Hay dos tipos de libros: los que se pueden leer mientras ves la tele o en mitad de un bar lleno de hooligans borrachos, y los que reclaman de inmediato toda la atención y precisan de un contexto silencioso y de una mente despejada. Eso se percibe en las primeras páginas, y la prosa es el indicador infalible. A este último grupo pertenece, sin duda, Los huérfanos, la inquietante novela post-apocalíptica que Jorge Carrión publica en Galaxia Gutenberg y donde se sirve de un estilo meticuloso, limado al milímetro, para llevarnos de la mano hasta un futuro torcido, hasta el último reducto de una civilización –la nuestra– que saltado por los aires. Si te gusta la ciencia-ficción («profundamente humanista», la adjetiva el propio Carrión), si quieres saber qué será eso del Facing, en qué consistirá la página Mypain.com o por qué le darán el Nobel de la Paz al músico Bob Dylan, sigue leyendo, porque ésta es tu historia. Y la de un mañana posible (y terrible).Un grupo de supervivientes de la Tercera Guerra Mundial, procedentes de distintos puntos del planeta, lleva trece años aislado en un búnker de Pequín. Sus historias nos las cuenta Marcelo a partir del día en que el loco y peligroso Anthony se escapa de su celda y atenta contra la armonía de la comunidad. Las miserias, las traiciones y los descubrimientos, en ese ambiente post-apocalíptico, se irán alternando con los informes que relatan cómo el fenómeno de la reanimación histórica fue conduciendo al colapso de la humanidad. Esta historia es una asombrosa indagación en los peligros de la memoria histórica como instrumento político, y una apuesta por la literatura entendida como ambición.
Al igual que existen (o eso dicen)
regresiones que te llevan a otras vidas –todo el mundo termina convencido de que ha sido Napoleón
o un rey rico en el pasado–, Carrión nos hace una progresión colectiva y nos coloca dentro de varias décadas; y éste
es el panorama que encontramos: una cultura que ha colapsado, junto a unos
modelos políticos y económicos; una Tercera Guerra Mundial que ha terminado
con la explosión de nuevas bombas atómicas; un planeta inhabitado y un grupo de
superviviente que aguantan y esperan –¿esperan? ¿a qué? ¿la muerte?– en un
búnker, donde llevan trece años encerrados. Y sobre este espacio real y
simbólico se construye una novela global, un retrato futuro de nuestra sociedad
en el que se habla del derecho a la
memoria y al olvido, del imprescindible poder de la palabra, del viaje y
los recuerdos –otra vez la memoria–, del sexo y de la identidad. De los límites
en cualquier ámbito. La historia se lee casi como un homenaje a la cultura
pop; no es vano, está plagada de referencias musicales, literarias y televisivas:
por ejemplo, algunas de las teóricas más influyentes de mitad del siglo XXI se llaman Stephanie Meyers y Susan Taylor
Boyle, ¿les suena? Y la cosa no queda ahí: conoceremos además
qué será la bionostalgia, a qué se dedicarán los recién creados Ministerios Ficcionales y quién asesinará a un ex presidente español. Aquí
aparece incluso Rajoy. La imaginación, señores, como conducto hacia el horror.
Los huérfanos es la
segunda novela de una trilogía que ya empezó con Los muertos y que se cierra con Los
turistas, pero, ¡ojo!, se pueden leer en cualquier orden. No son
dependientes entre ellas. Únicamente las aúna un trasfondo ensayístico, casi
documental, en el que se aprecia un arriesgado juego entre ficción y no ficción;
y esa prosa envolvente y rotunda, una narración que no se cansa de explorar sus propios límites.
La palabra necesaria: para salvarse,
para recordar, para viajar. Y también para hacer una crítica social y
política. En esta historia, Carrión le da voz a Marcelo, un narrador poco fiable
obsesionado con memorizar el Diccionario, y también con los errores del pasado,
y el sexo. El lector termina contagiado de esa paranoia del protagonista, aturdido, casi sin aire. Qué inquietante es todo. ¿Y si ese
encierro no es más que un experimento de no sé quién? (Oh, nos recuerda a Perdidos). ¿Y si nos es más que una
broma? Nunca lo sabremos. Bienvenidos a
una de las distopías más descorazonadoras del siglo XXI porque, fíjense,
incluso en una comunidad de trece personas se reproducen los peligrosos patrones de esa sociedad
que ya no existe.
A pesar de ser claustrofóbico
crónico, confieso que no quiero salir de
este búnker que ha construido Jorge Carrión. Podría entrar en interminables
divagaciones filosóficas y filológicas, pero eso lo dejamos para un café o una
cerveza, porque mi interés no es otro que animarles a que lo lean. Tenemos en Los huérfanos un potente recordatorio
de futuro, del poder de la palabra –como vehículo, como viaje– y de la
quebradiza identidad colectiva; una historia valiente,
entretenidísima, y con una bandera clara: la
memoria como la mejor herencia que podemos dejarles a las generaciones
venideras. Este autor, y esto está más claro que el agua, se confirma como uno
de los narradores más enérgicos y más estimulantes en lengua castellana. Pues apaguen
la tele y quédense en silencio; eso es
todo lo que necesitan para leer esta novela.
Buenas! pues no conocía esta trilogía y no descarto darle una oportunidad algún día. Genial reseña! besos
ResponderEliminarBuenas! Avísame si te la lees, es muy impactante... Un beso fuerte.
EliminarPfff, la verdad es que hay algo que no termina de llamarme. Aunque no lo descarto para un futuro.
ResponderEliminarUn besito.
Este no me convence asi que lo dejo pasar.
ResponderEliminarSaludos
Pues no me hubiera fijado en esta trilogía, pero ahora me has picado y mucho la curiosidad.
ResponderEliminarBesotes!!!
Muy interesante esta propuesta¡¡¡ un abrazo
ResponderEliminarHola! No lo conocía pero la verdad es que tiene muy buena pinta así que apuntado queda ;) Un beso!
ResponderEliminarMe lo llevo, muy interesante =)
ResponderEliminarBesotes