SINOPSIS: Desde su inauguración en 1940 como las primeras galerías subterráneas en Europa, la lujosa Avenida de la Luz es un espejo de los cambios de la Barcelona de posguerra. Julia, una joven criada recién llegada a la ciudad, iniciará un romance con un revisor del tren de Sarriá y, años después, una pasión prohibida que le traerá terribles consecuencias. Ella será testigo de la evolución a lo largo del tiempo de la galería y de algunos de sus comerciantes como Rosita, hija de los dueños de la pastelería, que vivirá su primer amor con el acomodador del cine Avenida de la Luz, mientras sueña con el aprendiz de barbero, implicado en actividades políticas. Una dama de misteriosa fortuna que abre una tienda de máquinas de escribir. Una perfumera que se relaciona con hombres poderosos del régimen. Un ferroviario que escribe poemas mientras pasea entre las columnas. Estos son los personajes que configuran un mundo que va cambiando, década a década, siguiendo el emocionante latido de Barcelona desde la posguerra hasta el final de los ochenta.
Uno,
antes de lector, es pre-lector, es decir, elige sus próximos libros en función
de diversos factores como el tema, la estética, el título o simplemente un pálpito (lo
mismo que ocurre con las personas). Uno, antes de leer, decide qué le apetece leer. Los ingredientes de esta novela, ya desde
el principio, motivan: una portada llamativa y entrañable, la historia vital de
tres mujeres durante más de cincuenta años, unas galerías comerciales y un recorrido por los años del
Franquismo y por la Barcelona del siglo pasado. El tiempo de la luz, escrito por Silvia Tarragó y publicado por
Umbriel, entra por los ojos. De eso
no hay duda. Se podría enclavar –y no es nada negativo– en esa nueva narrativa 'de y para mujeres' tan de moda ahora, donde
lo más importante es su evolución, sus amores y sus batallas. Sí, esta novela
narra la historia de tres jovencitas, casi adolescentes, a las que unen esas primeras
galerías subterráneas de Barcelona, desde su creación en los 40 hasta los 90,
cuando cierra La Avenida de la Luz. Es, por tanto, una mirada a la trayectoria
de tres personajes, pero también un paseo por esta ciudad durante los años de la Dictadura.
Quitémonos los prejuicios y digamos las cosas sin miedos: sí,
es una novela femenina, sí, puede recordar (levemente) a El tiempo entre costuras –lo que me parece un acierto- y sí, tira
de eso tan actual como es la nostalgia. Nos hemos acostumbrado a mirar atrás,
también en la literatura. El tiempo de la
luz es como un perfume: su ambientación es tan certera, tan oportuna, que
antes de darnos cuenta estamos metidos de lleno en esa Barcelona, siempre
elegante, de la mano de las tres jóvenes, todas igual de inocentes, todas
entusiasmadas ante las posibilidades del futuro. Es este paisaje que crea
Tarragó uno de los pilares de esta novela, sin lugar a dudas. Los personajes, a
los que conocemos a través de sus amores –algo entendible porque estamos ante
mujeres de la posguerra, cuyo mayor interés, si no el único, era el matrimonio-, y donde caben
las traiciones, las venganzas y hasta los arrepentimientos. El cóctel funciona.
Silvia
Tarragó acierta de pleno al dividir la historia en tres grandes bloques –la juventud,
la madurez y la vejez- porque las elipsis funcionan muy bien y multiplican
la intriga potenciando ese halo de misterio que recorre toda la historia. El estilo de la
autora, a pesar de la sencillez, tiende siempre a lo barroco, y a veces los
adjetivos y las conversaciones son un poco artificiales. ¿Por qué? Porque la autora sabe tanto, sus
conocimientos de la Historia son tan amplios que se busca cualquiera excusa
para exponerlos. Los personajes dan datos, fechas y nombres del escenario en el que se mueven. No
es molesto, no se crean, pero en ocasiones chirría. Además, fíjense, uno termina la novela y se queda con las ganas de saber más y de
forma más profunda. Tengo la sensación de que ésta es una historia para 500
páginas y no para 246, porque se me han quedado algunas preguntas en el
tintero. Me hubiera gustado saber más de las protagonistas.
El tiempo de la luz se lee con placidez porque es eso lo que
transmite. Es una historia dulce sobre tres mujeres que sólo buscan
ser felices, cada una a su manera. Y la novela, como la propia vida, nos
sorprende, nos lleva por caminos inesperados, nos invita a seguir.
Y ahí la autora ha sabido hacerlo muy bien: lo más importante son los sentimientos,
porque es eso lo que nos gobierna. Y si
es con un poco de glamour, pues muchísimo mejor. Nostálgicas, amantes y soñadoras, no se pierdan esta historia. Bienvenidos, señores y señoras, a las primeras galerías
subterráneas de Barcelona.
La tengo en la estantería y espero poder ponerme con ella muy pronto. A ver que me parece a mi. Precisamente estas pocas páginas que tiene las estaba celebrando como una bendición. Ya te contaré.
ResponderEliminarBesos
Tengo muchas ganas de leer esta novela. Estupenda reseña. ;)
ResponderEliminarLa portada desde luego es preciosa, ya sólo eso te invita a leer, además me gusta lo que cuentas sobre el argumento, probablemente le de una oportunidad más adelante :)
ResponderEliminar¡Un beso!
No me importaría leerlo, seguro que me gusta
ResponderEliminarBesos
Tampoco me importaría leerla. Un abrazo
ResponderEliminarMe lo apunto...
ResponderEliminarBesos!!
Pues pinta bastante bien. La tendré en cuenta.
ResponderEliminarBesotes!!!