Para enfrentarse en soledad
Ya tenemos el movimiento Slow Food, que apuesta por comer con tranquilidad, disfrutando de alimentos de calidad, el Slow Travel, que aboga por integrarse en el lugar de destino, comunicarse con sus habitantes y participar de sus costumbres, y ahora yo os traigo el Slow Reading, creado por mí, y que sería algo así como una actitud a la hora de elegir un libro y de enfrentarse a él. Las bases de esta nueva corriente lectora podrían resumirse –se me ocurre así, a bote pronto- en decantarse, al menos una vez al año, por una historia de ésas pausadas en las que lo importante no es la acción sino las sensaciones que transmite y que habría que leer con calma, en un lugar especialmente confortable y silencioso, recreándose en el estilo, en la musicalidad de las palabras. Hoy hablo de un título que bien podría encajarse en esta nueva filosofía del Slow Reading: Astrid y Veronika, de la escritora sueca Linda Olsson y que publicó Salamandra –está también en versión bolsillo- hace unos años, aunque yo lo descubro ahora. Mea culpa, aunque más vale tarde que nunca. Esta novela se parece a un retiro en el campo, a un paréntesis del mundo, a algo así como un buen masaje en la espalda. La cara que se te queda después de leerla es la misma.
¡Sorpresa,
sorpresa! De los países nórdicos no sólo nos llega la novela negra, esas frías
historias de suspense y misterio, llenas de cadáveres y sospechas. En Astrid y Verokina hay paseos por el
campo, siestas junto al río, comidas caseras, tarde de silencio, confesiones en
el porche. Nada, en principio, parece especial y extraordinario porque, y ésa
es la clave, nada es especial o
extraordinario. Las protagonistas son dos mujeres, solitarias, heridas y
desesperanzadas, abatidas ambas, de generaciones diferentes –las separan
cincuenta años-, que se encuentran por casualidad y que empiezan a conocerse, a
acompañarse, a compartir su dolor. La autora no tiene prisa y los lectores
tampoco deben tenerla, porque todo transcurre de forma suave y pausada, en el
ámbito de lo cotidiano. Astrid y Veronika
es un delicioso homenaje a la amistad, a esas relaciones entre desconocidos
que, en determinados momentos, son imprescindibles porque salvan, porque te alejan del abismo. Las dos
mujeres, aunque no lo tenían previsto, terminan descargándose de los que las
hace sufrir: una encuentra su futuro; la otra se reconcilia con su pasado.
Es
ésa una novela visual, auditiva, gastronómica: todos los sentidos participan.
Las descripciones son tan sugerentes, tan eficaces, que podemos ver los
paisajes, oler los guisos y degustar (casi) las fresas silvestres, porque Linda
Olsson tiene una habilidad especial para
levantar escenarios, para trasladarnos a momentos concretos. Con respecto a
la estructura, está organizada en capítulos cortos, correspondientes a cada una
de las protagonistas, y recurre con frecuencia al flashback. Conocemos a través
de esos recuerdos la desgraciada infancia de una, los amores terribles de otra,
las decepciones de ambas… La acción ocurre en el pasado, porque el presente está reservado sólo para
lamerse las heridas, para tomarse un descanso de la vida. Y así es esta
historia, en la que también se trabajan mucho los silencios, como dos amigos
cuando no tienen ganas de hablar, que se bastan haciéndose compañía.
Es
novela cautivadora, tierna e indiscutiblemente elegante sobre el dolor y el lirismo que hay en él, no
me extraña que el New York Times le dedicara una fantástica reseña. Me queda
una reconfortante calidez dentro del pecho, no sé, unas ganas tremendas de
abrazar a alguien. No os voy a engañar: es una narración lenta, que se detiene
en los detalles, pero que os gustará si queréis tomaros un respiro de
conspiraciones, persecuciones e historias de amor superlativas. ¿Sabéis? Si cierro los ojos, aún sigo viendo los
verdes de ese paisaje sueco.
Bienvenidos
al Slow Reading.
¡Hola!
ResponderEliminarMe lo apunto sin duda. Me llama mucho la atención la sinopsis, y me gusta lo que dices de él. Sobre todo la forma en la que está narrado, me gusta que se detallen los paisajes y las situaciones. Espero tener la oportunidad de disfrutarlo.
Un beso
Pues ya verás qué delicia. ¡Buenos días! Un beso fuerte. Dani.
EliminarHola! No lo conocía pero me lo apunto ya que tiene muy buena pinta. En cuanto al término Slow reading, en cuanto has nombrado los "síntomas" me ha venido a la cabeza las obras de Marlena de Blasi, lectura para saborear los momentos de la vida, los pequeños placeres sin mucha acción en la obra. Gracias por la reseña, besos!
ResponderEliminarHuy, tomo nota de tu recomendación. Muchísimas gracias. Dani.
EliminarNo me sonaba. Y me has dejado con muchas ganas de disfrutar de esta historia.
ResponderEliminarBesotes!!!
Yo también lo descubrí por casualidad y me quedé prendado. ¡Un beso fuerte! Dani.
EliminarHola!
ResponderEliminarNo conocía el libro, pero tiene muy buena pinta, me lo apunto :)
Te gustará, pero elige bien el momento: que estés muy relajada. Un beso. Dani.
EliminarLa verdad es que Salamandra es una de esas editoriales de las que leería absolutamente todo...
ResponderEliminarMe lo llevo =)
Besotes
Igual que yo. ¡Quiero todos los ejemplares de Salamandra en casa! TODOS. Un beso. Gracias.
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