martes, 20 de enero de 2015

El legado


Elizabeth Pringle, nacida antes de la Primera Guerra Mundial, es una solitaria y melancólica mujer para los habitantes de la isla escocesa de Arran, aunque nadie la conozca realmente... Cuando muere, lega su impresionante casa a una completa desconocida, Anna Morrison, a quien observaba treinta años atrás cuando ésta paseaba a su hija Martha en su carrito de bebé. Pero una avanzada demencia impide a Anna llevar una vida normal y recordar nombres e historias, así que ahora le corresponde a Martha descubrir por qué su madre ha heredado esta casa en tan extrañas circunstancias y, al hacerlo, quizá también consiga dejar atrás su propio pasado. Sin embargo primero tendrá que encontrar la respuesta a la pregunta más importante: ¿quién era Elizabeth Pringle? ¿Qué secreto esconde?
 ¿Quién no ha fantaseado alguna vez con que un desconocido le deje en herencia una mansión victoriana, con grandes cortinajes rojos y un jardín florecido? Y ya puestos a pedir, que esté en un sitio precioso ¿en la Toscana, por ejemplo? O en Escocia y que no haya que hacerle muchas obras. Yo espero esa llamada cada día, y aún no he perdido la esperanza. Pues éste es, ni más ni menos, el arranque de El legado, la entretenidísima novela de la periodista británica Kirsty Wark que nos trae Alevosía, la división romántica de Ediciones Siruela, y que nos cuenta, teniendo siempre como escenario principal esa mansión ¡qué envidia!, la historia de dos familias, de dos épocas y de un gran secreto. Aquí caben la intriga, la amistad, el amor y también las flores, todo muy estético. Y es muy curioso: esta novela desprende un delicado halo de misterio, como si fuera un perfume, que va contagiando al lector hasta convertirlo en testigo de primera fila, en uno de los habitantes de la impresionante isla escocesa de Arran, donde tiene lugar esta ficción.
            Kirsty Wark escribe en El legado dos novelas en una, dos historias unidas por una casa. Y su elección narrativa es la de ir intercalando las voces de las mujeres protagonistas, pero lo hace con una precisión milimétrica: un objeto, un paisaje o un sentimiento sirve de percha para dar paso al capítulo siguiente. Dosifica la intriga casi de forma matemática porque detalla la información justa en el momento oportuno, y funciona con la precisión de un reloj. La prosa, por otra parte, se hace invisible para darle todo la relevancia a la historia y además, no hay prisa por narrar. Es un estilo pausado y asequible, que se  para en los detalles, muy acorde con los escenarios escoceses por donde se mueven los personajes. Eso sí, durante las últimas veinte páginas, el ritmo da un acelerón que nos deja agotados.
            ¿Cómo no va a hacer concesiones a la cursilería una historia romántica? Pues claro que sí, es lo que esperamos todos. Aparece en la novela eso de: «Eres mi alma gemela», «Cuando nos besamos somos uno solo», «No volvería a ser la misma sin ti» y todas esas cosas que uno dice mientras está bajo la tontuna del amor, pero, y esto es maravilloso, habla también del amor hacia uno mismo. Uno de los personajes, y no diré cuál, antepone sus principios a cualquier pretendiente, por musculoso que sea. ¡Bravo por los mensajes que abogan por las relaciones maduras y alejadas de los clichés de dependencia! Y os parecerá raro pero El legado es una novela romántica sin excesivo amor, o con el amor justo. Es decir, nada de excesivos empalagos ni de empachos de azúcar, todo sereno y pausado, que por otra parte no está reñido con lo pasional. Y eso se agradece. Ah, tiene su poquito de sexo, por si os lo preguntáis.
            Esta novela, que tiene su equivalente audiovisual en esas películas románticas del fin de semana –pero con mucha más calidad–, no es una historia rosa al uso. ¿Por qué? Porque está muy equilibrada: la cantidad justa de amor, al que se le suman la intriga, la amistad y la evolución personal de los protagonistas. Es una trama entretenida, reposada y sin grandes sobresaltos. Eso sí, la sorpresa del final le da una dimensión nueva a toda la historia (y a mí me puso los vellos de punta). Muy bien cerrada, sí, señor. Y lo voy a decir a bocajarro: las apuestas románticas de Alevosía están muy por encima de la media. Para los soñadores, para los que estéis pensando ya en el verano y en los amores, para los que os guste el turismo rural, El legado es una elección muy acertada. ¿También queréis que un desconocido os deje una casa maravillosa? Pues poneos a la cola.


PS: Me parece una novela de colores vivos, palpitantes: cuántas flores, cuántos paisajes.
PS: Y éste es el poder de la literatura: le debo una visita a Arran, y pronto, porque he estado bicheando por internet y sus paisajes son, como dicen los americanos, breathtaking, vamos, imponentes. 


10 comentarios:

  1. Este tiene muy buena pinta asi que tomo nota para una futura lectura, a ver si me hago con el.

    Saludos

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    1. Una historia de amor bien montada, ya lo verás. Un beso fuerte.

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  2. bueno, yo soy una romántica.. así que a mí me gustan más los amores duraderos y para siempre, no los enamoradizos temporales
    pero habrá que darle una oportunidad :)
    un beesito

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  3. La leí hace poco y la reseña el jueves. Últimamente nisnpisamos las lecturas jajaja
    Estoy de acuerdo con tu reseña. Es una novela francamente bonita
    Besos

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  4. No me llama porque no suelo disfrutar mucho lo romántico xDD
    Un beso <3

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    1. De vez en cuando hay que ponerse un poco romántico. Jajaja. Un beso fuerte. Dani.

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  5. A pesar de ser un género que no toco mucho, este libro me llama mucho la atención.
    Besotes!!!

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    1. Pues te va a gustar porque no está excesivamente edulcorado... Un beso fuerte.

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