Nacida, según cuenta su autor, al calor
del foro dedicado a Apocalipsis Z, de
Manel Loureiro, comparte la misma visión del mundo apocalíptico. Nada de zombis
creativos; zombis puros y duros, implacables, irracionales y letales.
Pero, supongo que buscando una vuelta
de tuerca que dotara a la novela de originalidad, que permitiera destacarla de
entre la ingente cantidad de novelas que han ido surgiendo sobre el tema zombi
en nuestro país, el autor hace una arriesgada apuesta: la voz narrativa es la
segunda persona, convirtiendo al lector en protagonista. Reconozco que al principio
es un poco chocante, pero dándole una oportunidad, no es tan raro. Resulta
hasta interesante. Mientras la leía había pasajes en los que me sentía como
inmerso en un videojuego. Soy un fan de los videojuegos FPS (First Person Shooter o de disparos en primera
persona) como Half-Life, Quake o Unreal y de la saga de Resident Evil, así que, en cierto modo
supongo que la adaptación no me supuso especial dificultad. Aunque aquí, claro,
no tienes ningún control sobre las decisiones del protagonista.
La acción empieza cuando el
protagonista despierta encerrado en una celda, sin tener ningún recuerdo acerca
de su identidad y de las circunstancias que le han llevado hasta allí,
descubriendo que la persona con la que comparte celda está algo peor que
enfermo. Un arranque potente, sin duda, que obliga no obstante a que el nivel
de acción vaya en aumento. La opción de la amnesia es natural ya que así tanto
lector como personaje van avanzando juntos en el descubrimiento de las
incógnitas que el relato va planteando.
Pero, como si no confiara demasiado en
la paciencia del lector respecto a la elección de la voz narrativa principal,
dedica casi un tercio de la novela a reproducir el diario que encuentran en un
momento dado y que, pretendidamente, arrojará luz sobre la identidad del
protagonistas y de algunos de los compañeros que encuentra durante su aventura.
Y digo pretendidamente porque algunas
de estas expectativas luego se ven frustradas. Y este es, a mi juicio, el
aspecto que más lastra la novela: Plantea multitud de incógnitas e
interrogantes sin llegar a resolver satisfactoriamente casi ninguna. No puedes
frustrar tanto a tus lectores sin ofrecerles algunas respuestas satisfactorias.
Todo queda demasiado abierto de cara a una continuación que quién sabe cuándo
verá la luz.
No obstante hay buenas ideas en el
texto: una secta apocalíptica que llega a dar más miedo que los zombis, una
misteriosa niña, contagiada pero que no llega a desarrollar la infección (¿será
la clave de una posible cura?), el papel y el sentido del ejército en un mundo
devastado.
En fin, una novela de zombis que se
esfuerza en destacar y ofrecer algo novedoso en el cada vez más saturado
mercado de literatura zombi de nuestro país.
P.D.: Buscando con Google me he encontrado con la noticia de
que la segunda parte (y por lo visto última) de esta novela se pone a la venta
este mes de julio con el título de Infectus
II. Al parecer solo se puede adquirir por internet en la tienda de la
propia editorial y pronto a través de otros portales. Más información en la web
de la editorial AQUÍ
Una buena noticia para los aficionados y para quienes nos
habíamos quedado con las ganas de tener respuestas. Dos años entre una primera
novela y su continuación, sobre todo cuando todo queda tan abierto, pueden ser
demasiados.
Hola! Por lo que contas y lo que leo en la sinopsis no creo que esta novela sea para mi, no una aficionada a los zombies y además no me gusta demasiado eso de que queden tantos interrogantes sin llegar a resolver, aunque supongo sera resueltos en la segunda parte. Gracias por la reseña.
ResponderEliminarUn beso!