Hola a todos. Hoy os traigo un libro nostálgico para todos los que vivimos la EGB, para todos los que aún sonreímos con al ver series como V, artistas como Sabrina o meriendas como La pantera Rosa. Se trata de Yo fui a EGB, de Javier Ikaz y Jorge Díaz, publicado por Plaza y Janés.
SINOPSIS: El libro que celebra el gran fenómeno de internet de los últimos años. Un recorrido nostálgico por los usos, las costumbres, las marcas, los programas, las canciones, la comida, etc., de una época que marcó a varias generaciones de españoles.
Si aprendiste los ríos y las cordilleras mientras mordisqueabas una goma Milán, si comiste empanadillas en Móstoles, si estabas entre dos tierras y no encontrabas el sitio de tu recreo, si para ti el tiempo era oro y jugabas al precio justo, seguro que fuiste a EGB.Si llevaste hombreras o te echabas laca Nelly, si el primer libro que leíste fue El libro gordo de Petete, si tu primera lágrima fue porque Marco no encontraba a su madre, si el primer polo que te comiste fue un frigodedo, no hay duda de que tú también fuiste a EGB.Los pitufos, Naranjito, Parchís, ET, las chapas, el seiscientos, Orzowei, los minerales, los gusanos de seda, los rotring, la teleindisdreta, la abeja Maya, los lagartos de V, la Botilde, The Final Countdown... Todos los que fuimos a EGB sabemos que hay mil historias que contar y estamos deseando retroceder en el tiempo para recordarlas todas en un libro totalmente ilustrado y escrito por los autores del exitoso blog Yo fui a EGB.
Yo fui a la EGB es un libro lleno de anécdotas y de fotografías de todos aquellos que niños que fuimos al colegio en los años 70 y 80. Son recuerdos de mi niñez, algunos olvidados y recordados mientras pasaba las páginas, con los que no he podido dejar de sonreír al ver las fotos que los autores han rescatado del baúl de los recuerdos. Este libro es la memoria de cómo jugábamos, merendábamos o qué veíamos en la tele. El libro tiene diez capítulos: “¿Qué queréis merendar?”, “Enamorado de la moda juvenil”, “Al recreo”, “Aparta, que no veo la tele”, “Carnet de videoclub”, “A clase”, “En el auto de papá”, “Tópicos, (¿a que tú también hacías…?)”, “Si pasas por el quiosco, tráeme…” y “De doble pletina”.
Desde luego, yo era de las que de vez en cuando merendaba una
Pantera Rosa, un Tigretón o Bony (aún los sigo comiendo y me siguen gustando
tanto o más que cuando era pequeña). Desayunábamos tazones de leche con Cola
Cao y galletas María Fontaneda y nos llevábamos al cole Bollicaos (aún recuerdo
la expresión de: Estás más bueno que un
Bollicao). Muchas de nosotras éramos felices pintándonos los labios con una
barra de chicle de color rojo. Y quién no ha comido después un Drácula o un
Frigopie.
Mi primer reloj de pulsera fue un reloj que me pinté un reloj
en la muñeca con un rotulador Carioca, que
me quitaba antes de regresar a casa para que mi madre no me pillara. También
fui de las que llevó hombreras (poco, todo hay que decirlo) y jugó con
recortables comprados o dibujados por mí. Aún conservo mis primeras JohnSmith azul
cielo.
Cuando salíamos al recreo jugábamos al escondite y si eras más
rápido que el que pagaba, gritabas lo de: Por
mí y todos mis compañeros. Entonces te convertías durante unos breves
minutos en el héroe del patio. También nos llevábamos una caja de cromos, una
goma o una cuerda para jugar, que guardábamos en un bote de Colón.
Nuestra oferta televisiva era escasa, pero las pocas series que
veíamos, las disfrutábamos y las jugábamos más tarde en la calle. Porque si
algo caracterizó a los niños de mi época fue que nos pasábamos las horas en la
calle (salvo la hora de la sobremesa que todos estábamos enganchados a Mazinger
Z, Heide, La abeja Maya o Marco). ¿Quién de nosotros no lloró
con Marco?
Esperábamos con ansia los viernes por la noche para ver Un, dos, tres… responda otra vez. Pero no puedo olvidar La
bola de cristal, Juego de niños, Si lo sé… no vengo o El
Precio justo. Muchos de nosotros sufrimos los dos rombos, señal de que la película o la serie era para mayores de
18 años. Me quedé con ganas de Dallas. Aún no entiendo qué tenía de
escandalosa para mis padres no me dejaran ver esta serie. Y también fuimos de la generación de Verano azul, que silbaba cuando iba en bici.
Y llegó el DVD y con él empezamos a devorar las películas que
ya habíamos visto en el cine. Aún recuerdo el día en que vi Grease
en el cine y cómo soñé en parecerme a Olivia Newton John. Sin embargo,
en aquella época ya empecé a seleccionar qué quería ver. No soportaba las
películas de Esteso y Pajares, de Jaimito o Porky’s. Disfruté mucho
con Kárate
Kid, Esta casa es una ruina o Superdetective en Hollywood. Y con
muchas de aquellas series forrábamos nuestras carpetas con las fotos de nuestros
actores favoritos.
Si algo marcó nuestras clases fueron los lápices Alpino,
los rotuladores
Carioca o los colores Plastidecor o el boli de
cuatro colores Bic. Aprendimos a escribir y a sumar y restar con los
cuadernillos Rubio y hacíamos las manualidades con el Rotring. Nos devanábamos
los sesos cuando teníamos que usar la escuadra, el cartabón o el compás. Y
durante mucho tiempo nuestros padres tuvieron ceniceros de barro en la mesita
de centro, que se rompían misteriosamente al cabo de unas semanas.
