Un joven viaja por el mundo en busca de iluminación; una estudiante de origen indio seduce a un profesor buscando una salida desesperada a la situación de su familia; un poeta fracasado acaba dejándose arrastrar por la tentación del dinero; un sexólogo tiene un perturbador encuentro sexual en una selva remota; un matrimonio que empezó por conveniencia acaba en desastre; un músico que toca el clavicordio se enfrenta a la dificultad de combinar su arte con su condición de esposo y padre y termina perseguido por unos cobradores de morosos; uuna mujer visita a una vieja amiga a la que le están haciendo pruebas para saber si padece alzhéimer y le regala un libro que ambas adoraban en su juventud... Jeffrey Eugenides, que ha demostrado su capacidad para ahondar en la complejidad de las relaciones humanas, continúa su exploración en esta envolvente colección de cuentos. Nos encontramos aquí una vez más con hombres y mujeres que se enfrentan a sus miedos, toman decisiones drásticas y se adentran en territorios desconocidos.
Me
dejó en un extraño estado de hipnosis con Las vírgenes suicidas. Después, me noqueó con Middlesex, una novela a la que miro con cierto recelo porque me
removió tanto que no podía creer que un libro, un simple libro, tuviera el
poder de aturdirme de esta forma. Y
ahora, Jeffrey Eugenides vuelve a hacerlo. Preparaos todos, apriétense los
cinturones porque Anagrama publica en castellano Denuncia Inmediata, una exquisita recopilación de relatos
protagonizados por enamorados, soñadores y trabajadores, todos fracasados,
todos incapaces de gestionar su frustración. Y lo avanzo desde ya: este autor
ha firmado la que es mi mejor lectura del año. No tengo dudas. Ahora os explico
por qué.
Denuncia inmediata habla de ti y de mí, habla
del vecino y del que te mira por encima del hombro en la cola del banco. Estos
relatos se nutren de la clase media para hablarnos de esas frustraciones que
todos despreciamos, que no podemos creer que tengan algún tipo de lirismo. El
autor lo hace. Y ahí tenemos dos ancianas amigas que siguen viviendo de los
recuerdos, un hombre en una selva perdida que cree entrever el sentido del
universo, una mujer que quiere quedarse embarazada a toda costa (insisto: a
toda costa), un hombre que sobrestima su talento y pone en peligro el bienestar
de su familia, una denuncia falsa de violación para librarse de un matrimonio
concertado, y así, una pasarela de personajes que nos provocan algo intermedio
entre la compasión y la repugnancia. Y hay dos columnas sobre las que se
levanta este edificio literario, curioso, cuajado de detalles, y son el dinero
y el sexo. Sí, esas dos metas parecen democratizarnos a todos, parecen ser el
origen de casi todas las frustraciones del hombre.
Si
hay algo que nos deja claro el autor con Denuncia
inmediata es que trabaja el cuento con la misma precisión que las novelas. Sus
relatos son como semillas que, si se dejaran florecer, podrían convertirse en
novelas, en rocambolescas historias. Eugenides pule al milímetro la prosa,
trabaja los diálogos con el oído y no se achanta al tratar grandes temas de la
humanidad en historias de no más de veinte páginas. El universo, la vejez, la
soledad y la maldad. La hipocresía, la excitación sexual, el amor condicional. Denuncia inmediata es, en cierto modo, una
especie de homenaje a él y a su literatura porque los relatos ocupan un periodo
de treinta años, desde 1988 hasta 2017, aunque no están ordenados de forma
cronológica. Comprobamos que hay una constante en su obra: conocer la penumbra
del ser humano, sus dobleces y sus laberintos. Y mis títulos favoritos, a ver
si coincidimos, son Jeringa de cocina
y Denuncia inmediata.
Denuncia inmediata
se parece más a vivir que a leer. ¿Por
qué? Por la insólita habilidad del autor para usar la palabra como un arma,
para rebelarse, para defenderse, para atacar. Sí, el lector de esta
recopilación de cuentos se expone a no salir indemne porque en esas historias
está lo que no queremos ver, lo que no queremos ser, lo que no queremos que nos
recuerden. Bastante frustración hay ya en el día a día como para que nos lo
planten en la cara. Y entre estas páginas hay un mundo y un descubrimiento, y
Jeffrey Eugenides es, sin lugar a dudas, un visionario, un genio, como cuando
Galileo descubrió que la Tierra era redonda. Aquí, en estos cuentos, conocemos cuál
es la verdadera forma del ser humano.
Este libro no es para mi, los relatos no terminan de llamarme la atencion.
ResponderEliminarSaludos
Pues no me he estrenado con este autor y veo que tengo que ponerle remedio.
ResponderEliminarBesotes!!!