La feria del libro de Valencia es el evento para todo blogger valenciano que precie, Nos unimos amigos y amantes de la literatura para pasar el día entre casetas, sol y olor a libro nuevo. Pasear por el recinto ferial supone para muchos de nosotros una tentación demasiado grande, y si a eso le sumamos las recomendaciones de nuestros amigos/as, y una tarjeta de crédito demasiado atrevida, pues la combinación es muy peligrosa.... Se deja ver cuando cierras los ojos
Gracias a mi compañera y amiga María Gardey, tuve la oportunidad de conocer la obra de este joven autor de 21 años y tocayo mío Sergio Hernández. La interesante y cuidada edición de la editorial Alupa, unida a una estructura bastante interesante hizo que mi interés por esta obra se viera acrecentado.
Lo que más me ha sorprendido es la estructura y el concepto. Me he tenido que ver obligado a quitarme los prejuicios y las ideas preconcebidas para abordar esta obra. Siempre he pensado que emplear la técnica del aforismo en la literatura, intercalada con reflexiones personales que rozan lo poético, es algo que solo se puede conseguir con una trayectoria literaria muy amplia, y con un dominio del lenguaje que roza la maestría. Este libro demuestra que estoy en lo cierto. El joven Sergio crea un texto ocurrente y atractivo, pero algunas de sus reflexiones pecan de recargadas y en ocasiones se pierde el sentido casi completo de la frase. Debo decir que no es la norma de esta obra, tenemos reflexiones muy acertadas y que unidas a una edición e ilustración impactante, hacen del conjunto algo interesante.
Es de alabar que pese a su juventud trate temas como: el amor, los sueños, el desamor, el deseo,los miedos, el tiempo... entre otras cosas, pero sinceramente, considero que todas esas reflexiones deben ser fruto de una vida mucho más basta y prolífica.
Como aspecto positivo de esta curiosa obra he de destacar que invita a pensar, algunas frases y el concepto en sí que presenta el texto de Alupa, instan a ser más imaginativos y sobre todo transgresores, que es la baza más buena con la que cuenta 365 primeras citas.
Como joven de 25 años que no se ha puesto delante de una pantalla en blanco, he de alabar la valentía de este chico que se ha atrevido con algo tan complicado como las reflexiones trascendentales. Lo único que puedo decir es lo siguiente: la práctica y el tiempo hace al maestro, y si sigue este autor con esas ideas, a cada obra que escriba estará más cerca de esa maestría a la que toda persona debe aspirar en todo lo que haga.
Solo puedo decir que nos tuvo toda una tarde entretenidos...
ResponderEliminar212
Besos de tinta