No pienses en un elefante. Venga, en serio, hazme caso y no pienses en un elefante. E irremediablemente, tu cerebro, sin pedirte permiso, construye la imagen de este animal y quizá evoque aspectos relacionados con él: un circo, una selva o la sabana. ¿Os acordáis de este experimento de comunicación? Pues algo parecido ocurre en El edificio de las mujeres que renunciaron a los hombres, que ellas están todo el rato hablando de ellos. No pienses en hombres. No pienses en hombres. Imposible. Esta historia, que escribe la debutante Karine Lambert y que publica Reservoir Books, nos lleva hasta un elegante barrio parisino para hacernos un curioso planteamiento: las inquilinas de un bloque de apartamentos han decidido vivir sin amor. Bueno, parece fácil decirlo… Pero, ¿cómo se hace eso? Y sobre todo, ¿de dónde nace esta elección? ¿Del rencor? ¿De la necesidad de protegerse? ¿O es sólo una forma de reivindicar su independencia? Veamos.Que cuatro mujeres vivan juntas no tiene nada de especial, pero ¿y si esas cuatro mujeres comparten la idea de que «los hombres, cuanto más lejos mejor»? Bienvenidos al edificio de las mujeres que han renunciado a los hombres. En un bonito edificio de París viven Simone, Rosalie y Giuseppina. La propietaria ha impuesto una norma estricta: en el bloque no se admiten hombres. Cada una de ellas tiene una razón de peso para haber renunciado a ellos. En sus nuevas vidas no tienen que preocuparse de sufrir por amor pero ¿por qué renunciar al amor? Ellas afirman: hemos renunciado a la esperanza loca de vivirlo. A las montañas rusas. A querer acercar el polo norte y el polo sur. A dejarse tomar el pelo por una caricia. A perder la cabeza y estar enganchada a una relación tóxica. Y así hasta que un día llega la joven Juliette a ocupar un piso vacío.
Es complicado –ya puestos a poner a
prueba a nuestro cerebro– que no acudan a nuestra mente escenas de ese referente televisivo internacional que fue
Sexo en Nueva York, como si la serie,
recuperada un tiempo después, nos mostrara a las cuatro protagonistas con diez
años más y tan cansadas de fiascos amorosos que han decidido cortar por lo
sano. Sí, sería algo así como Castidad en
Nueva York, o en este caso, en París. Y todo es tranquilidad hasta que
llega un nueva inquilina que intenta convencerlas a todas de que siempre merece
la pena intentarlo, y para ejemplo, un botón: ella está tan obsesionada que no deja de meterse en webs de contactos,
de encadenar citas y de llevarse un chasco tras otro. Ea, pues ya os he
resumido el argumento. El edificio de las
mujeres que renunciaron a los hombres es sencilla y fresca, y no tiene otra intención que la de
entretener, y además se sirve de una prosa ágil y accesible, con lo que el libro
se lee en un par de tardes. Funcionan muy bien los numerosos guiños al cine
(¡Bien), a la música clásica, y al estilo de vida parisino. Oh, la la.
Me da a mí la sensación de que esta
novela –no necesariamente para mujeres, aunque ellas quizás se sientan más
identificadas– tiene un sutil trasfondo
de autoayuda para ésos que se han cansado de buscar el amor, porque este
edificio no es más que eso: un búnker contra los dolores del desamor, un hospital
para abandonados, heridos o engañados. Ah,
y cornudos. Ellas, las protagonistas, tienen que recordarse continuamente
por qué no quieren amar. Y la consecuencia es que, al final, terminan hablando
todo el día de hombres y de heridas.
La novelita –y no es en tono
despectivo, sino en referencia a la extensión, poco más de 200 páginas– es una
visita agradable a este edificio, que también tiene varias vigas endebles. O humedades en alguna de las paredes. Por
ejemplo, no termina de quedar claro cuál es el motor de la trama: Juliette, la
recién llegada, quiere tener novio y no entiende a sus vecinas se hayan
resignado a una vida sin amor, pero… ¿Y? Esta decisión no interfiere en las
demás, por lo que la historia acaba convertida en una serie de episodios sobre
cada una de ellas en las que entendemos por qué han acabado así, cuáles son sus
traumas. Está de más decirlo, pero no da tiempo a profundizar en los
personajes.
