viernes, 2 de septiembre de 2016

Luna. Luna nueva


LA LUNA QUIERE MATARTE. Y TIENE MIL FORMAS DE CONSEGUIRLO. La gélida acritud del vacío. La letal lluvia radiactiva. El polvo que la recubre, tan viejo como la Tierra. La creciente debilidad de los huesos... O puedes quedarte sin dinero para agua. O para aire. O puedes caer en desgracia con uno de los Cinco Dragones, las corporaciones que dirigen la Luna y controlan sus amplios recursos. Pero te quedas, porque la Luna puede hacerte más rico de lo que eres capaz de imaginar..., mientras sigas con vida. Adriana Corta tiene ochenta años. Su familia dirige Corta Hélio. Han sobrevivido a las implacables guerras corporativas y a la peligrosa paz subsiguiente. Pero ahora esa paz se resquebraja. Es probable que Adriana tenga que morir, aunque no la matarán sus rivales ni la Luna. Sea cual sea su destino, sin embargo, Corta Hélio no morirá.

Hay temas que son una apuesta segura porque forman parte de la vida, del día a día: traiciones, venganzas, infidelidades, abandonos, amores imposibles, luchas de poder, guerras declaradas, guerras silenciosas, odios centenarios, intentos de asesinato, polvos salvajes y malas pulgas. Sí, al estilo Falcon Crest, Dinastía, Dallas o cualquier telenovela sudamericana. ¿Recuerdan Cristal, la Dama de Rosa o Topacio? Pues parecido. Y si a todo esto le sumamos un escenario particular, La Luna, el primer impacto no se lo quita nadie. Hoy hablamos de Luna. Luna Nueva, la primera entrega de la trilogía de Ian McDonald que publica Ediciones B en su colección de Ciencia Ficción y que nos trae la lucha de cinco grandes familias (todas súper-poderosas, todas súper-ambiciosas) por conquistar nuestro satélite, los llamados Cinco Dragones. En la faja promocional, califican esta historia como un Juego de Tronos lunar (o lunático) La propuesta, que ahora analizaremos en profundidad, es a simple vista atractiva, estimulante. ¿O sólo me lo parece a mí?
            A ver, hagámonos una idea: los humanos han colonizado La Luna, un sitio lleno de oportunidades pero tremendamente peligroso. Cada uno de los habitantes tiene un 'chib' en el ojo que le dice cómo van las reservas de los cuatro elementos básicos para sobrevivir: oxígeno, carbono, agua y datos. Además, tienen un sistema feudal, viven bajo tierra –no en la superficie-, echan de menos el café, que vale más que el oro, tienen robots que son como mayordomos fieles, no hay leyes, sólo contratos, y son todos bisexuales. El dinero sigue siendo imprescindible para salir adelante. Y lo digo desde ya, que éste es, sin duda, el mejor logro de la novela: la ambientación de La Luna, esa civilización que ha creado con todos los detalles. El mundo que imagina funciona, es creíble, atractivo. Los personajes principales, sobre todo los de las dos familias más poderosas, Los Corta y los Mackenzie, están bien dibujados y, aunque se intuye el papel que va a jugar cada uno, el odio de las dos familias funciona a la perfección como motor de la trama. Ian McDonald es, además, un autor valiente que incluye escenas vertiginosas de peleas y hasta un par de capítulos sexuales alucinantes. El final, como manda el género, es… bueno, ya os lo imagináis.
            Os advierto de que no es una lectura sencilla. Me explico: son tantos los nombres, los datos, las palabras inventadas que durante las primeras páginas -80, por lo menos- uno tiene la sensación de no enterarse de nada, como si mi abuela estuviera leyendo un tratado de física cuántica. La clave está en aguantar, en armarse de paciencia y en una especie de huida hacia delante porque, poco a poco, todo empieza a cuadrar. Y uno se va familiarizando con los paisajes y, sobre todo, con los personajes. No es sencillo, pero se consigue. Para facilitarnos el acercamiento a este mundo desconocido, el autor, a modo de prólogo y epílogo, coloca unas guías de personajes, lugares y conceptos que se pueden consultar en cualquier momento. Una ayudita así nunca viene mal.
            Luna. Luna Nueva es uno de las apuestas de ciencia ficción más estimulantes de la temporada, que satisfará a novatos en el género y a los expertos. Su concepción de la Luna como espacio habitado es sencillamente impresionante. Si a eso le sumas los ingredientes básicos de cualquier culebrón, el éxito está asegurado. De hecho, ya hay un canal interesado en convertirla en serie. Mientras tanto, disfruten de esta telenovela lunar. No faltan la mala malísima sin escrúpulos, el inocente, el valiente, el bala perdida, el tonto, la vengativa, la rencorosa… ¿Les suena de algo? Pues disfruten. 

1 comentario:

  1. Hola! no es una lectura de mi estilo, pero a mi chico le podría resultar interesante, tomo nota!
    Besos :)

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