SINOPSIS: «R estaba sentado en la alfombra, junto a la cama, exactamente como le había visto la noche de la tormenta que un año antes nos había cambiado la vida a los dos. Me miraba fijamente y jadeaba, inmóvil, como cuando en verano se tumba al sol en la terraza, envuelto en calor.»
Sentados en una cafetería una tarde de principios de verano, Fer y su madre, Amalia, esperan una llamada que no llega. Durante las horas siguientes, Fer hará lo imposible por ocultar lo que se esconde tras esa temida llamada que puede hacer añicos la calma que se ha instalado en la familia desde que, siendo apenas un cachorro, R llegó a su vida. Pero quizá esa calma sea más precaria de lo que parece. Cuando el teléfono por fin suena, la noche traerá consigo una inesperada compañía, y con ella llegarán un torrente de confesiones, verdades que quizá no lo eran tanto y las cinco letras de un nombre que, tirando del álbum familiar, Fer deberá atreverse a invocar para que la vida vuelva a mostrarle, a él y a los suyos, su mejor versión.Un perro no es solo el retrato del fascinante vínculo entre un hombre y su perro, sino también un remolino de emociones en el que confluyen una mirada tierna y cruda al universo familiar y un homenaje al amor en todas sus manifestaciones.
Esta es la segunda novela que leo de este autor y debo decir
que me gusta su estilo narrativo, cómo cuenta lo que tiene que contar. Tan pronto te ríes en una escena como en la siguiente estás con la lágrima a punto de caer. Es un autor que logra
plasmar con maestría los sentimientos y las emociones de sus personajes. Sus
historias consiguen que no sea una mera espectadora de lo que estoy leyendo,
sino que soy una parte más de sus tramas.
La trama puede parecer sencilla, porque carece prácticamente de
ella, ya que lo es importante para el autor es lo que sucede o lo que se habla durante
las horas de espera en una cafetería de Barcelona. Un perro es el retrato de una familia muy peculiar, aunque siempre
me hago la misma pregunta: ¿qué familia no lo es? Amalia, la madre, es una mujer que casi no ve y se vale de una perra para desenvolverse. Es olvidadiza y a
veces entiende las cosas de aquella manera, aunque conforme avanza la novela
vamos advirtiendo que tiene un tipo de vista muy aguda y que no se le escapa lo
que es esencial. Ella lleva un ritmo diferente al que tienen sus hijos y esto
le hace reflexionar con calma para después hallar la solución a más de un
problema. Salvando las distancias, me ha recordado en muchas situaciones a
Cándida, una mujer que escuchaba hace muchos años en un programa de radio de Gomaespuma.
Durante casi toda
la novela hay un escenario único, y tiene algo de teatral, sin llegar a serlo
porque no tiene tantos diálogos. Esta es una novela de situación, de
personajes, porque no hay ninguno que tenga desperdicio. Si la madre es uno de
estos personajes que te roban el corazón, Fer, el hijo pequeño, también lo es. En
estas horas de espera van saliendo a la luz algunos detalles de esta familia y
sobre todo en qué momento se encuentran cada uno de ellos.
No solo esperan una llamada esperanzadora sobre la situación de
R, el perro de Fer, también es una llamada de atención de unos miembros hacia
otros. Así conocemos por qué Silvia, la hermana mayor ha montado una empresa ecológica
de limpieza, o por qué Emma prefiere sincerarse con Fer antes que con su hermana
mayor o con su madre. Sin embargo, de alguna manera, es Amalia, como una
gallina clueca, la que consigue hacer un hueco bajo el ala a cada uno de sus
hijos.