El primer coche que tuvimos fue un 600, donde cabía una familia
de seis miembros, como la mía, los abuelos y las maletas. Así mismo, cuando
salíamos de viaje, la tortilla de patatas era un clásico, además de las cintas
de música que no podía faltar. No eran pocas las ocasiones en las que nos
cantábamos una y otra vez las canciones de Los payasos de la tele.
Como todos los niños, nosotros decíamos algunas frases que ya
han hecho historia como: Digamelón (cuando contestábamos al
teléfono), Kitt, te necesito o Efectiviwonder. Y cuando merendábamos y alguien nos pedía un
poco de bocadillo, solíamos hacer dos cosas: A- Mi madre no me deja dar o B-
poner el dedo como tope para que no se llevara medio bocadillo. Lo mejor era
cuando cruzábamos los dedos para poder decir una mentirijilla.
Mi niñez estuvo muy ligada a los tebeos de Zipi y Zape, Mortadelo y Filemón,
Rompetechos o La familia Cebolleta. Releía una y
otra vez estas historias, y por más veces que las releyera, no me cansaba
nunca. También descubrí mis primeras lecturas como Los cinco, Puck o Los
tres investigadores o las novelas de Julio Verne, Emilio Salgari o
Robert
Louis Stevenson. Tengo que decir que en casa también se leía Pronto,
Vale y Super Pop para estar a la última de las novedades de los artistas.
Soy de la generación de las cintas de cassete y de rebobinar
con un bolígrafo para no gastar pilas. Grababa y volvía a grabar en cintas vírgenes
las canciones que sonaban en la radio. He bailado con Enrique y Ana, Regaliz,
Los
payasos de la tele y Parchís (de hecho yo estaba muy
enamorada de Tino, el cantante). También fui testigo en una Noche Vieja cómo Sabrina,
bailando, dejó ver una teta. Fue un hito en mi adolescencia.
En fin, hay muchas anécdotas que contar. Para todos aquellos
que vivimos la EGB este libro os arrancará una sonrisa al recordar nuestra
niñez, y para los que no lo vivieron, este libro es una muestra excepcional de
nuestra generación. Por mi parte, totalmente recomendable.
(Por si alguien se lo pregunta, soy la de la izquierda y en la mano llevo un maletín de la Nancy)
¡Hola! Pues yo soy del 97 y muchas cosas también las he vivido :) Me alegro que hagan este tipo de libros porque te hacen vivir buenos momentos.
ResponderEliminarUn besito.
Este libro te hace vivir algunos momentos que ya habías olvidado, y ciertas expresiones que usábamos cuando éramos pequeños.
EliminarBesitos.
Este es un libro que quiero leer para recordar!!besotes
ResponderEliminarDesde luego es un gustazo poder leer estas páginas y recordar ciertos momentos. Es muy completo.
EliminarBesitos.
Acabas de contar mi infancia. Yo tb tomaba bollycaos y vi la teta de Sabrina. Y ese Tino.... No cambió nada y es encantador. Lástima lo que le pasó. Somos la última generación cuerda, somos de EGB (por si te interesa tengo una reseña parecida en mi blog del libro Generación EGB de Javi Nieves). Besos!
ResponderEliminarNo conocía ese libro de Javi Nieves. Luego lo busco en tu blog :) Claro que me interesa.
EliminarBesitos.
Me parece un libro muy interesante y nostálgico. Creo que todos los que vivimos esa época, sentimos algo al ver de nuevo esas cosas que eran tan familiares para nosotros :D
ResponderEliminar¡Besos!
Es cierto, todos los que vivimos esa época nos emocionamos al ver esas páginas. Hay fotografías que podrían ser mías.
EliminarBesitos.
Toda mi infancia reflejada en esas imágenes. se me ha puesto una sonrisa^^
ResponderEliminarBesos!!
Ay, es cierto. Yo recibí este libro con una carpeta llena de pegatinas. Es una maravilla :)
EliminarBesitos.
Ah! Y en el libro colaboro yo con una foto.
ResponderEliminarEso es todo un honor, colaborar con una foto. Ahora me paso y espero ver tu foto.
EliminarBesitos.
¡Qué buenos recuerdos me trae este libro! Yo soy de finales de los 80 pero igualmente muchas cosas también pertenecen a mi infancia :P
ResponderEliminarUn beso!
Sí que hay momentos que hemos vivido muchos. Este libro es como una ventana al pasado.
EliminarBesitos.
Pues me acabas de recordar toda mi infancia... Ays,yo quiero ese libro...
ResponderEliminarBesotes!!!
Sí, es recordar nuestra infancia. Hay momentos que son para no olvidarlos jamás.
EliminarBesitos.
Es genial!
ResponderEliminarUn beso.
Sí que es estupendo :)
EliminarUn besito.
El libro es estupendo. A mí me encantó, y mira que no habla de mi generación, pero hay muchas cosas que yo sí viví.
ResponderEliminarBesotes
Es un libro para disfrutar, desde luego. Es una delicia.
EliminarBesitos.
Qué infancia la nuestra. Supongo que cada uno recuerda la suya como la mejor.
ResponderEliminarBesitos.
Tengo unas ganas enooormes de hacerme con él. Recordar esos momentos.... Aixxx, me encanta la página de facebook y el blog que tienen. Que guay fue ir a EGB!!!!
ResponderEliminarBESOTES
Pues yo discrepo.
ResponderEliminarPrefiero 1000 veces echar un vistazo de cuando en cuando a la página de facebook a leer el libro el cual he dejado a medias.