Hola a todos. Hoy os traigo la reseña de una novela muy corta, pero que ha sido un placer leer. Se trata de La brisca del cinco, de Marco Malvaldi y publicada por Destino.
Lo primero que me llamó la atención de esta novela fue su
sinopsis, pero no tanto por la historia en sí, que planteaba una típica
historia de novela negra donde se investiga un asesinato, si no por la
presencia de ese grupo de viejos de pueblo, cotillas y cascarrabias. Me seducen
mucho los personajes de ancianos que no se han dado por vencidos sino que creen
que se han ganado el derecho a decir lo que piensan sin tener en cuenta las
consecuencias, sin importarles el efecto de sus rabietas, caiga quien caiga.
En cierto modo recupera
el espíritu de clásicas comedias como aquellas memorables Habitación para cuatro (Amici
miei, Mario Monicelli 1975) o Un
quinteto a lo loco (Amici miei,atto II, Mario Monicelli 1982),
protagonizadas por el gran Ugo Tognazzi, pero relegando en esta ocasión al
grupo a un papel más secundario, comparsa del accidental detective, a la sazón
nieto de uno de los ancianos.
En su vertiente policíaca o negra
la novela es bastante simple, pero efectiva. Hay un crimen por resolver, varios
sospechosos potenciales, un policía ansioso por cerrar el caso y un detective
que no se da por vencido hasta encajar todas las piezas del puzle.
Pero la novela tiene otra dimensión. Es una novela
costumbrista, donde asistimos al conflicto entre un mundo que está
desapareciendo, representado por el grupo de ancianos y su nieto, propietario
del bar donde transcurre gran parte de la acción, una pequeña comunidad rural
estancada en sus viejas costumbres y rituales pugnando por sobrevivir frente a
la invasión de la modernidad del turismo estival que tiende a fagocitar todos
aquellos lugares en los que se instala, convirtiéndolos a todos en sucursales
del mismo horror impersonal.
Toda la novela se impregna de ese ritmo casi indolente de la
comunidad local. El calor propio de determinados momentos del día llega a ser
espeso y sofocante.
Mención aparte merece Massimo, protagonista a su pesar de esta
trama. Consciente de su estancamiento vital en su bar y en su pueblo, tampoco
parece hacer nada por avanzar o escapar del destino que parecen reflejar el
grupo de ancianos. Simplemente parece estar ahí. Incluso se sorprende a sí
mismo emocionándose cuando los ancianos le hacen partícipe de la brisca de
cinco que da título al libro, como un niño al que los mayores le dejan formar
parte algo muy exclusivo y reservado. Pero a pesar de parecer un tipo ajeno a
todo cuanto no le afecta directamente, es inquieto y, sobre todo, cabezota. No
se implica en la investigación por responsabilidad cívica o por hacer justicia
a la víctima, sino porque hay detalles que no le cuadran, no encajan en el
relato de los hechos. Y la cabezonería va a ser su principal motor.
En resumen, una novela breve, apenas 170 páginas, muy
entretenida, ideal para leer en la playa o a la sombra de un árbol. Es la
primera de una serie de tres aventuras detectivescas. Yo por mi parte no me
resistiré a las otras dos que vengan. Solo espero que el protagonismo del grupo
de vejetes aumente en las sucesivas entregas.
Suena interesantísima. Me la apunto para buscarla. Espero que hayas tenido un feliz verano. Besos.
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