Vamos con la reseña de la continuación de “El corredor del
laberinto”, que ya reseñamos en esta ventana. Si no has leído la primera, tal
vez seguir leyendo te destripe algunas sorpresas. Si ya lo hiciste, sigue
adelante.
Resolver el laberinto se suponía que era el final. No más
pruebas, no más huidas. Thomas creía que salir significaba que todos
recobrarían sus vidas, pero ninguno sabía a qué clase de vida estaban
volviendo. Árida y carbonizada, gran parte de la tierra es un territorio
inservible. El sol abrasa, los gobiernos han caído y una misteriosa enfermedad
se ha ido apoderando poco a poco de la gente. Sus causas son desconocidas; su
resultado, la locura.
En un lugar infestado de miseria y ruina, y por donde la gente
ha enloquecido y deambula en busca de víctimas, Thomas conoce a una chica,
Brenda, que asegura haber contraído la enfermedad y estar a punto de sucumbir a
sus efectos. Entretanto, Teresa ha desaparecido, la organización CRUEL les ha
dejado un mensaje, un misterioso chico ha llegado y alguien ha tatuado unas
palabras en los cuellos de los clarianos. La de Minho dice “el líder”; la de
Thomas, “el que debe ser asesinado”.
EL LABERINTO ERA SOLO EL PRINCIPIO
Como ya he comentado antes, esta es la segunda novela de una
trilogía. Y sucede algo que ya he observado en otras trilogías. Normalmente la
primera novela sale sin saber si va a tener el éxito suficiente para seguir
publicando el resto. Por consiguiente suele ser bastante auto conclusiva,
dejando un final lo suficientemente abierto como para continuar. Pero la
segunda ya suele salir contando con que el lector tendrá a su alcance el final
en la tercera, con lo que las resoluciones de conflictos e interrogantes suelen
aplazarse.
La primera partía de una premisa muy atractiva y potente, ese
letal laberinto donde están los muchachos atrapados. Es una historia de
supervivencia y misterio con un grupo relativamente reducido de personajes en
un espacio acotado. Al final se nos aclaraban bastantes cosas sobre el
laberinto, dejando en el aire aspectos como: ¿Cuál es su objetivo? ¿Quién o qué
es CRUEL? ¿De dónde vienen los chavales y por qué no recuerdan nada? ¿Qué clase
de mundo les espera fuera?
En esta segunda parte empiezan a vislumbrarse detalles
encaminados a responder estas cuestiones, pero sin llegar a satisfacer
plenamente ninguna, excepto tal vez la última. Sí que vamos a conocer el tipo
de mundo exterior, ya que esa es la prueba principal a la que son sometidos los
chavales, deben recorrer una distancia dada en un tiempo concreto para llegar a
un lugar donde se les darán respuestas.
La novela me ha dado la impresión de estar estructurada como si
de un videojuego se tratara, debiendo superar el protagonista diferentes
niveles de creciente complejidad hasta alcanzar la pantalla final para
enfrentarse al jefe y salvarse. Todo me ha parecido un poco forzado. Como si el
autor sintiera la obligación de ofrecer en cada nivel un más difícil todavía
para estar a la altura de la brillantez de la idea que vertebraba la primera
parte.
Además, al no poder dar todas las respuestas, abusa un poco de
las dudas y vaivenes emocionales del protagonista para intentar mantener el
interés sobre lo que está pasando, especialmente en su relación con Teresa. Son
adolescentes en una situación límite, pero a veces creo que abusa de tanto
vaivén. Aunque esto es algo objetable a la mayoría de novelas juveniles, donde
la intriga romántica no es más que un penduleo entre el ahora me quiere, ahora
no me quiere, como si en cada capítulo tocara deshojar un pétalo de la
margarita.
A pesar de todo esto, la novela se lee con ligereza, hay
escenas de acción bien elaboradas y te deja con ganas de conocer el desenlace
de tanto misterio. Ya que hemos llegado hasta aquí, vamos a ver cómo termina.
Esperemos que el final esté a la altura del misterio planteado.
No estoy conforme con lo del videojuego. A mí esta me encanta.
ResponderEliminarBesos
Leí el primero y me encantó, a ver si empiezo este y es igual de bueno.
ResponderEliminarBisous