Hola a todos. Hace unos días os traía la reseña de
Tiempo de promesas, de Elena Garquin (
AQUÍ), hoy os traigo una entrevista que tiene relación con la novela.
1 —¿Quién es Elena Garquin?
Una persona sencilla, directa (me dicen que a veces demasiado),
de principios arraigados y completamente volcada con mi familia. Sí, escribir
es casi vital para mí, pero no le doy prioridad absoluta. Quizá porque desde la
adolescencia aprendí a ser pragmática con ciertas cosas, me gustaran o no. O
Quizá porque, a veces, la realidad supera con mucho a la ficción. Soy amiga de
mis amigos. Sigo viviendo en el mismo lugar donde nací y me crié. Sigo pensando
que crear historias es hermoso, tierno y duro a la vez, pero también necesario
para mí. Así que supongo que me seguiréis teniendo por aquí un poco más,
jajajajajajaja!
2 —¿De dónde surge esta historia situada en el siglo X? ¿Qué
hay detrás de todo el trabajo de investigación?
De la amnesia. Sí, puede resultar extraño, pero así fue. Pensé
en mi personaje femenino, Jimena, marcada por esas lagunas mentales en la
actualidad. Claro, en pleno siglo XXI la amnesia es más que conocida. No
supondría ninguna debacle que mi protagonista la padeciera. Pero… ¿Qué ocurriría
si lo trasladara a una época de total oscurantismo en esa materia? No quería un
siglo en particular; tampoco uno donde la Inquisición estuviera realmente
asentada. Sería demasiado fácil condenar a Jimena y sus «visiones» a la
hoguera.
Por eso, cuando empecé el trabajo de investigación, me decanté
por el siglo X.
Te confieso que es un trabajo que me resulta apasionante y
denso a partes iguales. Sobre todo, porque aparte de los consabidos datos de
batallas y demás, no soy de las que se conforma con eso. Busco detalles que
puedan despertar la curiosidad del lector acerca de la vida cotidiana. Fiestas,
costumbres, mobiliario, vestimenta…
Así nació TIEMPO DE
PROMESAS. Me gustó comprobar que la situación de la iglesia era la idónea para
salvar la vida de Jimena durante más de trescientas páginas, además de la
situación política. Guerras constantes entre moros y cristianos, donde se
avanzaba con la misma facilidad que se retrocedía. Un rey cristiano, Ordoño,
que se veía superado en ocasiones por las rencillas de unos condes castellanos
cuyos ejércitos necesitaba para sus campañas militares. Un esquema social
rígido, en el que se pertenecía a un estamento determinado por nacimiento…
3 —¿Cómo definiríais a tus personajes?
Luchadores. Siempre lo son. Estén en la época que estén. En
este caso, por supuesto, es Martín quien tiene más libertad de movimientos para
hacer valer ese espíritu de lucha. Es un hombre. Y eso, en el siglo X, era
sinónimo de muchas cosas.
Nobles y orgullosos, pero apasionados. Soy de las que piensa
que la pasión, tanto en el ámbito del amor como del sexo en sí o en otras
parcelas de la vida, se ha dado desde que el mundo es mundo. Bien es cierto que
también se coartaba por los convencionalismos sociales, pero me gusta pensar
que también hubo personas transgresoras en este sentido, que fueron a buscar lo
que querían y que no pararon hasta encontrarlo.
Valientes y decididos. No cabe otra cosa en una época en la que
las mujeres se casaban con trece años, pasando a ser ancianas a los treinta.
Cuando averiguas que su vida se componía en su mayor parte de sucesos
dolorosos, pérdidas irreparables, enfermedades desconocidas y muertes
tempranas, bien fuera por esas enfermedades o por la simple situación de guerra
continuada, decididamente no puedes describir el carácter de tus protagonistas
como débil. Sí como dócil, sobre todo en lo que a las mujeres se refiere, pero
también me gusta pensar que eran inteligentes y sabían sacar provecho de esa
inteligencia en detrimento de la sumisión. Al menos en determinados momentos.
4 —¿Qué destacarías en Jimena?
