Hablan de ella como la novela del verano –con permiso de La chica del tren- y dan cifras: más de 100.000 ejemplares despachados sólo en el reino Unido, ganadora del National Book Award, traducida a no sé cuántos idiomas y una de las habituales en la lista de los más vendidos en España. Como uno ya no sabe si eso es publicidad –que lo es– o si el boom responde a una moda o a una determinada corriente, me acerco a La casa de las miniaturas con las dudas de Santo Tomás –quiero tocar para creer- y con varias ideas preconcebidas: que es la historia de una mujer infeliz –ésas son las más ricas, literariamente hablando-, que tiene tintes históricos y que todo gira en torno a una mansión en miniatura (y muy cuqui). Los tres pilares me convencen, me interesan. Y lo cierto es que Jessie Burton, la autora, se estrena en esto de la narrativa con una novela consistente, en el que combina de forma sabia –y aquí puede residir parte del éxito- los ingredientes clásicos del best-seller y mucha documentación, con lo que queda un híbrido bien escrito, bien ambientado y bien contado. Esta apuesta de Salamandra entretiene.Un día de otoño de 1686, una joven de dieciocho años llama a la puerta de una casa señorial en el barrio más acomodado de Ámsterdam. Nella Oortman se ha trasladado del campo a la ciudad para convivir con su marido, Johannes Brandt, un hombre maduro y distinguido comerciante que habita en la mansión en compañía de su hermana soltera y rodeado de fieles servidores. Como regalo de boda, Johannes obsequia a su flamante esposa un objeto muy de moda entre la gente pudiente de la época: una réplica de su propia casa en miniatura, que Nella deberá poblar con las figuras creadas por una desconocida miniaturista que ha encontrado por azar. Sin embargo, poco a poco, el amable pasatiempo se irá transformando en la clave de una serie de inquietantes revelaciones que conducirán a Nella a desenmascarar los secretos más oscuros de los actuales moradores de la casa —incluido su marido—, arrojando luz sobre los peligros que amenazan la supervivencia de su nueva familia.
La
casa de las miniaturas es una historia de iniciación al mundo adulto en un entorno
hostil, es el tránsito de niña a mujer –escenificado en los debates sexuales,
en una boda no consumada- y de
introducción a las grandes preocupaciones del ser humano: el amor, la
felicidad, el fracaso, el sentido de la existencia, y sobre todo, la capacidad
de sobrevivir. Todo esto representado en Nella, la dulce y joven
protagonista, que se ha casado con un empresario famoso y apuesto que, para
compensar su indiferencia hacia ella, recibe como regalo de bodas una casa en
miniatura igual que en la que vive. Y este juguete, que en principio sólo
parece un escape a su soledad, empieza a tener ciertos tintes paranormales, y
empiezan a salir a la superficie los terribles secretos de la familia. En esa
casa, nada es lo que parece, nadie es lo que parece. Y ella –ingenua- sólo
quiere ser feliz. La trama, que se asienta en los pilares básicos de la novela
contemporánea, tiene ciertas concesiones
a la originalidad: misterios paranormales, perversiones sexuales y quiebros
inesperados en la historia.
Los personajes están bien esbozados,
sí, pero no hay que olvidar que representan a ciertos perfiles de la época y es
inevitable estereotiparlos un poco. A pesar de todo, se sostienen, funcionan
dentro de la historia, aunque lo más estimulante de La casa de muñecas es esa ambientación de Holanda en el siglo XVII,
esa absoluta inmersión que experimenta el lector al ir sumando páginas. Jessie
Burton, además, tiene muy claro lo que quiere contar y no hace concesiones a la
mojigatería, ni intenta contentar al lector caprichoso. Es valiente en el
desarrollo de la trama. El estilo, a
veces innecesariamente barroco, tiene momentos de brillo, pero a veces
chirría porque se nota artificial, se le ve el esfuerzo continuo por parecer
elevada.
La casa de las
miniaturas es una magnífica primera novela, excepcionalmente documentada y
correctamente contada. Entretiene,
enseña y pone en tensión: ¿no es eso lo que queremos la mayoría de las
veces cuando leemos? Y nos presenta a una gran mujer, sus espacios –físicos y
privados- y sus responsabilidades en esos tiempos. Y habla de esa fortaleza que
uno saca de no sé dónde cuando se encuentra en un terreno hostil: habla de la
traición y la indiferencia, y nos deja un mensaje: que después de todo, lo único que importa es vivir, y seguir vivo.
Le tenía echado el ojo desde que salió en inglés y ahora que ya se ha publicado en español no tengo excusa para no leerla :P Tu reseña sólo ha conseguido darme más ganas, me gusta eso de que esté bien documentada -cosa que veo imprescindible en novelas ambientadas en otra época- y que logre mantenernos en tensión con todos esos sucesos paranormales :P
ResponderEliminarUn beso, Daniel ♥
No tiene mala pinta, muy buena reseña y blog. Besos
ResponderEliminarMe suena pero no le había hecho mucho caso, no es muy de mi estilo
ResponderEliminarpor el momento no creo que me anime
un besote
Este título me ha encantado. Lo devoré en 4 días. Muy buena reseña!
ResponderEliminarCada vez me llama más este libro. A ver cuándo me animo.
ResponderEliminarBesotes!!!