¿Puede un libro de mujeres
solitarias ser un canto al amor? Pues sí, un canto a pleno
pulmón, y aquí tenéis la prueba. El
edificio de las mujeres que renunciaron a los hombres es una novela coral
que podría enmarcarse en el género chick lit; una historia amable, sin
excesivas pretensiones literarias, sobre el amor, la amistad y la
independencia. Y además, nos deja una
pregunta en el aire: ¿se puede renunciar al amor y ser feliz? ¿Lo has
pensado alguna vez?
PS: Y aquí, un par de reflexiones sobre el amor, que sé que es lo que os importa:
«El
amor es como lanzarse al vacío. Los hombres tienen vértigo, por eso se agarran
a sus madres, a sus amigos o a sus juguetes».
«Caminar,
bailar, caerse, envejecer: la vida es una sucesión de desequilibrios». Y
supongo que aquí también incluimos ‘amar’.
tiene una pinta genial!!! y por los que dices me puede gustar muco!!!
ResponderEliminary la portada es maravillosa!!!me encanta esa ilustradora!!
me lo apunto ya!!
besotes
Buenas! Sí, la portada es muy chula. Gracias por leerme. Un beso fuerte!
EliminarHola! No conocía el libro pero parece muy interesante el planteamiento de vivir sin amor. Supongo que ellas quieren renunciar al amor de los hombre, es decir, el amor de pareja y demás. Creo que si uno quiere puede vivir perfectamente sin él ya que hay muchos tipos de amor: amistad, fraternal, el de los padres, etc. Aún así, por mucho que se esté bien sólo creo que nunca se deben cerrar las puertas al amor de pareja ya que nunca se sabe, quizá hay una persona ene l mundo que está hecha para ti, con la que te complementas a la perfección (ojo, con complementar digo que sea una pieza más de tu vida, no con la que sin ella no puedas vivir). En fin, que me lo apunto ;) Un beso!
ResponderEliminarMuy interesante tu reflexión... Y no te digo nada porque no te quiero destripar el libro. Jajaja. Un beso fuerte.
EliminarNo pinta mal, aunque por ahora, voy a dejarlo pasar. Me alegro de que te haya gustado mucho, Dani ;)
ResponderEliminarY qué bonita la portada <3
Un beso.
Gracias, Sergio, por pasarte... Un beso. ¡Buen día!
EliminarNo me llama nada..
ResponderEliminarestas visiones del amor tan destructivas y todo este rollo de q hombres y mujeres somos super mega diferentes, no me va x) yo soy de las románticas, qué le vamos a hacer, para mí el ser humano ha vivido para estar en pareja y no hay nada como encontrar a la persona adecuada y poder compartir tu vida con ella
que si, que se que sueno carca y nada actualizada, pero es que paso de actualizarme con las ideas que hay hoy x) prefiero ser antigua
asi q estos libros generalmente me terminan sacando de quicio
asi que prefiero no leerlos
un beesito
Jajajaja. Qué gracia. Y no, no te preocupes, que no eres una carca. Un beso fuerte.
EliminarPues me encanta todo lo que cuentas del libro. La cosa es que algo me suena el título pero no sabía de qué iba. ¡Me lo apunto!
ResponderEliminarbsos!
Jajajaja. De dejar a un lado el amor. De eso va. Un beso fuerte.
EliminarLe eche el ojo cuando salio y sigo queriendo leerlo pero nunca encuentro el momento.
ResponderEliminarSaludos
Se lee en un par de tardes, es cortito. Un beso.
EliminarNo termina de llamarme esta vez así que lo dejo pasar.
ResponderEliminarBesotes!!!
Sí, tiene una temática muy especial y dirigida a un público concreto. Un beso.
EliminarTiene buenisima pinta. Probablemente le daré una oportunidad. :)
ResponderEliminarYa me dirás algo cuando lo leas. Un beso.
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