo es esta entrada, se ha abierto el dialogo y sin embargo nadie ha escuchado una palabra.
Esa condición de escribir "más de lo necesario" está creando escritores (sin comillas porque realmente son escritores) por todos lados y el mensaje principal (que se puede leer implícito en tu entrada) es que nuestro idioma tiene fallos... Si las personas siguen infringiendo una ley aunque tengan toda la voluntad de acatarla, el problema es de la ley y no de las personas.
Se debe tener sumo cuidado con el tema de la ortografía, y no porque los que incurren repetidamente en errores ortográficos sean ignorantes o analfabetas, ya se ha visto aquí que también les pasa a los escritores. El problema de la ortografía viene mucho más profundo, y como bien lo ha apuntado alguien en otro foro: "Los correctores son la cura a los síntomas y no a la enfermedad, es como tomarse una aspirina para aliviar las migrañas de un tumor cerebral". Como lo ha mencionado Anxana, se llega un momento en que ya no se le ve defecto a la obra (después de escuchar consejos y releerla "miles" de veces), debería ser ese momento el de publicar, así como un pintor o un cantante lo hace después de mucho revisar sus propias obras (ellos mismos).
Os invitamos a leer le artículo "Andrés Bello en Macondo", un escrito inspirado en un discurso de hace catorce años en Zacatecas (se puede ver que no es nada nuevo este debate) del aquí ya muy citado Gabriel García Marquez, veréis lo que queremos decir.
Un saludo! Y que siga el dialogo, siempre es muy enriquecedor.
Exacto, un editor no debe de ser un corrector ni tampoco pienso que ese sea su trabajo, pero sí el que tiene la última palabra en el trabajo de un autor. Si hay algo que falla en la estructura de la trama, ese sí que es un trabajo de edición. Si hay fallos ortográficos, tipográficos o de estilo pienso que debería corregirlos un corrector. Y con esto no quiero decir que el autor sea analfabeto ni ignorante, pero lo que para nosotros, como escritores tiene sentido y le buscamos una lógica, no es así para un corrector. Cuando un autor da su obra se expone a que recibir buenas o malas críticas. Si encima la obra está mal escrita eso significa que habrá muchas puertas que se le cerrarán (editoriales convencionales). Yo no quiero juzgar a la gente que se auto publica (está el ejemplo de Eloy Moreno, que ha conseguido publicar con Espasa después de ir de librería en librería). A él le ha ido muy bien, aunque no siempre se consigue esto.
ResponderEliminarAun revisando nuestras novelas no somos capaces de ver los fallos como alguien ajeno a nuestra obra.
Estoy TAN de acuerdo contigo. Creo que muchas veces los errores no son cosa de que el escritor sea bueno, o no. Tienen una gran trama pero desarrollada de manera equivocada, o bien, los errores de la novela quitan lucidez a la obra.
ResponderEliminarEn este caso, tanto autores como editores debieran poner especial atención; para mi es algo molesto ver errores de redacción o que empiezan hablando en un tiempo y terminan con otro, me hace desconfiar de la formación del escritor.
En fin, son muchas cosas. Admiro a quienes se auto publican, pero siempre hay que cuidar los detalles mas mínimos, para no caer en los grandes.
Besos!
Me estoy dando cuenta de que me apetecería un montón leer una novela tuya, Anabel. Espero que pronto te llamen de una editorial para darnos a algunos con el gusto (y a ti más :p)! Mucha suerte ^^
ResponderEliminarMuchas gracias por estos comentarios. Como muchos autores necesito que mi obra la vea alguien ajeno a mí porque le he repasado tantas veces que no me doy cuenta de estos detalles que cuento aquí. Sí que los veo en otras novelas, y mira que trato de releerlo veinte veces antes de darlo por bueno. Aun así se me pasan tantas cosas.
ResponderEliminarEomoi, yo espero muy pronto dar esa noticia xD
Me ha encantado la entrada. Últimamente también estoy leyendo a algunos autores autopublicados que no encuentran editorial y las están pasando pu*** para seguir adelante. Y coincido contigo en que hay de todo en este mundo de la autopublicación. Pero también de autores publicados. He encontrado de todo y me ha hecho preguntarme ¿quién seleccionó sus obras para editarlas? ¿Por qué y con qué criterio? ¿En qué se basan para aceptar o rechazar novelas?