Su capacidad de cambio, como si fuera un camaleón. Al comienzo
de la historia es una muchacha muy joven, que no conoce más mundo que aquel que
le muestran sus hermanos mayores, y bastante confundida. Vive angustiada por el
olvido al que la ha condenado su propia mente, recluida por miedo a las
represalias. Aun así, acepta sin rechistar el matrimonio que han preparado para
ella.
Pero a lo largo de la novela, veremos cómo todo lo que había
dado por sentado se va desmoronando poco a poco. Cómo surgen dudas donde no
deberían surgir. Cómo se va sobreponiendo a las señales que su mente le envía y
a todas las dificultades añadidas, hasta convertirse en una mujer fuerte y
dispuesta a luchar por lo que quiere.
No teme descubrir los placeres del sexo cuando llega el
momento. Al mismo tiempo que se deja guiar por Martín, con muchísima más
experiencia que ella, desarrolla una iniciativa que va creciendo junto con el
conocimiento mutuo. Crecen como pareja, pero también crece el único sentimiento
al que ella tiene miedo: el amor. Y ese es su mayor desafío.
5 —¿Qué destacarías en Martín?
Todo. Y no hablo del físico (que también, jajajajajaja).
Pudiera ser el prototipo de superviviente de aquella época. Un hombre de origen
humilde, al que la vida ha golpeado de mil maneras, pero que ha encontrado un
lugar relativamente seguro dentro de las tropas del rey Ordoño. No obstante, es
paciente. Tanto como ambicioso. Sabe esperar su momento. Y cuando este llega,
en forma de golpe de suerte, no duda en aprovecharlo, sea de la manera que sea.
Desde mi punto de vista, es el mejor exponente de la ambición
bien utilizada. Además es apasionado, con un talón de Aquiles con nombre propio
(Jimena). Ella es su debilidad y, al mismo tiempo, la fuente de toda su fuerza.
A la vez que la inicia en el sexo, se convierte en su referente para todo lo
demás.
Tiene un carácter duro, desde luego. Es cabezota, pero antepone
el valor del honor y de determinadas promesas a su orgullo cuando sabe que debe
hacerlo. Después de todo lo que ha vivido, no se deja sorprender tan
fácilmente. Es un estratega. En el campo de batalla y fuera de él. Tiene muy
claras sus metas, pero también conoce sus limitaciones para llegar a ellas, y
eso le obliga a emplear esas estrategias de las que hablaba para conseguir lo
que más quiere en el mundo: el amor y la aceptación de Jimena.
Y sabe que para conseguirlo, no le sirve el empleo de la fuerza
bruta, sino un plan finamente trazado que irá surgiendo casi sobre la marcha.
6 —Aunque son personajes secundarios, creo que tienen peso en
la novela, ¿qué destacarías de Odón?
Uy, Odón… Para mí, reúne todos los requisitos para ser un
villano de los que se recuerdan. La otra cara de la ambición. Y la que
posiblemente se diera demasiado a menudo en aquella época.
Desea tierras, poder. El favor completo de Ordoño. Y sabe que
lo puede obtener a través de su matrimonio con Jimena. Pero como todo personaje
que se precie, tiene un pasado. Desde niño le han educado para ser un guerrero
infalible, sin sentimientos de ningún tipo. Ha crecido sin la presencia
constante de un padre, pero con la influencia nefasta de una madrastra. No
demuestra sentimientos por nadie, excepto por una persona: su hermanastra
Munia. Pero esos sentimientos no son los adecuados (dejémoslo ahí), y él lo
sabe. En el fondo, vive atormentado por eso, aunque su lado oscuro siempre
ganará.
De él destaco su fría inteligencia. Al igual que Martín, sabe
cómo actuar para conseguir lo que quiere, pero tiene una ventaja, y es el poder
de un título, unas tierras, unas riquezas y la necesidad que de él tiene el
rey.
7 —Tanto Ansur como Sabina son el punto cómico de la novela,
pero a la vez también vemos que dicen verdades como puños ¿qué destacarías de
estos dos personajes?
Son los «Pepito Grillo» de Martín y Jimena, respectivamente.
