martes, 18 de julio de 2017

Perdón


Dos jóvenes se encuentran y se enamoran a primera vista. Él es un estudiante de Filosofía que impresiona profundamente a la chica por su elaborado discurso intelectual; parece el hombre perfecto. Se trasladan a un pequeño apartamento, y en los días, semanas y meses posteriores no ven a nadie más. Pero empiezan a surgir sentimientos de malestar en la pareja.Pequeños signos, pequeñas rarezas que sugieren que las cosas podrían no ser como parecen... Esta novela explora el lado más oscuro de la vida cotidiana, con un realismo que raya en lo oníricoy absurdo, y un lenguaje que atrae y sorprende al lector mediante el uso del humor negro.

Quizás haya que ser joven para amar con esa furia, con esa ansia que no deja sitio para nada más. Quizás haya que ser joven y estar absurdamente enamorado para hacer locuras, para que el resto del mundo importe un rábano, para consagrarse a la relación como un devoto. Sí, a veces los amores son así, igual de beneficiosos que de agotadores, igual de luminosos que de oscuros. Es lo que sería un amor-huracán. Y esto es lo que vamos a hablar hoy, de atracciones irresistibles y de encuentros mágicos en la novela Perdón, publicada por Nórdica Libros –en una edición muy sugerente- y escrita por la joven Ida Hegazi Hoyer en la que se narra el enamoramiento a primera vista de un chico y una chica, y su posterior traslado a vivir juntos (a un apartamento pequeño, de grandes ventanas) y a la evolución (o la involución) de esta relación. Y todo es la vez tierno y cruel, maravilloso y sobrecogedor. Hablemos del amor cuando se parece a una locura.
            Los protagonistas son jóvenes, cultos, tienen inquietudes y están dispuestos a amar sin ningún tipo de cortapisas. Es por eso que se dejan llevar, que levantan el freno de mano y siguen siempre adelante, no importa adónde se dirijan. Perdón es la historia de uno de esos amores que salen en la tele, con los que sueñan muchos, pero en la que se enseña también la otra parte: la del desgaste, la de olvidarse de uno mismo, la de convivir con el ansia, con la impaciencia, con el miedo. Ida Hegazi hace un retrato abrumador de una relación de pareja y, como buena narradora, consigue implicar al lector, como si fuéramos el mejor amigo de uno de ellos, como si fuéramos testigos de cómo ese amor rueda cuesta abajo, cada vez a mayor velocidad. La autora no dulcifica nada, no lo infantiliza ni lo mitifica: el amor es así, con sus grandes regalos y sus grandes robos. Cuando se quiere de esta forma, la cara B es también igual de intensa: la soledad, el miedo, la necesidad de saber que todo sigue igual que ayer. O la tristeza al comprobar que no se han cumplido las expectativas, que todo era más bonito antes de que sucediera. 
            Hace falta tener muy claras cuáles son las herramientas narrativas con las que cuentas para abordar un asunto tan complejo y sin una acción potente detrás. La novela narra la subida a la cumbre y la bajada al valle. No hay más, bueno, sí lo hay, pero no puedo contarlo. Es una historia narrada con lentitud, sin prisas, y con un estilo preciosista, que se fija en lo poético y es que tiene capítulos que pueden leerse casi como una poesía. La autora maneja con soltura la musicalidad y la extensión de las frases –y eso que lo estamos leyendo traducido con mucho tacto por Cristina Gómez-Baggethun-, pero notamos que hay vida debajo de las palabras. La narradora es una de las implicadas, la chica de esta pareja, que lo cuenta todo desde su visión, desde su falta de perspectiva, porque ¿qué es estar enamorado sino perder la perspectiva de las cosas? 
            Perdón es una novela sobre lo que suelen decir los enamorados con el paso del tiempo: perdón por no haberte amado más o mejor. Lo que tenemos aquí es un retrato enternecedor y afilado de una pareja joven para la que el amor, en un momento dado, deja de ser suficiente. Entonces, se cuela la decepción, la tristeza, la asfixia. Es una novela lenta –sus cimientos no están en la acción- porque es así como se van transformando los sentimientos, las relaciones. Y cuando uno ama de esa forma –tan desaforada, tan exagerada- a veces sólo queda un final. Uno igual de ansioso, igual de impaciente, igual de grande.
            Esta novela ha ganado el Premio de Literatura de la Unión Europea. 

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