ResponderEliminarMuy buena entrada, Anabel. Yo también espero poder leer algo tuyo pronto :)
A la hora de escribir muchas veces se quiere poner de una forma tan complicada que nos equivocamos, cuando podemos decirlo de una forma muy sencilla. Y a lo mejor esa forma tan complicada no es la más bonita o no queda mejor. Y también es cierto que, aunque ese texto lo hayamos leído una y otra vez, no conseguimos ver los fallos, por eso es necesario que lo vean otras personas.
ResponderEliminarMe ha parecido una entrada genial y muy acertada. Ojalá podamos ver pronto una novela tuya publicada ^^
Cuanta razón tienes, yo misma tiendo a desordenar frases que cuando luego releeo me doy de cabezazos!
ResponderEliminarLástima que las editoriales ya no apuesten tanto por los autores desconocidos por que hay muchos que con una corrección tendríamos novelas estupendas.
Un beso!
Anabel, parece que tienes mucha fe en las “editoriales convencionales”. Es probable que olvides que son empresas, al igual que las editoriales que “auto-publican” y su objetivo es ganar dinero. Las editoriales no trabajan como vosotr@s por amor al arte, para ellos el dinero es básico. La misma historia de Eloy Moreno lo demuestra. Si él decidió auto-publicarse (al menos por las razones que él dice) fue porque no quería que ninguna editorial convencional rechazara su obra sin ni siquiera leerla. Logró su cometido y ahora tiene una gran historia detrás de su libro, para muchos digna de otra novela. Sin embargo, hoy en día no hay entrevista en la que Eloy no mencione a Espasa, o el hecho de que lo hayan “descubierto”, es decir, el mismo contradice su filosofía original.
ResponderEliminarCon respecto a lo de los correctores, precisamente, si para ti tiene sentido y lógica algo y viene un corrector a cambiarlo “porque está mal escrito”, ya no es TU pensamiento lógico el que está expresado sino el del corrector, es por ello que es el autor el que debería tener SIEMPRE la última palabra en SU OBRA, y no el editor como tú lo afirmas. Que puedes seguir recomendaciones basadas en críticas o consejos, claro que sí, pero es por eso que es tu decisión. Este tema está abierto a debate, pues en EUA sí es muy común que el editor “escriba” parte de la novela, pero por ejemplo en Francia eso es un sacrilegio (tal vez por eso es el país que más han ganado premios Nobel de literatura en la última decada).
Para responder a Lily y Dianna, al menos desde nuestra perspectiva, el criterio principal es que venda. Por ejemplo, Eloy Moreno con su historia detrás de su novela; o incluso la “auto-biografía” que ha publicado una editorial del mismo grupo del sello de Eloy, de un joven motociclista al que le han preguntado en una entrevista si alguna vez se había planteado ser escritor, y el dijo muy humildemente que había sido la propia editorial la que lo había llamado para que lo hiciera y que él nunca había pensado en escribir nada. Eso demuestra que hoy en día el ARTE LITERARIO está pasando a ser capitalismo literario, precisamente para evitar la crisis. Y es ese sentimiento el que impulsa a muchos escritores (que no a todos) a auto-publicarse, para demostrar que su novela si vende y que a la gente le gusta lo que escriben. Entonces, por un lado están las editoriales convencionales que publican lo que les asegura recuperar la inversión rápidamente y por el otro, editoriales que publican “el resto” a cambio de dinero. Todo esto está creando un abismo que al fin y al cabo terminará por ganar “el resto” que en este caso es mayoría.
Por eso es probable que lo que es complicado de leer para nosotros ahora, sea lo más natural para las generaciones futuras, porque será lo que más se encuentre en los libros.
Muy buena tu entrada, Anabel. Comparto muchas cosas de las que dices. También estoy de acuerdo con mucho de lo que escribe un poco más arriba "Book".
ResponderEliminarbsos!