Hola a todos. El verano casi ha terminado y mis mini vacaciones también han quedado atrás. Tengo muchas reseñas pendientes, muchas lecturas que acabar y algún IMM vlog que hacer. Pero vayamos poco a poco porque no quiero estresarme antes de tiempo.
Hoy vengo con una idea que me ronda la cabeza desde hace bastante tiempo, y quizás me haya decidido a escribir estas líneas cuando escuché una entrevista que le hicieron a Javier Ruescas en RNE, en el programa Asuntos propios.
Hubo una pregunta clave que fue: ¿Tu carrera, después de hacer periodismo, después de tus obras fantásticas continuará por los senderos de la fantasía o los años harán mella en estos mundos imaginarios para hacerlos cada vez más realistas?

Así pues hay como un cierto recelo cuando se habla sobre la literatura fantástica y romántica. A un autor, por muchos libros que venda, por mucho que exista un público entusiasta que lo aclame como buen autor, no le considerará como un escritor serio hasta que no escriba una novela de “adultos”. También es cierto, y puedo hablar de muchas pretenciosas novelas que he leído y que dicen ser históricas, que son muchísimo más fantásticas e increíbles que las del género que nos ocupa.
En cambio de estos autores nadie duda de ser escritores serios, adultos y a los que debe leer. Sí señores, hay que leer de todo para tener una perspectiva de lo que es bueno y de lo que es un bodrio, pero como en todo en esta vida, libros buenos y malos encontrarás en todos los géneros.
Como lectora y como escritora de este género estoy disfrutando como nunca de la gran variedad de oferta que hay en el mercado y de las buenas historias que se escriben. Sin embargo existe un sector importante de la sociedad, y no es que me importe, pero tachan a los escritores de literatura juvenil como escritores de segunda fila.
Desde esta humilde ventana quisiera reivindicar que no existen autores de segunda fila, sino novelas malas. Son muchos los que proclamamos que la literatura fantástica es un género a tener en cuenta. Y puedo decir, porque me gusta mucho este género, que de las mejores novelas que he leído en años es Canción de hielo y fuego, aunque en este caso es una novela fantástica de adultos.
No sé qué pensáis vosotros, pero a mí me parece tan serias las novelas de Bárbara G. Rivero, de Javier Ruescas o de Laura Gallego, por poner un ejemplo, como las de Gabriel García Márquez.