Una luminosa historia de amor entre dos hombres se abre paso en una sociedad marcada por el prejuicio. ¿Llegará el día en el que tengamos el coraje de ser nosotros mismos?Ésta es la pregunta que se plantean los dos inolvidables protagonistas de esta novela.Dos niños, dos hombres, dos increíbles destinos. Uno es intrépido e inquieto; el otro, sufrido y atormentado. Una identidad hecha pedazos que es necesario recomponer.Una conexión absoluta que se impone, la hoja de un cuchillo en el filo del precipicio de toda una existencia.Guido y Constantino se alejan, kilómetros de distancia los separan, establecen nuevas relaciones, pero la necesidad del otro se resiste en aquel primitivo abandono que los lleva a ellos mismos al lugar en el que descubrieron el amor. Un lugar frágil y viril, trágico como la negación, ambicioso como el deseo.
No
me canso de leer del amor y sus disfraces; no me canso de admirar a los
enamorados ni de asombrarme por las locuras que hacen. Yo
siempre aplaudo los excesos del amor, por muy extravagantes que sean, e incluso
me fascina el sufrimiento porque, a pesar de todo, querer a alguien es el mejor
dolor posible. Seix Barral –gracias, gracias, gracias- nos trae, tres años
después de su publicación en italiano, Esplendor,
la nueva novela de Margaret Mazzantini, que ya firmó novelas No te muevas o La palabra más hermosa, una durísima historia de amor masculino –porque
hay vida más allá de Brokeback Mountain-, un recorrido por la vida de dos
hombres inseguros y hambrientos, un retrato de la evolución de Italia durante
los últimos cincuenta años. Esta novela nos recuerda el amor, sus obstáculos
y sus caídas, la imposibilidad de escapar.
Es una novela sobre el amor homosexual, sí, porque los
protagonistas son dos hombres, pero ahí encontramos todos los arrebatos posibles: la atracción, el
rechazo, la necesidad, la huida y hasta el silencio. Esplendor es una historia triste con una potencia narrativa
indiscutible. Mazzantini maneja los tiempos, las elipsis y la evolución de la
trama, hace con los ritmos lo que quiere: nos acelera, nos calma, nos hace
sudar. El estilo, aunque poderoso y con una incansable tendencia a lo poético,
a lo barroco, puede resultar en algunos párrafos pasados de rosca, pero nada
reseñable ante la brutalidad de la historia. Es más, hay algunas páginas narradas
con una belleza enternecedora. La autora consigue, casi sin que
nos demos cuenta, ir desnudando a los personajes, abrirnos el camino para
enseñarnos sus laberintos, sus incongruencias, sus heridas. No hace concesiones al sentimentalismo barato –o al menos, yo no las he
visto- porque así es, a veces, la forma de amar: dura y grotesca, sin orden ni
concierto.
Y cuántos vaivenes encontramos en la
novela: desde lo dulce a lo salvaje, desde lo pasional a lo
escabroso, desde lo devocional a lo vengativo. La autora nos lleva adonde
quiere. Mazzanini despliega sus habilidades literarias para invitarnos a la
búsqueda de la identidad, de saber qué somos y de saber qué esperan los demás
de nosotros. Esplendor es una historia íntima, de ésas que casi da pudor leer
porque no se deja nada en el tintero, pero es también el reflejo de una época.
Aquí tenemos el retrato de unos personajes condenados a la infelicidad, de una
sociedad que consigue doblegar el deseo, de unas decisiones desacertadas. ¡Cuánto
arrepentimiento hay en estas páginas, cuántos lamentos! Y la autora se vuelve a
veces reflexiva y nos dice que, cuando el presente no nos ofrece nada, sólo nos
quedan los recuerdos y la esperanza. Y así sobrevivimos.
Esplendor me ha
tenido en vilo los tres días que me ha durado. Cuando no estaba leyéndolo sólo pensaba en que tenía que leer. Cuando
hacía cualquier actividad cotidiana –cocinar, comprar fruta o mirar al cielo- me
recordaba que había una historia que me tenía conmovido y con el ánimo revuelto.
Ya ven, a veces la frontera entre la vida y la literatura son, afortunadamente,
permeables. Gracias a Seix Barral por traernos esta joya (rotunda, brillante), y gracias a la autora
por la valentía a la hora de narrar con tanta precisión los amores masculinos,
las particularidades del paisaje emocional de los machos –y uso esta palabra de
forma consciente, porque los protagonistas son dos animales, dos bestias
enamoradas-. Y el resultado es, sin
duda, efectivo, un zarandeo continuo, un ladrido en el pecho. Y en la
novela habla de homofobia, de rechazo y de oscuridades, pero… ¿quién quiere
hablar de eso cuando tenemos enfrente una de las historias de amor más
apasionantes que he leído? Yo no. Que le den a los que no saben amar ni
alegrarse del amor.
A pesar de lo que te ha gustado, no creo que este libro sea para mi. Lo dejo pasar.
ResponderEliminarSaludos
Pues me alegra ver esta reseña porque lo tengo esperando turno en la estantería.
ResponderEliminarBesos
Necesito mucho esta novela. Me leí No te muevas y fue genial, dura, sincera, introspectiva... Es triste, pero aún así disfruté la historia, de ella, ay.
ResponderEliminarEspero tener una experiencia similar con esta.
Un saludo,
E.