viernes, 10 de abril de 2015

Paranoia


El gran referente del thriller francés, Franck Thilliez, firma una emocionante novela psicológica de alto voltaje imposible de olvidar. Ilan sigue sin recuperase de la pérdida de sus padres, fallecidos en extrañas circunstancias. Una mañana reaparece en París Chloé, su ex pareja, quien le propone embarcarse en una aventura a la que no podrá negarse: nueve personas encerradas en un antiguo complejo psiquiátrico aislado en plena montaña para hacerse con un jugoso premio. De repente, una a una empiezan a desaparecer. Encuentran un primer cuerpo. Asesinado. Se desata la ‘Paranoia’.
 Confirmado: Franck Thilliez intenta volvernos locos. Lo va haciendo poco a poco, y desde el principio, quiere confundirnos, enredarnos y desorientarnos, le gusta hacernos dudar –de todo, incluso de él– y vernos tiritar de miedo. Y nosotros, pobres inocentes que nos agarramos a las palabras del narrador como si fueran la única verdad, terminamos por reconocer que necesitamos una camisa de fuerza, un calmante y una habitación acolchada. Algo así es lo que pasa con Paranoia, la última historia del autor francés que ya nos dejó a todos boquiabiertos con la saga El Síndrome E, y que ahora, de la mano de Destino, nos lleva a un psiquiátrico abandonado en lo alto de una montaña, donde ocho personas tendrán que superar una serie de pruebas, relacionadas con sus miedos más íntimos, para ganar un sustancioso premio, y de paso aprovecha para explorar los límites de la memoria y de la identidad. ¿Qué pasaría si ni siquiera pudiéramos fiarnos de nuestros recuerdos? ¿Y si lo que vemos no es más que un teatro? ¿Y si nada de lo que nos rodea fuera real? Las puertas están cerradas, no hay forma de salir de aquí y fuera está cayendo una nevada de tres pares de narices: estáis atrapados en Paranoia.
            No os lo he advertido antes, pero estamos ante un thriller de terror –de auténtico terror, de ése que se mete dentro y te congela–, como bien pudiera serlo, por ejemplo, El resplandor de Stephen King, y donde recurre a elementos típicos del género que, además, siguen funcionando muy bien: un psiquiátrico abandonado donde se han cometido auténticas atrocidades, un protagonista atormentado, unos asesinatos que se suceden y de los que no se sabe el autor, un poco de locura, de tormenta de nieve y de oscuridad y, para más inri, cosas que ocurren que nadie –ni siquiera el lector– sabe si realmente han pasado. Y el resultado es una novela claustrofóbica, como si cada vez que abrieras sus páginas se levantaran muros de cinco metros de alto a nuestro alrededor, y angustiosa, donde no dejan de darnos sustos, donde siempre estamos amenazados, de donde no sabemos si saldremos con vida. Es como si el señor Thilliez nos vendara los ojos y nos pidiera confiar en él: avanza con cuidado por una trama compleja y retorcida donde son tantos los flecos que uno no sabe cómo va a cerrarlos. Lo hace, lo consigue. Todo va encajando y jamás podríamos haber imaginado adónde nos llevaría.
            Os he hablado de la acción –trepidante-, del miedo –contagioso, interno-, de la angustia –da escalofríos-, y no puedo olvidarme del escenario, de los personajes ni del estilo, que tienen gran peso en el resultado final de esta Paranoia: para la ambientación, el autor recurre a un clásico, un manicomio abandonado, con equipamiento de tortura, y pintadas en las paredes, donde aún resuena el eco de infinitud de atrocidades. El estilo es, como manda el género, invisible. Es decir, está correcto y no cae en lo simplista, pero no molesta ni entorpece el desarrollo de la trama. Los personajes principales son ocho, a los que sólo conocemos en profundidad a uno. Ilan es el protagonista, un joven traumatizado por la muerte de sus padres y por el acertijo que le dejaron (y que, por lo visto, podría cambiar el rumbo de la Humanidad), y que aprende a no confiar en nadie, a ver a cada amigo como un enemigo potencial. Él es el verdadero pilar de la historia, el que consigue hacer nuestros sus miedos, y el que parece estar pidiéndonos ayuda en cada página.
            A algunos nos gusta pasar miedo (y salir indemnes): éste es un libro para nosotros. Paranoia se nutre del terror puro para armar una historia donde se mezclan la fantasía y la realidad. «Esto es la realidad, pero no es real», dice varias veces y, claro, nos volvemos locos. Franck Thilliez ha escrito una novela inteligente y frágil que nos dejará buscando una salida, algún hueco por el que escaparnos. Siento deciros que no nos quedaremos libres hasta terminar con sus 500 páginas. En la versión original, el libro se llama Puzzle. Porque lo es, pero uno de los grandes: de diez mil piezas. 

6 comentarios:

  1. No me he leído nada de este autor, pero con la pedazo de reseña de este libro desde luego que me han quedado las ganas. A ver si puedo conseguirlo, porque conseguir trasmitir el terror real en una novela es sumamente complicado.

    ¡Un besote!❤

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  2. Me lei Atomka y termine bastante cansado del autor..
    asi que no creo que vuelva a leer nada suyo
    un besito

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  3. No me termina de convencer asi que lo dejo pasar.

    Saludos

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  4. Un autor al que tengo muchas ganas así que me tientas mucho con esta fantástica reseña.
    Besotes!!!

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  5. Qué ganas tengo de estrenarme con el autor. Un beso!

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  6. Completamente de acuerdo! Un libro genial y una buena reseña!
    Un saludo

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