jueves, 7 de febrero de 2019

No leer


La inconfundible voz de Alejandro Zambra se oye con fuerza y delicadeza en las páginas de este libro que, alentados por la paradoja del título, podemos comprender como un originalísimo elogio de la lectura. Inventario de filias, fobias y caprichos, delicioso álbum de citas, proyectos frustrados y declaraciones de amor –a las fotocopias, a la penumbra, a la palabra borrador, a la poesía chilena y a los orilleros del boom latinoamericano–, No leer es un libro apasionado, extraño, divertido y melancólico, de quien es uno de los escritores latinoamericanos más talentosos y reconocidos de los tiempos recientes.



Imaginen una muñeca rusa, de ésas que se abren y se repiten infinitamente. Imaginen una semilla en la que está latente un árbol con cientos de ramas. O imaginen unos fuegos artificiales: una estela de luz que se levanta en la noche hasta lo alto y, una vez ahí, explota en miles de estrellas. Algo así pasa con No leer, de Alejandro Zambra, un ensayo recién publicado por Anagrama donde el autor, sin pelos en la lengua, defiende la lectura libre y el vicio literario, repasa su biografía lectora –sus primeros amores y sus primeras decepciones– y, sobre todo, despliega ante nuestros ojos un estimulante catálogo de autores, títulos y referencias, de anécdotas, curiosidades y secretos. Es éste un libro que contiene muchos libros, en sus páginas están los ecos de otras páginas. Es un libro-semilla. Un libro-muñeca rusa. Es una recopilación de artículos publicados en diferentes medios en la última década donde nos muestra miles de caminos, nos señala cientos de puertas y se arrodilla, una y otra vez, ante el poder de la literatura.

            Basándose en esa norma tan efectiva de la psicología inversa –no leer–, Alejandro Zambra invita precisamente a lo contrario: a leer, a leer por placer. Y de aquí sale el brillo que ilumina todo el ensayo: el gusto por la lectura. El disfrute. El hedonismo. El acto solitario y ególatra que es entregarse al deleite. La búsqueda del estímulo estético. La belleza de la palabra. Yo os lo confieso: me sorprende que alguien enseñe su biblioteca, que confiese sus libros-tesoro, porque para mí es tan íntimo como enseñar en cajón de la ropa interior. Él no tiene pudor ni tampoco vergüenza. Habla de los libros como hablan los apasionados: con vehemencia, con intensidad y apasionamiento y, por qué, con cierta pedantería porque hablar de los libros que ha leído es hablar de él, es construirse una identidad. Tiene reflexiones interesantísimas como cuando dice que, en la literatura como en la vida, hay que matar al padre, es decir, hay que superar esos libros que nos apadrinaron en nuestra juventud. Leer No leer es también escribir, apuntar, querer recordar porque está lleno de referencias, de títulos y autores. Miren qué frase, que yo creo que resume el sentimiento de cualquier lector: Es a veces un alivio poder expresarse a través de otro.

            No leer es una recopilación de artículos del autor con un denominador común: su biografía a través de los libros. Él no habla de su nacimiento, de su mayoría de edad o de su primer amor: él habla de su primer vicio lector, de su primera decepción lectora o de su amor platónico literario. Y es curioso conocer a alguien por lo que lee y por lo que decide no leer. Con una prosa cercana, aferrado a un estilo que recuerda a la barra de un bar o a la confesión de alguien al que se le ha soltado la lengua, el autor se siente cómodo en ser provocador, en su acidez a la hora de criticar a ciertos autores, como a Sandor Marái, o de confesar sus manías, sus vergüenzas. Y los que aman los libros sentirán cerca a Zambra, lo verán como uno de los suyos (o uno de los nuestros) ¿Qué pensarían de una persona que pasa más tiempo eligiendo sus lecturas para un viaje que haciendo la maleta? Pues levantaríamos la mano porque muchos hacemos lo mismo: un libro para el hotel, otro para el avión, otro por si alguno de los anteriores no me gusta. Zambra es un obseso de los libros. Alabado sea.

            Pues sí, no lean por obligación, no lean cualquier cosa, no lean sin verse arrebatados por la poderosa energía de la palabra escrita. No lean por leer, no lean con desgana ni por aparentar. Alejandro Zambra lo tiene claro: no lean lo que no quieran. No leer es una provocación y un homenaje, es una declaración de amor y una confesión entre amigos, es una charla caótica y estimulante sobre los libros y las palabras, sobre los autores y sus aciertos, sobre los fracasos y los olvidos. Lo mejor del ensayo es, sin duda, la lucidez del autor, sus reflexiones y su virtud para inspirar, para dejar intuir. Si algo queda claro después de leer a Zambra es que la literatura es maravillosa. Porque la literatura es la vida. Y no leer es lo mismo que no vivir. Así que decidan ustedes mismos…
 

1 comentario:

  1. Pues no me sonaba este libro. Y aunque no es el género que suelo leer, me dejas con muchas ganas, pero con muchas ganas de leerlo.
    Besotes!!!

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