Creo que son los pilares de su relación, al menos hasta que esta se asienta. Y
sí, sus verdades son universales porque no tienen nada que perder al decirlas.
Su estatus social y su relación con los protagonistas les protegen, en cierto
sentido. Son valientes, pero cautos. Saben el terreno que pisan en cada
momento. Tienen experiencia, pero el amor que les une a Martín y Jimena
prevalece sobre todo lo demás.
8 —Aunque han salido muy poco en esta novela, ¿Habrá segunda
parte con Hernán y Munia?
POR SUPUESTÍSIMO, jajajajajajajaja!! Desde el capítulo en el
que Martín conoce a los hermanos de Jimena, supe que Hernán era especial. Con
un carisma que pocos personajes tienen. Cuando terminé de escribir TIEMPO DE
PROMESAS, tuve una sensación extraña. De añoranza. Y supe sin ninguna duda que
Hernán y Munia se merecían su propia historia.
9 —¿En qué proyectos estás metidos ahora?
Ahora mismo estoy corrigiendo la historia de Hernán y Munia.
Una historia intensa, profunda, llena de fuerza, de pasión, pero también de
debilidades, de miedos, de alegrías y de penas… No sé cuándo verá la luz pero
espero que sea pronto, porque los lectores me están pidiendo al Lobo Gris a
aullidos!! De cualquier forma, espero que os guste.
Aparte del Lobo y su intensa vida, tengo en mente una novela
contemporánea, con la intención de escribirla en primera persona, desde el
punto de vista de ambos protagonistas. Algo que no he hecho nunca, pero que me
gustaría probar.
Además, estoy tomando nota de algunas ideas para componer la
historia de cierto personaje secundario que aparece, tanto en TIEMPO DE
PROMESAS como en la historia de Hernán y Munia, y que creo que se la ha ganado
por méritos propios.
Como ves, mi cabeza no para, jajajajajajaja!!
10 —El padre de Odón se llama Íñigo de Montoya, ¿es un guiño a
la princesa prometida?
¡Y con los dos ojos, además! Esa película me encanta. La vería
cientos de veces (bueno, ya la he visto cientos de veces…). Recordé la frase
del susodicho: «tú mataste a mi padre. Prepárate a morir», y decidí tomar
prestado su nombre con el mayor de los respetos, claro está.
11 —¿Alguna manía a la hora de escribir?
Ninguna, salvo el silencio y, a ser posible, la soledad. Por lo
demás, creo que he escrito en todos los rincones de mi casa y a cualquier hora
del día o de la noche.
12 —Qué motivos darías a los lectores para que se adentren en
esta novela situada en el siglo X.
Infinitos, y todos relacionados con el amor y la historia.
Porque soy de la opinión de que es perfectamente posible escribir una historia
de amor ambientada en una época tan remota en el tiempo, pero tan fascinante,
sin necesidad de emplear un lenguaje incomprensible o miles de datos que
terminen por aburrir. Porque creo que es necesario conocer parte de nuestro
pasado para construir nuestro futuro, y qué mejor manera que hacerlo a través
de aguerridos guerreros embutidos en cotas de malla y dispuestos a perder la
vida a favor del honor, la verdad, la nobleza y el valor de una promesa por
mucho tiempo que pase. Porque me parece que he sido capaz de crear un mundo
donde, en ocasiones, reflejé la dureza de aquella vida, el poder de los que
ocupaban los puestos más altos en la escala social, y a un tiempo su
precariedad. La rigidez de ese esquema, que se ve roto a base de golpes de
suerte, Cartas Puebla que conceden beneficios en forma de recompensa, Juicios
por combate apasionantes, un largo viaje a través de algunos reinos cristianos
salpicado de aventuras y, cómo no, otro más profundo a través de sus
protagonistas, todo envuelto en un sentimiento tan fuerte e inquebrantable como
el amor verdadero.
Desde aquí te doy las gracias por responder a mis preguntas. Te
deseo mucha suerte con tus próximos proyectos.
Muchísimas gracias a ti por haberme dado esta oportunidad,
Anabel.